Enlace Judío México e Israel.- Las primeras inmigraciones de judíos a Palestina en las primeras décadas del siglo XX se caracterizaron por un arduo trabajo, pero independientemente al trabajo en equipo, existió también un admirable compromiso por el trabajo físico.

NADIA CATTAN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Aquella tierra árida comenzó a ser trabajada y sí, es verdad que la tierra necesitaba ser labrada, pero sería mentira decir que esta relación entre el judío sionista y la tierra fue unilateral, pues al cavar, arar y cultivar, el judío se demostraba a sí mismo que era tan fuerte como capaz; la tierra no sólo otorgaba frutas, vegetales, granos y semillas, también otorgaba al judío sionista una nueva autoestima. El pueblo del libro guardó su literatura y comenzó a vivir el socialismo, pues cultivar sus propios alimentos representaba construir su propio destino.

Los judíos de Palestina no tardaron en elevar su nivel de vida así como el de todos los que estaban alrededor. Lo único que se requería era tener la suficiente inteligencia para quedarse cerca, pues ese inmenso desierto estaba floreciendo y tanto árabes como judíos debían aprovechar aquel progreso.

Pero no todo fue tan fácil, los árabes palestinos se dieron cuenta de la masiva inmigración judía, sutil pero progresiva, y se negaron a compartir la tierra con quien ellos consideraban invasores sionistas. Era tierra de todos y de nadie, formaba parte del Imperio Otomano antes de la Primera Guerra Mundial y posterior a ella, se convirtió en una colonia inglesa. Así que árabes y judíos vieron la oportunidad de construir su propio país, fue así como el conflicto más complejo de Medio Oriente comenzó a echar raíces.