Enlace Judío México e Israel.- En este espacio editorial escribí un artículo en septiembre del 2018 sobre la situación de la comunidad judía de Suecia, que oscila entre 20 mil y 25 mil personas, quienes en ese país durante décadas habían disfrutado del entorno favorable derivado de una sociedad liberal y del respeto a los derechos humanos, empero que enfrentaban hostilidad de los residentes musulmanes en Suecia, número estimado en cerca de un millón, así como de los ultraderechas nacionalistas neonazis. En el presente la situación de los judíos en Suecia, se ha empeorado, particularmente en el puerto marítimo de Malmo, donde viven 2 mil judíos y que de acuerdo al portavoz de esa comunidad, Fedrik Sierdski, de continuar los actos antisemitas, esta podría desaparecer en una década. Malmo tiene 300 mil habitantes, un tercio de ellos de origen musulmán.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

En contraste con el creciente entorno antisemita e inclusive islamafobo, Suecia mantuvo durante la Segunda Guerra Mundial una política de neutralidad al igual que lo hizo en sus relaciones internacionales durante más de un siglo, desde el final de la Guerra Napoleónica en 1815. No obstante, el gobierno sueco hizo algunas concesiones durante la Segunda Guerra Mundial, a veces violó la neutralidad tanto a favor de Alemania como con los aliados de Occidente.

En este sentido, durante la invasión alemana de la Unión Soviética, permitió que la Wehrmacht (Fuerzas de Defensa) usara los ferrocarriles suecos (junio-julio 1941) para transportar a la 163ª División de Infantería Alemana junto con obuses, tanques y armas antiaéreas y municiones asociadas desde Noruega a Finlandia y para los aliados permitió usar sus bases aéreas entre 1944 y 1945. Asimismo, Suecia se convirtió en un refugio de antifascistas y judíos de toda la región. En 1943, después de una orden de deportar a toda la población judía de Dinamarca a los campos de concentración, casi los 8 mil judíos de esa nación fueron puestos a salvo en Suecia. Suecia también se convirtió en un refugio para los judíos de Noruega ocupada por los alemanes.

Desde la postguerra los suecos se sintieron culpables por haber ayudado a los nazis, de ahí, en parte, se explica su “obsesión” de acoger refugiados; Suecia es el país con el mayor incremento demográfico en Europa, por la llegada masiva de inmigrantes en los últimos 10 a 15 años, la gran mayoría de origen musulmán. Desde el 2009 ha permitido la entrada de más de 100 mil refugiados al año. La filosofía humanista de los suecos se extendió a los inmigrantes, ajenos por completo a los valores de la sociedad sueca, en este ámbito, Suecia no ha podido o no ha querido enfrentar el radicalismo islámico.

Así, Suecia pasó del paraíso socialista al paraíso de la Saharia, que es el cuerpo del derecho islámico que rige la conducta humana según los mandamientos de Dios. Suecia se ha convertido “en una sociedad paralizada por el dogmatismo multicultural, que por ninguna circunstancia permitiría la cruz cristiana en las escuelas, o la oración, u otra expresión pública de religiosidad de Occidente, pero que sin embargo, bajo la tolerancia socialdemócrata se postra ante el islamismo, no ya como una religión total, sino como un sistema político totalitario”; los musulmanes se han infiltrado en los partidos políticos para promover sus intereses, contrarios a los valores suecos.

Suecia está siendo desestabilizada por la inmigración de musulmanes y el pandillerismo violento de estos grupos. La policía ya no puede ingresar a diferentes zonas de Estocolmo para sostener la Ley, que se está quedando fuera de la esfera del Estado; el sistema jurídico, pilar en toda sociedad democrática, está colapsando en Suecia.

Johan Patrick Engellau, experto en países desestabilizados, ganador de la Orden de la Medalla de los Serafines de Suecia en el 2011, que ha trabajado en la ONU y en varias ONG europeas en materia de inmigración y refugiados, ha expresado que no se sorprendería si se produjera un conflicto en forma de guerra civil en la Suecia (de 10.2 millones de habitantes), organizada, decente e igualitaria que hemos conocido. Engellau agrega que en algunos lugares del país, la guerra civil probablemente ya ha comenzado, aunque la coalición del gobierno no parece haberse enterado.

Por su parte, Magnus Ranstorp, profesor e investigador sobre el terrorismo y radicalización islámica del Colegio Nacional Sueco de Defensa, ha señalado que en las zonas más peligrosas de la capital, los grupos radicalizados de la comunidad islámica han tomado el poder de las calles y están implantando su propia Ley. En esas áreas, el sentido de la justicia y la paz está amenazado por el hecho de que la policía se está desmoronando. “Estocolmo y toda Suecia se encuentran en una situación desesperada”.

El Servicio de Seguridad Sueca ha advertido que el país está siendo infiltrado por cientos de islamistas que comparten la ideología del Estado Islámico; en muchos lugares los funcionarios políticos solicitan escoltas para desplazarse a sus oficinas. Se considera que incluso si el gobierno sueco decide enfrentar a las bandas criminales islámicas no tendría la capacidad necesaria para revertir la situación, la seguridad y las fuerzas policiacas han sido rebasadas. El 70.0% de los agentes del orden están considerando dejar sus empleos, lo que representa una clara señal de que la fuerza policial está completamente desmoralizada.

En el terreno político, los partidos conservadores y de ultraderecha en Suecia han ido ganando terreno con la bandera de la antiinmigración, impulsan una agenda nacionalista y de supremacismo blanco, son antisemitas, xenófobos, homófobos y racistas.

Suecia se ha convertido en el epicentro de la extrema derecha y el nacionalismo, la llamada derecha alternativa. La llegada de inmigrantes fortaleció a los grupos de extrema derecha no solo en Suecia, sino en todo el mundo.

El partido radical de derecha Los Demócratas de Suecia surgió en 1988 mediante la unión de antiguos miembros de diferentes partidos y organizaciones de ideología fascista y neonazi. En las elecciones generales de ese país en el 2018 obtuvieron 17.3% del total de votos, convirtiéndose en el tercer partido más grandes de Suecia; además son miembros del grupo Conservador y Reformista Europeo en el Parlamento de Europa.

Los Demócratas de Suecia comparten con otras fuerzas conservadoras el escepticismo hacia Bruselas para que Suecia salga de la Unión Europea, el Swexit, opción que no difunde ninguna otra fuerza política del país. Los líderes “más moderados” en su discurso han apartado a los más radicales en un intento por equiparar a su partido con el resto de los países nórdicos que comparten sus ideas, aunque no sus raíces neonazis.

En este entorno de violencia de los radicales del islam y la ultraderecha racista, el futuro de la comunidad judía en Suecia es incierto, con el tiempo abandonarán el que ha sido su lugar por decenios, no irán a Europa donde el antisemitismo está generalizado, probablemente se asentarán en Israel en primer lugar y en EUA y Canadá, principalmente.

 

 

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