Enlace Judío México e Israel – Frente a un escritorio improvisado en el sótano de la congregación Beit Simjat Torá en el centro de Manhattan, Noemi Masliah, revisa una declaración de solicitantes de asilo provenientes de Venezuela.

DANIELLE ZIRI

Masliah es abogada de inmigración. En los últimos meses, es voluntaria en la Congregación Beit Simjat Torá, también conocida como la sinagoga LGBT de Nueva York, que ofrece asesoría legal a solicitantes de asilo.

La Congregación, dirigida por el rabino Sharon Kleinbaum, lanzó una clínica legal sobre inmigración donde los voluntarios ayudan a las personas a completar solicitudes de asilo y a manejarse en el sistema. Mientras que algunos voluntarios, como Masliah, tienen experiencia legal, otros ayudan en la traducción o simplemente para mostrar apoyo.

Al igual que muchos judíos, Masliah dice que la actual crisis de inmigración y el trato de la administración de Trump a indocumentados se ha vuelto “más personal”.

“Los sonidos son muy conocidos. Lo hemos visto antes. Después de la Segunda Guerra Mundial, todos dijeron ‘Nunca más’. Bueno, el nunca está aquí”, dijo a Haaretz.

“¿Cómo podemos rechazar a estas personas? Vimos lo que pasó, ¿cómo podemos justificar hacerlo de nuevo? Estas personas, quieren vivir en Guatemala, quieren vivir en Honduras, no quieren vivir aquí, pero no tienen otra opción … Si pasan por todo esto, lo hacen por una razón . ¿Cómo podemos decir simplemente que no?

Masliah, hija de sobrevivientes del Holocausto, nació en La Habana y emigró a Estados Unidos con su familia cuando tenía 10 años, huyendo de la Revolución Cubana. Su historia personal y el caso de inmigración de John Lennon en los años 70 la llevaron a la ley de inmigración.

Muestras de apoyo en la Congregación Beit Simjat Torá en Nueva York, 17 de julio de 2019. Danielle Ziri

“Somos más que abogados. Yo soy trabajadora social, soy psicóloga”, dijo. “Eso es lo que me encanta de la ley de inmigración, porque es más que formularios. Se trata de vidas y distintos orígenes. Finalmente, todos solo quieren una vida mejor”.

Alrededor de 30 personas se reunieron el pasado miércoles en la Congregación Beit Simjat Torá,. Los asistentes se dividieron en grupos, cada uno frente se sentó junto a una mesa cuadrada llena de documentos y formularios, y ayudó a un solicitante de asilo al que se refieren como “amigo”. En la pared, una pantalla mostraba diapositivas con mensajes de bienvenida a los refugiados.

En algunas mesas, las conversaciones se llevaron a cabo en español, en otras en ruso. Una de las voluntarias sacó un formulario I-589 de una caja de cartón.

“Estas preguntas realmente los obligan a revivir su trauma”, dijo, hojeando el formulario de 10 páginas en el que se les pide a los solicitantes de asilo que describan el daño, el maltrato y las amenazas que enfrentan en su país de origen.

La clínica legal de la congregación opera en asociación con la Coalición del Nuevo Santuario, una red de lugares de culto en el área de Nueva York que ofrece refugio a inmigrantes indocumentados. La coalición, establecida en 2007, tiene como objetivo proporcionar apoyo a cualquier persona que se encuentre en riesgo de detención y deportación.

La coalición está organizada por el reverendo Micah Bucey, ministro de La Iglesia Memorial Judson en Manhattan. Aunque el grupo se ha ocupado de asuntos de inmigración por más de 10 años, ha ampliado su red y sus programas desde que el presidente Donald Trump fue electo.

“El sistema y esta administración están inculcando el miedo y la sensación de peligro y enajenación”, dice Bucey. “Estamos tratando de crear una comunidad”.

La Coalición del Nuevo Santuario administra tres programas principales: una clínica legal, un fondo de bonos para ayudar a rescatar a inmigrantes detenidos y un “programa de acompañamiento” en el que los voluntarios acompañan a inmigrantes durante audiencias judiciales y registros en las oficinas de Inmigración y Aduanas. La coalición también opera una línea telefónica directa, y proporciona santuario físico a corto plazo, como último recurso.

Decenas de sinagogas, como la Congregación Beit Simjat Torá, se han unido a la Coalición del Nuevo Santuario para ayudar a inmigrantes indocumentados que corren el riesgo de ser deportados.

Las congregaciones judías participantes en la ciudad de Nueva York incluyen a Truah, The Village Temple, East End Temple y B’nai Jeshurun. Todos muestran una “S” en un círculo en sus puertas o ventanas como señal de que son parte de la coalición.

Dentro de estas sinagogas, los inmigrantes encuentran voluntarios que proporcionan información sobre sus derechos y si es necesario, los conectan a la coalición. El coordinador de la clínica en la Congregación Beit Simjat Torá, Noah Habeeb, dice que la iniciativa apunta a empoderar a los inmigrantes.

“En la corte de inmigración las personas no tienen derecho a un abogado”, dice. “Existe una gran brecha en el acceso a la justicia y por lo tanto se requieren este tipo de modelos para proporcionar los servicios que la gente necesita”.

Además, la Congregación Beit Simjat Torá brinda ayuda especializada a solicitantes de asilo de la comunidad LGBT.

“Creo que eso es lo importante de este modelo: no sólo proporcionar servicios legales muy necesarios, sino también una sensación de comunidad, aceptación, amabilidad, compasión”, dijo Habeeb. “Pienso y espero que la gente se sienta un poco esperanzada”.

Masliah agregó que aunque su trabajo nunca ha sido fácil, en los últimos años se ha vuelto mucho más estresante. “El sentimiento contra inmigrantes se ha filtrado hacia los jueces”, dijo.

En las últimas semanas, judíos de todo EE.UU. se han movilizado para protestar por el trato que reciben los inmigrantes indocumentados y están participando en el grupo recién formado Never Again Action, que se ha estado reuniendo fuera de los centros del ICE en todo el país.

Varios grupos han adoptado medidas tras las imágenes de inmigrantes hacinados en centros de detención del ICE, durmiendo en pisos de concreto con mantas de aluminio. Un informe de la oficina del inspector general en el Departamento de Seguridad Nacional muestra que las condiciones de detención del ICE son “inseguras e insalubres”, lo que ha impulsado a organizaciones progresistas a participar.

“Las fronteras tienen una razón, pero mantener alejadas a personas que huyen de situaciones horrendas en busca de una vida mejor es despiadado. Podemos acomodarlos a todos sin ningún problema. Tiene que haber una manera”, concluye Masliah.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico