Enlace Judío México e Israel – Detrás de la aparente inocuidad del cigarro electrónico, que tan de moda se ha puesto, hay toda una serie de posibles complicaciones para la salud, de las que aún no somos conscientes. 

No te ofendas, acepto que el título es agresivo pero en verdad eso somos, una manada; una manada que nos volcamos hacia algo de forma masiva para después soltarlo sin ninguna explicación.

Así funciona la moda, si se ponen de moda unos tenis ahí estamos todos con pies iguales, sin embargo, no todas las modas son inofensivas como unos tenis, una bolsa o una marca de ropa, en esta ocasión por ejemplo, el tema que nos atañe es una moda que llegó a imponerse con un producto tan estúpido como nocivo para la salud: el cigarro electrónico.

Todo inició con un hombre estadounidense llamado Herbert Gilbert, que en 1963 patentó en su país un extraño artefacto pequeño y delgado al que llamó: “Cigarro sin tabaco y libre de humo”. Su intención era vender un artilugio seguro e inofensivo, el cual permitía fumar sustituyendo el tabaco y la nicotina por un aire húmedo y aromatizado. La idea sin duda era extraordinaria, lo más atractivo de todo esto es que el objeto ofrecía una cierta variedad de sabores y eso era justo lo que llamaba la atención, pues hasta el sabor a un refinado whisky escocés se encontraba dentro de las opciones.

A pesar de que la idea había surgido y la patente ya estaba hecha, el producto no logró posicionarse dentro de la sociedad, tal vez por desinterés de la gente o tal vez por la poca publicidad que el producto tuvo, lo que es un hecho, es que durante las siguientes décadas, es decir, las décadas de los 70, 80 y 90 el producto estaba ahí, patentado, inventado, pero dormido.

En 2001, una farmacéutica llamada Alexza Pharmaceuticals comenzó a difundir un sistema de medicación llamado Staccato, que consistía en ingerir los medicamentos por medio de inhalación. Debido a su innovadora técnica el sistema de inhalación llamó la atención.

Fue así como de pronto Marlboro despertó y sacó su cigarro electrónico llamado Markten. Lo que siguió después fueron montonales de tabacaleras y farmacéuticas ofreciendo distintos tipos de cigarros electrónicos.

Platico toda esta historia para demostrar que el cigarro electrónico inició como un instrumento destinado a la ayuda durante el proceso en el que un fumador intenta abandonar su adicción al tabaco, nada diferente a los parches, a los chicles o a otros productos inventados para el mismo propósito. Así que lo que ahora me pregunto es en qué momento este cigarro se convirtió en un objeto de moda.

Vayamos a lo más importante, el cigarro electrónico ¿hace o no hace daño? Aquí la respuesta:

Un componente comúnmente presente en los cigarrillos electrónicos es el propilenglicol, que al descomponerse dentro del organismo produce propileno, componente cancerígeno. El glicerol es otro componente nada amigable, que alojado en nuestros pulmones logra causar distintas enfermedades pulmonares. Esto, en el caso de que estemos hablando de cigarros electrónicos que no tienen nicotina, porque en los que si la presentan, el daño es mucho mayor.

Cáncer, enfisema pulmonar y otras enfermedades pulmonares y cardiacas obstructivas son lo que hoy conocemos como los efectos nocivos del tabaquismo, y por lo tanto tratamos de evitarlo, ¿pero ya conocemos los efectos a largo plazo que provoca el cigarro electrónico? No, no los conocemos, mientras tanto un agradecimiento especial a todas aquellas personas que a diario inhalan su jull, serán ellas y sus posibles futuras enfermedades las que nos demuestren al resto de la sociedad los efectos del cigarro electrónico a largo plazo. Una vez dicho esto, una disculpa por el sarcasmo.

Como siempre, la parte más injusta de estos temas son los fumadores pasivos, al igual que en el tabaquismo convencional los fumadores pasivos del cigarro electrónico introducen a sus pulmones volátiles partículas que alcanzan hasta las 2.5 micras de diámetro, nada buenas para el organismo, además de aumentar el nivel de corinina en la sangre.

Si, es cierto, el cigarro electrónico es mucho menos nocivo que el cigarro convencional, pero eso no significa que sea bueno. He visto a padres de familia permitiendo sin ninguna preocupación que sus hijos lleven su jull a todos lados, sé que a veces los adolescentes no escuchan a sus padres ¿pero en verdad nos vamos a rendir tan fácil?

Los cigarros electrónicos se inventaron como sustituto para los fumadores, no para que los adolescentes se sientan grandes inhalando un artefacto extraño, y todo esto por el motivo que somos parte de una estampida que, frenéticamente, perseguimos lo que se pone de moda, no importa qué tan nocivo o absurdo sea.

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío