Enlace Judío México e Israel – Todos nos sabemos la típica teoría del orden en que nacemos: que los hermanos grandes no saben compartir, que los chicos son unos consentidos y que los medianos no tienen personalidad. Sin embargo, entre paisanos, el orden en que nacemos dicta mucho, pero mucho más que eso.

Los hijos grandes.

Psicológicamente los hermanos grandes tienden a seguir la conducta de los papás. Y además en el ámbito paisano árabe, además de esto llevan el nombre del papá de su papá o la mamá de su mamá; situación que según Gabriel García Márquez define mucho la personalidad y suerte de una persona.

Ósea digamos que si el papá es doctor es más probable que el hijo grande estudie medicina y que el hijo chico se haga rockero, ¿me entienden?

Los hijos grandes tienden a ser responsables, perfeccionistas y muchas veces un poco “up tight” por decirlo de alguna manera. Sienten la presión de toda la familia, desde antes de nacer ya tienen nombre, a que se van a dedicar y, gracias a d-os ya no, con quien se van a casar.

Los de en medio.

Por lo general los hijos de en medio se vuelven completamente diferentes a los hijos grandes, como un rol ya se cumplió en la familia… ellos naturalmente toman el otro extremo. Si el hijo grande es experto en complacer a los papás el mediano probablemente sea el rebelde, o viceversa.

En nuestra comunidad muchas veces son niños más apegados al lado de la mamá, pues no tienen ni el nombre del abuelo paterno ni la presión. Por lo general son gente con la cuál es más fácil ponerse de acuerdo, son diplomáticos y saben ceder.

Se caracterizan más por tener expectativas realistas y más tolerancia a la frustración. Tienden a ser los más independientes de la familia. Pues los papás están ocupados consintiendo al chico y encontentando al grande.

Tienden a hacer excelentes amistades.

Los chiquitos.

Lo más chistoso de estos hermanos es que tienen un nombre completamente diferente al de toda la familia (en especial los árabes). Los papás de estos niños deciden ponerles un nombre “cool” o de moda como Daniela, Sofía, Alan, Gabriel mientras que sus hijos grandes se llaman de lo más tradicional que existe como Fortuna, Moises, Jaime o Emilia.

Por lo general los papás aflojan la mano de lo estrictos para este momento y los niños tienden a salirse con la suya mucho más fácil que sus hermanos grandes. Suelen tener menos responsabilidades y por lo general su carácter es muy afectivo, sociable y les gusta hacer reír a la gente.

 


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