Enlace Judío México e Israel.- El auto fue construido para ganar la carrera Berlín-Roma, que iba a celebrar el pacto de acero entre la Alemania nazi y la Italia fascista. Pero estalló la Segunda Guerra Mundial y la carrera no se pudo celebrar.

Ferdinand Porsche era un respetado ingeniero de Volkswagen cuando en 1939 recibió el encargo del Cuerpo Nacionalsocialista del Motor para diseñar un modelo capaz de ganar la carrera Berlín-Roma, planeada para celebrar el “pacto de acero” entre la Alemania nazi y la Italia fascista. Poco después estalló la Segunda Guerra Mundial y el evento deportivo no se pudo celebrar.

El diseñador, miembro del partido nazi y de las SS, se lo quedó y lo condujo a diario en esos tiempos convulsos. Tras la guerra, Porsche fue encarcelado en Dijon como colaborador del régimen de Hitler. Sotheby’s sabía que la historia del vehículo le confería un aire comercial indiscutible.

Por eso habían promocionado el modelo Tipo 64 de 1939 como “el Porsche nazi” y “el antepasado” de los Porsche dado que los famosos modelos deportivos aparecieron sólo en 1948, de la mano del hijo de Ferdinand, Ferry Porsche, que había recuperado la empresa de su padre, requisada tras la guerra.

Definitivamente los organizadores se sentían felices cuando, el pasado sábado por la noche, las luces se apagaron en el centro de subastas Sotheby’s de Monterrey, en California. Y se empezó a proyectar el video promocional del que sería la pieza de caza mayor de la cita. Un ejemplar por el que esperaban obtener al menos 20 millones de dólares. Un cupé plateado que en su juventud lucía un color negro.

Minutos después, el avispeo y los gritos de los coleccionistas que querían pujar fuera de la sala denotaba la magnitud del fiasco que acababa de suceder. Tras el video comenzó el parlamento del maestro de ceremonias : “Este es el único modelo que sobrevive que condujo personalmente Ferdinand Porsche”.

Y la farsa comenzó: anunció que la puja se abriría en 30 millones de dólares, una cifra que hizo que la audiencia se dividiera entre risas y vítores. No era broma. Esa cantidad se reflejaba en el luminoso. Después, el subastador se hizo eco de una rápida oferta de 70 millones de dólares, que hizo levantarse al respetable. Los teléfonos móviles de los asistentes trataban de captar el momento histórico.

En esa confusión, el subastador se desdijo. En realidad había querido decir que la subasta empezaba en 13 y no en 30 millones de la misma manera que el comprador había ofrecido 17 y no 70 millones. La pronunciación de esos pares de cifras en inglés es parecida.

El daño al rigor de Sotheby’s ya estaba hecho. La pantalla pasó instantáneamente de 70 a 17. La multitud aullaba por el despropósito. La gente se puso en pie pero esta vez para marcharse con un runrún de abucheos de fondo. La pieza estrella no se había rematado.

El modelo tipo 64 de 1939 es una auténtica joya para los coleccionistas de coches. Parte de su encanto tiene que ver con que fue diseñado y conducido por Ferdinand Porsche, el fundador de la marca AG Porsche en 1931.

También con que los expertos consideren que sus faros, línea de techo y pequeño capó redondeados prefiguran la filosofía del diseño inicial del primer Porsche, el 356 Gmünd Coupe de 1948 y otros modelos míticos posteriores como el 911 y el Cayman.

El considerado mejor diseñador automovilístico del siglo XX estampó su propio nombre al frente del vehículo diez años más tarde, en una señal inequívoca de aprecio.

Alexander Weaver, especialista en automóviles de Sotheby’s, explicó a Bloomberg: “Si el Sr. Porsche pensó en su día que era lo suficientemente bueno para llevar la insignia de Porsche, entonces sí, yo sí que lo llamaría un Porsche”.

Pero el tipo 64 no es técnicamente un “Porsche”. Volskwagen suministró su motor y la mayoría de sus piezas con algunos componentes Fiat. Por aquel entonces Ferdinand Porsche construía autos para varias marcas como Daimler.

Un año antes, el ingeniero austriaco había patentado el Volkswagen tipo 1, más conocido como “escarabajo”, un modelo utilitario que se popularizaría primero en la Alemania nazi y después en el resto del mundo.

La empresa y el museo Porsche se desmarcaron de la venta e hicieron comentarios sobre la nomenclatura “Porsche” del vehículo subastado.

“¡Qué estafa! Esto pudo funcionar para Bansky, pero no aquí”. Algunos de los coleccionistas lo compararon con la desafortunada puja de Sotheby’s en Londres en 2018 en la que tras cerrarse la compraventa de “Niña con globo” por más de un millón de euros, ésta se autodestruyó, ante la incredulidad de los espectadores.

Johnny Shaughnessy, un coleccionista del sur de California, testigo presencial el sábado calificó la subasta de “broma” para Bloomberg: “Lisa y llanamente han perdido la credibilidad. Mi padre podría haber comprado ese auto por 5 millones hace años. El modelo ya está algo pasado de años, y nadie lo quiere“.

Sotheby excusó los errores en un comunicado posterior: “A medida que se abrió la licitación, los incrementos se mostraron incorrectamente en la pantalla, causando una desafortunada confusión en la sala. Un error que nos paso desapercibido y no era intencionado. Un desafortunado malentendido amplificado por la emoción en la sala”.

La subasta concluyó minutos después toda vez que nadie en la sala se movió de los 17 millones, cantidad insuficiente. En el catálogo de subastas de RM Sotheby aparece como “todavía a la venta”.

 

 

Fuente:clarin.com