Enlace Judío México e Israel.- A mediados del siglo pasado, me dijeron que la primera lección que recibe un joven que ingresa a una escuela de periodismo es que cuando un perro muerde a un hombre no es noticia; pero cuando un hombre muerde a un perro, eso sí que es noticia. Entonces, lo que está sucediendo con las dos congresistas estadounidenses de raza negra y religión musulmana, Rashida Tlaib e Ilhan Omar, es que se han vuelto famosas por criticar al gobierno israelí y por adherirse al movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), cuando la gran mayoría del pueblo estadounidense está a favor de Israel. Vemos así, que esas dos congresistas han acaparado los medios de información por tener ideas contrarias y manifestarse duramente, no sólo contra Israel y su política, sino también contra la población judía norteamericana.

ANDRÉ MOUSSALI PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Se debe mencionar que hay 430 representantes en el Congreso de Estados Unidos que son elegidos por un periodo de 2 años, y un centenar de senadores que son elegidos por 6 años. Lo que ha llamado la atención y le ha dado tanta importancia a estas dos mujeres es el criterio de los medios de información: Criticar a los judíos es lo que vende; por eso los medios se han convertido en un travesti de la comunicación. Dar tanta importancia a estas congresistas es algo inusitado. Más aún, cuando Donald Trump les ha pedido que vuelvan a sus países de origen y, como respuesta, Rashida Tlaib le ha contestado al presidente con palabras altisonantes. Mientras más vulgar es la respuesta, más atrae la atención y más vende.

Pero hay algo todavía más importante y preocupante que mencionar. El porcentaje de judíos estadounidenses que considera que un Israel próspero es vital para el futuro a largo plazo del pueblo judío, se redujo de 79% en 2018, a 72% en lo que va de 2019.

Las relaciones fuertes y cercanas entre los judíos estadounidenses e israelíes son fundamentales para garantizar la vitalidad y el bienestar de las dos comunidades judías más grandes del mundo. Esa premisa ha sido durante mucho tiempo la piedra angular de su codependencia, reforzando su misión compartida de fortalecer la seguridad y la continuidad judía.

Eso, por supuesto, no significa que todos los judíos israelíes y estadounidenses estén de acuerdo en todos los temas, ni tampoco que se entiendan necesariamente tanto como sería deseable. La división sobre los problemas del pluralismo religioso (hay judíos conservadores y una gran mayoría de judíos reformistas) y en los enfoques sobre el proceso de paz, se encuentran entre los abismos más serios para algunos. Una serie de programas creados por organizaciones judías de Estados Unidos y el gobierno israelí a lo largo de años (como el proyecto “Taglit-Birthright”, que ha llevado a más de 600,000 judíos norteamericanos y del resto del mundo a Israel) destinada a desarrollar una comprensión más profunda de Israel por parte de los judíos estadounidenses y viceversa, ha tenido algunos avances, pero no ha logrado que la mayoría de los israelíes y los judíos de Estados Unidos interactúan activamente y se conozcan .

La mayoría, 59%, de los judíos estadounidenses nunca ha visitado Israel; el 16% ha hecho el viaje una sola vez y, el 15%, entre 2 y 5 veces, según la última encuesta anual del Comité Judío Norteamericano (AJC). Entre los judíos estadounidenses, sólo el 10% ha visitado Israel al menos 5 veces, casi la mitad perteneciente a la comunidad ortodoxa.

Hay una necesidad urgente de intensificar los esfuerzos para fortalecer las relaciones entre los judíos estadounidenses y los israelíes para profundizar el entendimiento mutuo. La encuesta de AJC publicada en junio encontró que el porcentaje de quienes están de acuerdo en que “preocuparse por Israel es una parte muy importante de mi ser judío”, disminuyó del 70% en 2018 al 62% en lo que va de 2019. En cambio, el porcentaje de desacuerdo aumentó del 9% al 15%.

Mientras más jóvenes son los encuestados, menos inclinados están a aceptar la importancia de Israel para la identidad judía. Por lo tanto, mientras que el 72% de los mayores de 65 años y el 77% de los que están entre 50 y 64 años están de acuerdo, sólo el 53% del grupo entre 30 y 49 años lo está. Por el contrario, en el grupo de edad de los 18 a 29 años solo el 44% está de acuerdo, una caída dramática respecto al año anterior cuando todavía el 68% estaba de acuerdo y sólo el 32% no estaba de acuerdo.

Esta caída se hizo también notoria entre todas las edades. En 2018, el 72% del grupo de 30 a 49 años; el 89% de los de 50 a 64 años y el 87% de los de 65 y más coincidieron en que un Estado próspero de Israel es vital para el futuro del pueblo judío.

En ciertas cuestiones de política, la división por edad también es pronunciada. Cuando se inquirió si Israel debería estar dispuesto a desmantelar todos los asentamientos como parte de un acuerdo de paz con los palestinos, 40% de quienes tienen entre 19 y 29 dijeron que sí, mientras que sólo lo hicieron el 27% de los de 30 a 49 años, el 22% de los de 50 a 64 y el 13% de los 65 en adelante. Por otro lado, la proporción de judíos estadounidenses que espera que los lazos entre ellos y los judíos de Israel se debiliten en los próximos 5 años, aumentó de 14% en 2017 a 24% en 2019; y, quienes esperan que los lazos se fortalezcan en 2024, disminuyeron de 25% a 18%.

Sobre si una diáspora próspera, es decir en este caso una comunidad judía estadounidense próspera, es vital para el futuro del pueblo judío, existe poca discrepancia entre las edades. En 2019, el 65% dijo que es vital para el futuro a largo plazo del pueblo judío, en comparación con el 69% hace un año.

Los hallazgos de la encuesta de la AJC deberían incrementar la preocupación sobre dónde se ubican los judíos estadounidenses más jóvenes en lo que respecta a Israel. Es uno de los temas que el equipo del AJC sobre las relaciones Israel-Diáspora está abordando, mediante la evaluación de las diferencias entre las dos comunidades sobre religión, política e identidad, y también la brecha que amenaza la unidad entre ortodoxos y reformistas. Revertir la indiferencia o el desapego hacia Israel entre los jóvenes estadounidenses debe ser una prioridad.

Recuerdo una frase que me repetían los rabinos de mi juventud: “Un judío es responsable de todos los judíos, sean estos reformistas, conservadores u ortodoxos, porque para nuestros enemigos no existe distinción entre las diversas ramas del judaísmo. Para ellos, todos somos y seguiremos siendo el pueblo más odiado, porque es un odio irracional.

 

 

 

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