Enlace Judío México e Israel.- Desde el cese de hostilidades tras la corta, pero intensa guerra que liberó Israel contra Líbano básicamente a través de Hezbolá (El Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano) en el 2006, la frontera de Líbano con Israel había tenido relativa calma, misma que se interrumpió en el 2018 cuando caza-bombarderos israelíes invadieron el espacio libanés para atacar blancos militares del Ejército Sirio, aliado incondicional de Irán. Irán se ha expandido en Siria, con presencia de sus tropas y con las de Hezbolá; las milicias de los terroristas de Hezbolá han tenido un papel relevante para que el presidente Bashar Al Assad haya vencido la oposición a su régimen. La presencia iraní en la frontera israelí con Siria, es inadmisible para la seguridad de Israel; Irán y Hezbolá pretenden “borrar” a este último país del mapa.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

El enfrentamiento de 33 días en junio del 2006, fue costoso para Hezbolá y para Israel; Hezbolá perdió capital político al atacar territorio israelí más allá de la línea azul, la frontera establecida por Naciones Unidas, ya que con su provocación militar generó una respuesta israelí devastadora sobre Líbano. Por su parte, la dirigencia militar y política de Israel también pagó un precio por no terminar definitivamente una guerra que provocó un desplazamiento masivo interno de civiles israelíes al sur del país.

En el presente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se han puesto en alerta ante la fortaleza que ha adquirido Hezbolá desde el conflicto bélico del 2006 y por su plan para introducir 5000 combatientes por vía subterránea a Israel y conquistar la Galilea; en este sentido, en diciembre pasado Israel lanzó su operación Escudo del Norte para desmantelar los túneles. Por su parte, Hezbolá ha negado que los túneles forman parte de un plan de ataque y ha asegurado que la operación israelí “no ha afectado ni en un 10.0% a su plan para tomar la Galilea”.

Las FDI han reconocido que Hezbolá dispone actualmente de mayores capacidades militares que en el 2006; algunos expertos militares señalan la elevada preparación de las tropas de élite de Hezbolá y que además posee 150,000 misiles que pueden alcanzar cualquier punto de Israel. Asimismo, Hezbolá ha adquirido experiencia para dirigir operaciones de gran envergadura.

Un comandante de alto rango de Hezbolá, bajo un seudónimo, declaró recientemente a los medios de comunicación, que tiene a su cargo a 800 combatientes en la frontera entre Israel y Líbano preparados para enfrentar al enemigo y que la guerra con Israel no será como las anteriores porque su posición en los Altos del Golán, ahora que prácticamente terminó la guerra civil en Siria, le permite abrir un Segundo Frente contra Israel y que las capacidades actuales de Hezbolá son ahora mayores para una respuesta militar; entre otros equipos, posee aviones no tripulados y armas antiaéreas y navales.

Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá explicó el 12 de julio pasado en la cadena de televisión Al-Manar, órgano oficial de comunicación del grupo, un mapa de territorio israelí, a través del cual amenazó con atacar objetivos estratégicos como el Aeropuerto Internacional Ben Gurión, la instalación nuclear de Dimona, un central eléctrico de Hedera, el puerto de Ashdot y los tanques de amoniaco en la ciudad de Haifa.

Las autoridades israelíes han indicado que el grupo terrorista Hezbolá no hace distinción entre objetivos civiles y militares y ha mostrado en el pasado que aterrorizar a civiles israelíes es una prioridad máxima en futuras guerras. Nazrallah también amenazó con golpear la sede de las FDI en el corazón de Tel-Aviv, así como una serie de bases de la fuerza aérea. Sin embargo las circunstancias que enfrenta hoy día Hezbolá “no son convenientes para un conflicto con Israel debido a su continua participación en la guerra en Siria y porque no quiere socavar sus logros en el sistema político libanes, reflejados en los resultados de las elecciones de mayo del 2018 y en la composición del nuevo gobierno, donde el peso de Hezbolá aumentó y representa la mayoría de los ministros; Hezbolá tiene el poder de veto sobre las decisiones del gobierno y controla ministerios claves con grandes presupuestos: Un evento militar puede poner en peligro estos logros.

Por otra parte, la involucración de Hezbolá en la guerra de Siria en el último lustro le ha significado un elevado costo en vidas y en sus finanzas: 1,800 combatientes murieron y 8,000 resultaron heridos. Hezbolá ha tenido que dar apoyo financiero a las familias de los muertos y destinar recursos para la rehabilitación de los heridos. Asimismo, la difícil situación económica de Líbano, dificulta a que Hezbolá utilice fondos estatales. La crisis económica que vive Líbano ha sacado a los libaneses a las calles para protestar contra las medidas de austeridad del Ejecutivo.

En este contexto, el largo historial de casos de corrupción en Líbano y la mala gestión económica ha llevado a condicionar la ayuda internacional y a que el gobierno implemente una política de austeridad eficaz para reducir la deuda equivalente a 150% del PIB (75,800 millones de euros) y a cambios en la gobernanza.

El 30% de los libaneses vive bajo el umbral de la pobreza según datos de la ONU. Las infraestructuras se caen literalmente a pedazos, los cortes de electricidad son diarios y la población sufre el abuso de mafias que abastecen de agua y electricidad.

La desigualdad social es también amplia, el 60% de la riqueza nacional está concentrada en las manos del 10% de los libaneses. La clase capitalista libanesa es una clase rentista que no produce casi nada. Los sectores agrícola e industrial tan solo cuentan por el 11% del PIB. “Si estalla una guerra, los ricos solo tienen que hacer un clic para poner a salvo sus fortunas en un banco suizo”.

El Gobierno teme que el descontento social arrastre el país al caos. Los dos anteriores ejecutivos vieron pasar de largo las protestas de la primavera árabe en 2011, han resistido ocho años al contagio de la guerra siria y sorteado un conflicto social tras acoger a 1.5 millones de sirios, 25.0% de la población.

Otro factor importante en la debilidad de las finanzas de Hezbolá son las sanciones que le impuso la administración de EUA a Irán el principal contribuyente del presupuesto anual de Hezbolá. Irán otorga a Hezbolá alrededor de 700 millones de dólares anuales del total del presupuesto de este grupo de alrededor de 1,100 millones de dólares. La difícil situación económica que experimenta Hezbolá le ha llevado a reducir salarios y beneficios del personal de su nómina. El salario de los combatientes casados se ha reducido en 50.0% y de los combatientes solteros aún más. Los ingresos de proveedores de servicios en nombre de Hezbolá en comunicaciones, educación y medicina también se han reducido y algunos de los empleados de las instituciones religiosas de Hezbolá no han recibido sus salarios durante meses; Hezbolá ha cerrado varios cientos de oficinas para reducir los costos de alquiler y ha dejado de contratar nuevos empleados. Asimismo, ha hecho un llamamiento al público en general para aumentar las donaciones con alcancías para la caridad que se han colgado en lugares públicos.

Las dificultades económicas de Hezbolá se evalúan como temporales. Irán, a través de Hezbolá, tarde que temprano desatará una guerra contra Israel; el enfrentamiento podría extenderse por toda Siria y Líbano, son ciudades israelíes golpeadas al igual que objetivos estratégicos de Irán. De hecho, desde hace varios años que se libra una lucha de baja intensidad en la que los israelíes han intentado evitar que las sofisticadas armas de Irán, como misiles de largo alcance, lleguen desde Irán a manos de Hezbolá en Líbano. Varios convoyes fueron interceptados. También se bombardearon varios arsenales.

La guerra en Siria le dio a Irán la posibilidad de abrir un frente directo contra Israel en su frontera norte. De acuerdo a fuentes israelíes, se establecieron allí una serie de instalaciones, depósitos de armas, defensas antiaéreas, principalmente. Israel ha dejado en claro que no permitirá que las sofisticadas defensas aéreas iraníes sean desplegadas en Siria, lo que pondría el espacio aéreo israelí a su alcance y cerraría en la práctica las rutas de la aviación.

Las potencias extranjeras no están en buena situación para influir en ninguna de las dos partes, aunque Rusia tiene relaciones con Irán, no ha hecho nada para limitar la libertad de movimiento de la fuerza aérea israelí sobre los cielos de Líbano y Siria, Rusia tiene una base militar en Siria y el vacío estadounidense ahí, está siendo ocupado por Rusia, aunque Israel no pude confiar en que Rusia defienda los intereses israelíes de la misma manera que EUA; de aquí que Israel no descarte la posibilidad de atacar solo a Hezbolá para evitar que se convierta en una fuerza dominante en la región.

Israel no tiene ninguna posibilidad de negociar directamente con Irán o Hezbolá quienes pretenden su destrucción. En este ámbito, es posible que Arabia Saudita abriera su espacio aéreo a Israel para atacar a Irán.

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.