Enlace Judío México e Israel.- El lunes de esta semana, la Unión de Empresarios para la Tecnología en la Educación (UNETE) celebró su vigésimo aniversario. Por casualidad del destino, fuimos nueve quienes la fundamos, precisamente el día 9 del mes 9 del año 1999 y en un piso 19. Se trata de una organización no lucrativa dedicada a generar igualdad de oportunidades en torno al uso de las tecnologías, para la mejora de la educación pública del país.

ANTONIO M. PRIDA

La idea de fundarla surgió durante una plática de café al término de una cena en mi casa, en la que mi amigo Claudio X. González Guajardo nos compartió la noticia de que había participado junto con el presidente Zedillo, con quien entonces trabajaba, en la inauguración de una aula de medios donada por el inolvidable filántropo nonagenario de origen judío, don Max Shein (Q.E.P.D.), quien tras regresar de un viaje a Israel, había decidido dedicar sus últimos años de vida a equipar con computadoras y acceso a Internet al mayor número posible de escuelas públicas del país –en momentos en los que prácticamente todas las escuelas de Israel ya tenían acceso– y en México muy pocas instituciones contaban con dicho apoyo.

Fue así, que mi otro amigo, Roberto Sánchez Mejorada, nos acercó con Roberto Shapiro Shein –nieto de don Max y hoy presidente de UNETE–, a quien conocía de sus tiempos mozos en los que colaboraba con él como fotógrafo, para ofrecerles apoyo a efecto de institucionalizar lo que entonces nos pareció un reto fundamental que México debía enfrentar para evitar quedarse atrás en la Revolución Tecnológica que en ese entonces comenzaba a impulsar al mundo.

La generosidad de don Max nos permitió a ocho personas más, incluyendo a su hija Yvonne, sumarnos a su proyecto para conformar junto con él, un noneto de fundadores que hoy día se ve enriquecido en nuestro Patronato, con muchos otros fantásticos seres humanos con quienes hemos impulsado a la institución a donde ahora está: 9,300 escuelas públicas equipadas con alrededor de 25 computadoras nuevas cada una, con supervisión y mantenimiento, acceso a Internet, producción de material educativo y capacitación de maestros, beneficiando a más de 2 millones 700 mil alumnos por ciclo escolar, números que crecen exponencialmente.

El esquema original tuvo éxito debido a que participaban empresarios privados con el 50% del costo de cada aula de medios, el Gobierno Federal con 20%, el Gobierno Estatal con otro 20% y la comunidad beneficiada con el 10% restante. La participación federal solía aportarse mediante el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE) y el proyecto se veía enriquecido a través de la donación por parte de Microsoft de todos sus productos. Dado que las comunidades beneficiadas carecen de capacidad económica para aportar dinero, los padres de familia han contribuido acondicionando el aula de medios, proveyendo los materiales consumibles como papel y tinta, y cuidando los equipos instalados.

Desde luego, dicho esquema se ha sofisticado a través de los años, y se ha complementado con programas como el “redondeo” que materializó la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales) el cual llegó a realizar más de 75 millones de operaciones en un sólo año, y el de “Goles por la Educación” de Televisa, entre muchos otros, así como con los apoyos que a lo largo de los años ha brindado el Nacional Monte de Piedad.

Debido a los avances logrados en el equipamiento de las escuelas públicas del país, UNETE ha migrado paulatinamente de dicha actividad al acompañamiento de las escuelas, proveyendo profesionales que no sólo capacitan a los maestros, sino se quedan con ellos durante todo el ciclo escolar para asegurar que se “les saque” a las computadoras el mayor beneficio posible, a efecto de lograr la mejora de la calidad educativa.

A sus 20 años de edad, UNETE se encamina a incursionar los fértiles caminos de la Inteligencia Artificial, para aprovechar cerca de 130 millones de registros de diversos aspectos del sistema educativo nacional con que cuenta, utilizando las técnicas de la minería de datos, a fin de predecir el impacto de sus propios proyectos y, eventualmente, prestar dichos servicios a otras instituciones y aún al Gobierno, para el diseño e implementación de políticas públicas que favorezcan un aprendizaje individualizado.

El reto hará necesario incorporar a la institución jóvenes talentos que, junto con el liderazgo de su actual director, Alejandro Almazán, le permita dar ese inmenso salto que no tendrá otro límite que el cielo.

 

 

Fuente:elsemanario.com