Enlace Judío México e Israel.- Una campaña en aumento por parte de Israel para despuntar la amenaza presentada por el aliado de Irán, Hezbolá, y el rechazo desde más allá de las fronteras de Israel, están incrementando el riesgo de que las dos partes tropiecen en otra guerra.

FELICIA SCHWARTZ

En lo que es conocido en Israel como “la guerra entre las guerras”, Israel ha estado atacando objetivos en Siria durante años para tratar de impedir que Teherán mueva suministros militares a su aliado libanés. Más recientemente, aumentando el riesgo de conflicto, expandió esa campaña a Líbano e Irak.

Hezbolá respondió la semana pasada, disparando misiles antitanque dentro de esta pequeña comunidad agrícola sobre la frontera libanesa.

Funcionarios militares israelíes dijeron que Hezbolá había cruzado una línea al disparar dentro de una zona civil en lugar de un sitio militar cerrado. “Estos son lugares a los que Hezbolá no debe llevar la guerra entre guerras porque terminará en una guerra,” dijo un funcionario militar israelí.

Israel ha ampliado la campaña mientras el Primer Ministro Benjamín Netanyahu lucha por aferrarse a su puesto, enfrentando el martes una puja por la reelección.

Netanyahu habla regularmente acerca de la necesidad de Israel de combatir la agresión iraní, pero Israel ha admitido sólo algunos detalles de la campaña militar.

Israel ha confiado en vigilancia de alta tecnología para rastrear lo que sus funcionarios dicen son intentos de Hezbolá por fabricar misiles guiados por precisión y construir túneles dentro del norte del país.

La campaña incluye también operaciones psicológicas. La semana pasada, Israel escenificó la evacuación de un soldado aparentemente herido para engañar a Hezbolá para que afirme víctimas israelíes después de su ataque en Avivim. El ataque dejó dos cráteres circulares y un gran parche de pasto quemado.

En las cercanas Granjas de Shebaa, una franja pequeña de tierra disputada, controlada por Israel, que limita con Líbano y los Altos del Golán, los combatientes se han acostumbrado a intercambiar disparos. El área de aproximadamente 10 millas cuadradas está rodeada por redes de misiles y equipo de interferencia, entre otras defensas con el propósito de interceptar el fuego inminente de Hezbolá.

En otras partes, junto a la frontera entre Líbano, Israel usa drones y otros medios de vigilancia y recolección de inteligencia para monitorear las actividades de Hezbolá. Han sido posicionados maniquíes en jeeps para engañar a Hezbolá acerca de dónde están estacionadas las fuerzas israelíes.

Aun antes del estallido de la semana pasada, las hostilidades eran elevadas. El presidente libanés Michel Aoun llamó a un ataque con dron a fines de agosto en un suburbio de Beirut el equivalente a una declaración de guerra que “nos permite recurrir a nuestro derecho a defender nuestra soberanía.” Él apeló a EE.UU y Francia para que intervengan para calmar la situación.

El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, prometió el martes atacar vehículos militares israelíes en su próximo ataque.

Funcionarios israelíes, actuales y anteriores, admiten que la campaña de Israel se está sumando a las tensiones. Pero dicen que el escenario alternativo es inaceptable: permitir a un enemigo obtener tecnología de misiles que podría desbordar las defensas de Israel y facilitaría ataques furtivos.

“Si alguien no está preparado para arriesgar algo, no ganará nada,” dijo Yaakov Amidror, que fue asesor en seguridad nacional israelí del 2011 al 2013 y ahora está en el Instituto Jerusalén para Estrategia y Seguridad. “Aquí podríamos perder la capacidad de defendernos si ellos tienen éxito en construir sobre lo que ya tienen.”

El entrenamiento en boxeo continuó esta semana, cuando el grupo libanés dijo el lunes que había derribado un dron israelí, y milicias con base en Siria dispararon cohetes a Israel luego de un informe de que un ataque aéreo había matado a militantes apoyados por Teherán cerca de la frontera entre Irak y Siria. Funcionarios israelíes dijeron que el dron cayó debido a un problema técnico.

Hezbolá e Israel han luchado dos guerras totales, más recientemente en el 2006. Las fuerzas israelíes experimentaron 18 años de guerrilla sanguinaria mientras retenían una zona de seguridad en el sur de Líbano, antes de retirarse en el año 2000.

En el 2006, después de que Hezbolá capturó a dos soldados israelíes en un ataque transfronterizo, Israel lanzó un ataque masivo sobre Líbano, durante el cual Hezbolá disparó miles de cohetes al norte de Israel. La guerra de 34 días tuvo como resultad las muertes de 165 soldados y civiles israelíes y al menos 1,100 combatientes de Hezbolá y civiles libaneses.

Los funcionarios israelíes creen que Hezbolá desde entonces ha expandido su arsenal y capacidades. Ellos dicen que el grupo paramilitar está tratando de fabricar nuevos misiles guiados por precisión y convertir algo de sus 130,000 cohetes no sofisticados en estas armas más precisas para atacar sitios militares y civiles israelíes. Hezbolá niega la acusación. La organización tiene algunas docenas de misiles guiados por precisión, la mayoría contrabandeados desde Siria, según funcionarios israelíes. Hezbolá no es capaz de producirlos en números significativos aun, dicen ellos.

Los esfuerzos de Israel por revertir el progreso de Hezbolá hacia misiles más avanzados han terminado en una frágil tregua. Los analistas dicen que en cualquier momento podría estallar un conflicto.

“No presten demasiada atención cuando ellos dicen que quieren evitar la guerra,” dijo Jacob Nagel, jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel desde el 2016 al 2017 y miembro de la Fundación para la Defensa de las Democracias. “Si sucederá algo, la reacción no es si las partes quieren guerra o no, la reacción es acorde a sus mejores intereses.”

El margen para el error de cálculo ya es estrecho. El 1 de septiembre, uno de muchos misiles antitanque disparados desde Líbano erró por poco atacando un vehículo militar israelí con cinco personas adentro, dijo un segundo funcionario militar israelí.

“Ambos lados están actuando, esperando que sea limitada a debajo de la línea de la escalada,” dijo Amos Yadlin, un ex jefe de la inteligencia militar de Israel que ahora es director ejecutivo del Instituto para Estudios en Seguridad Nacional en la Universidad de Tel Aviv. “Pero ellos pueden errar el cálculo.”

 

*Dov Lieber en Tel Aviv y Nazih Osseiran en Beirut contribuyeron con este artículo.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México