Enlace Judío México e Israel.- Ellos nunca advierten hasta que es demasiado tarde, que sus ídolos tienen pies de arcilla. Mientras Stalin masacraba a millones, ellos le rendían culto, mientras Hamás destruye a Gaza y sus residentes, ellos aplauden.

GIULIO MEOTTI

Él destruyó un bello país del cual se declaró el dios viviente: “¡Zimbabue es mío!”. Robert Mugabe dijo que quería vivir hasta los cien años. En una entrevista para la radio estatal por su 88° cumpleaños, Mugabe dijo que estaba más fuerte que nunca: “He muerto muchas veces. Y le gané a Jesús”.

A los 95, Mugabe falló en renacer nuevamente.

Hace dos años el presidente de Zimbabue había sido forzado a renunciar después de haber intentado reprimir las protestas de los que pedían que, después de 37 años de dictadura ininterrumpida, él renunciara. La producción agrícola de Zimbabue había colapsado al punto donde un tercio de la población necesitaba de alimento para sobrevivir, 3 a 5 millones de personas (de una población de 16) ya habían huido al exterior y la tasa de desempleo estaba en el 90%.

¿Cómo duró tanto Mugabe – además de la tortura? Esto fue posible gracias a la adulación de los muchos “idiotas útiles occidentales”, como llamó Lenin a los partidarios occidentales fanáticos del Comunismo. Una serie de simpatizantes de izquierda, imbéciles y otros compañeros de viaje lo mantuvieron a flote.

Empieza con el embajador de EE.UU. ante la ONU bajo el Presidente Jimmy Carter, Andrew Young, quien se entusiasmó por Mugabe y lo describió de hecho en el London Times como “tan malditamente incorruptible” (Zimbabue está entre los diez países más corruptos en el mundo).

La Universidad de Massachusetts y la Universidad Estatal de Michigan estuvieron entre las muchas instituciones académicas occidentales que confirieron doctorados al sátrapa de Zimbabue mucho tiempo después de que había abandonado cualquier afirmación de dominación democrática. El honor reservado para él por la Universidad de Massachusetts es particularmente irónico, ya que dijeron que Mugabe tenía que ser honrado por “su éxito en reconstruir la economía de su país” y “por haber sentado las bases para la armonía racial entre negros y blancos” (el mismo Mugabe que proclamó “Zimbabue para los negros”).

Mugabe fue un amigo de algunos de los miembros más poderosos de Naciones Unidas. Uno era Jean Ziegler, un académico de la Sorbona, un comisionado especial suizo para los derechos al alimento, quien dijo de Mugabe: “Él tiene su historia y su moralidad acompañándolo”.

Meses antes de su partida de la escena, Mugabe había sido nombrado “embajador de buena voluntad” por la Organización Mundial de la Salud de ONU, hasta que las protestas forzaron al director general a reconsiderarlo. Tedros Adhanom Ghebreyesus, jefe de la OMS, dijo que él estaba “honrado” con que se le uniera Mugabe, quien fue elogiado por haber construido “un país que coloca la promoción de la salud en el centro.” Nada mal para un país donde una mujer dijo que ella sólo pudo escapar a la violación por parte de esbirros de Mugabe gritando que estaba enferma de HIV.

En el 2013, la ONU incluso celebró una conferencia mundial sobre turismo en Zimbabue. En 1994, a Mugabe le fue dado el título de caballero por la casa real del Reino Unido.

Además, en una caricatura en 1988 en el Times, titulada “La armonía modelo de Mugabe”, el gobernante está sosteniendo en una mano el retrato de Marx y en la otra el de la Reina Isabel, con quien ella adoraba tomar el té.

“¿Dónde puede el discurso marxista-leninista ser encontrado con un sector privado tan saludable? Quizás los zimbabuenses podrían enseñar a los británicos algo sobre pragmatismo”, explicó el diplomático británico Anthony Parsons.

Y permítannos agregar los títulos de la Universidad de Edimburgo, retirados cuando la tragedia de Zimbabue se volvió demasiado grande como para ser ignorada. Y tres bachilleratos de Ciencia y Derecho de la Universidad de Londres.

En ese tiempo, fue anunciado un boicot por el filósofo conservador Roger Scruton en el aeropuerto de Glasgow. “Aunque Mugabe fue honrado,” escribió Scruton. Y cuando la casa real finalmente retiró su título, escribió Dominic Lawson en el Independent: “No es para humillar a Mugabe que su ordenamiento como caballero sea revocado, sino para terminar nuestra humillación.” Y la de muchos idiotas occidentales.

Ahora podemos encontrar a los de su tipo por todas partes en la forma de enemigos de Israel, en Gaza, en Ramala, en Beirut, en Teherán. El antisionismo antisemita es su afrodisíaco.

 

 

 

Fuente: Arutz Sheva
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México