Enlace Judío México e Israel – Un nuevo estudio dirigido por científicos israelíes muestra que una leve conmoción cerebral puede dañar la barrera protectora del cerebro.

MAAYAN JAFFE-HOFFMAN

La investigación destaca la necesidad de técnicas de imágenes del cerebro que podrían ayudar a predecir el daño a la barrera hematoencefálica independientemente de los síntomas, a fin de prevenir la aparición de trastornos neurodegenerativos como el Parkinson, la depresión y la demencia.

El estudio de la Universidad Ben-Gurión del Néguev en colaboración con la Universidad de Stanford en California y el Trinity College en Dublín, se basó en una resonancia magnética avanzada desarrollada por los investigadores israelíes para examinar a las poblaciones de alto riesgo, específicamente a luchadores profesionales de artes marciales mixtas y jugadores adolescentes de rugby, con el fin de investigar si la integridad de la barrera hematoencefálica (BBB, por sus siglas en inglés) fue alterada y desarrollar una técnica para un mejor diagnóstico del traumatismo craneal leve.

Por primera vez, los investigadores pudieron detectar daño a la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de patógenos y toxinas causadas por lesiones cerebrales leves (mTBI), incluso sin que los jugadores exhibieran ningún síntoma.

Los resultados fueron publicados en el Journal of Neurotrauma.

“Los resultados del estudio muestran que las técnicas de imágenes del cerebro que se están desarrollando podrían ser usadas para monitorear a los atletas y determinar mejor directrices más seguras para ‘volver al juego’”, indica el Prof. Alon Friedman, un neurocientífico y cirujano, fundador la Escuela de Ciencias Cerebrales en la Universidad Ben-Gurión.

Un estudio de la Universidad de Boston publicado en 2017 encontró encefalopatía traumática crónica (ETC) en el 99% de los jugadores de la Liga Nacional de Fútbol (NFL), así como en el 91% de los jugadores de fútbol universitario y el 21% de los jugadores de fútbol americano de bachillerato que fueron examinados para la investigación. ETC es una enfermedad cerebral degenerativa y progresiva que se encuentra en personas con antecedentes de traumatismo craneal repetido y que resulta de lo que Friedman llama una barrera hematoencefálica “permeable”.

“El problema con la ETC es que sólo se puede diagnosticar después de la muerte, cuando los patólogos están observando el cerebro mismo”, explica Friedman. “Hasta ahora, no ha habido manera de diagnosticar o tratar el ETC por adelantado”.

“La gran incógnita, entonces, es hasta qué punto los síntomas de conmoción cerebral están relacionados con el daño a la barrera hematoencefálica o si son independientes. Si usted sufre una conmoción cerebral puede no presentar síntomas y aún así sufrir daños”, sugiere Friedman.

“Hoy en día, los tratamientos para las lesiones cerebrales leves no están basados en la investigación y diversos médicos sugieren tratarla de manera diferente. Nos faltan mediciones objetivas para medir el proceso de reparación, si el daño a la barrera hematoencefálica está mejorando”.

Friedman comparó la situación con la de una persona que tiene presión arterial alta pero que no presenta síntomas típicos de la enfermedad. Un médico prescribiría medicamentos para bajar la presión arterial de la persona y realizar pruebas regulares de presión arterial para asegurarse de que el medicamento funciona, ayudando así a prevenir daños a los órganos del paciente, un derrame cerebral, etc.

El protocolo de resonancia magnética avanzada desarrollado por la Universidad Ben-Gurión puede detectar el daño a la barrera hematoencefálica de los jugadores después de un traumatismo no reportado o de conmociones cerebrales leves.

En este estudio, los luchadores de artes marciales y los jugadores de rugby fueron examinados antes y después de las competencias o partidos usando el protocolo avanzado de la resonancia magnética desarrollada en la Universidad Ben-Gurión. Se realizaron análisis de biomarcadores de la barrera hematoencefálica en la sangre y se utilizó un protector bucal desarrollado en Stanford con sensores que rastrean la velocidad, aceleración y fuerza a casi 10,000 mediciones por segundo.

Diez de cada 19 jugadores de rugby adolescentes mostraron signos de una BBB al final de la temporada. Ocho fueron escaneados después del partido y dos tuvieron interrupciones de la barrera hematoencefálica. Las lesiones detectadas fueron inferiores al umbral actual de traumatismo craneal leve.

Los científicos pudieron correlacionar el nivel del daño a la barrera hematoencefálica visto en una resonancia magnética con las mediciones de los sensores del protector bucal.

“La teoría actual es que superficie externa del cerebro se daña en una conmoción cerebral, ya que, durante un impacto, el cerebro rebota en las superficies del cráneo como la gelatina”, señaló Friedman. “Sin embargo, ahora podemos ver que los efectos del trauma son evidentes en el cerebro y que el modelo actual de conmoción cerebral es demasiado simplista”.

Fuente: The Jerusalem Post / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico