Enlace Judío México / Shlomo Katz – La perasha de la semana describe al Jardín del Edén como la casa originaria de Adán. Sin embargo, también es mencionado por nuestros sabios como el sitio en el cual las almas descansan tras la muerte y reciben la recompensa de su vida. ¿En qué manera ambos conceptos están relacionados?

Ramban (1194 – 1270) explica: Existen dos “lugares” llamados Edén. En primer instancia, todo lo que dice la Torá sobre la estadía de Adán en el jardín y su expulsión del mismo es cierto en sentido literal. Esto incluye la existencia del jardín mismo, los cuatro ríos, el árbol de la vida, el árbol del conocimiento, la espada giratoria, los Arcángeles, las hojas de higo y los atuendos de cuero que D-os hizo. Aparte de ser literalmente cierto, los lugares y objetos mencionados evocan la naturaleza del segundo Jardín del Edén; un reino espiritual que no podemos entender sino a través de las alusiones que dicho pasaje hace.

Al igual que hablamos de dos templos; el templo de los mundos inferiores, que se encontraba en Jerusalén y el templo de los mundos superiores, que existe en el ámbito espiritual. El propósito de la planeación, el diseño e implementación del templo material en la realidad, es informarnos sobre el funcionamiento de los mundos superiores. De la misma forma, todas las creaciones fueron diseñadas para enseñarnos sobre existencias paralelas en el mundo espiritual.

Adán, el primer hombre creado, la obra directa de la mano de D-os, poseía gran entendimiento y sabiduría. D-os lo situó en el mejor lugar posible – El Jardín del Edén – ahí podría beneficiarse físicamente, y aprender el funcionamiento del mundo superior estudiando su entorno (Sha’ar Ha’guemul).

Fuente: torah.org