Enlace Judío México e Israel.- Agradezco los mensajes que recibí en estos días de varios comensales, gerentes, meseros e incluso personal dedicado al valet parking, por compartir sus experiencias de trabajo en los cientos de restaurantes que existen en la Ciudad de México.

LUIS WERTMAN ZASLAV

Gracias a toda esta información, cuyo valor nos ayuda a comprender qué es lo que ocurre realmente con la seguridad de la capital y de sus restaurantes, puedo escribir lo siguiente:

Si nos organizamos mejor, clientes y establecimientos, podemos reducir mucho los delitos en cualquier restaurante.

El conocimiento que tienen los equipos de trabajo, desde el puesto más modesto hasta la gerencia o el propietario del lugar es sorprendente; todas y todos saben muy bien cuándo cambia la seguridad en las calles, el momento en el que empiezan a rondar los delincuentes y, tristemente, el acuerdo ilegal al que llegan con malos policías que lo permiten.

Luego viene la identificación de muchos grupos, ya desde hace años a la baja, de criminales que entran y buscan robar celulares, equipos de cómputo o carteras, haciéndose pasar por parroquianos. Muchas cadenas y establecimientos de diferentes tipos actúan con mucho profesionalismo y discreción para reducirles las posibilidades de éxito; la mayoría de las veces, sin que nosotros nos demos cuenta.

También obtuve (a partir de este gran espacio de comunicación que agradezco) muchos de los “trucos” que llevan a cabo valets poco profesionales o de empresas que no tienen interés en sus clientes para robar cualquier tipo de objeto que encuentren en los vehículos. Poco a poco los iré difundiendo, junto con las recomendaciones correspondientes para evitarlo.

Al mismo tiempo, quedé muy satisfecho como orgulloso capitalino de que contamos con una de las mejores industrias de la hospitalidad del mundo y hablo de la riquísima fonda como del restaurante de varias estrellas, el compromiso que tiene los miles de personas que trabajan fuerte para servirnos de comer me da esperanza de que podemos superar cualquier crisis de seguridad.

Sin embargo, cometer un delito en contra de un restaurante o de sus clientes necesita en casi todos los casos de la protección tácita o activa de malos servidores públicos; es decir, ni usted ni yo podríamos iniciar una carrera ilícita en este mercado sin que alguien brinde “permiso” o nos ayude abiertamente a cambio de un impuesto.

Y eso va dirigido a otros cómplices de este tipo de delitos que son algunos supuestos comerciantes en vía pública, quienes no son otra cosa que informantes muy entrenados para ubicar posibles lugares que asaltar. Lo mismo con muchos otros que transitan a diario por las zonas en las que se ubica el mayor movimiento comercial y de oficinas.
La buena noticia es que podemos revertirlo si nos organizamos mejor, hacemos equipo con las y los profesionales que nos brindan el servicio y apoyamos a las buenas autoridades de seguridad (las hay) para que este tipo de delito no ocurra más.

 

 

Fuente: publimetro.com.mx