Enlace Judío México e Israel.- Los líderes políticos y militares israelíes han advertido sobre la posibilidad de una gran confrontación militar con Irán, el cual quiere disuadir a Israel de arruinar sus intentos de construir bases militares en Siria e Irak y de construir fábricas en las cuales Hezbolá pueda convertir su enorme arsenal de cohetes en misiles precisos.

PROF. EYTAN GILBOA

Esta amenaza es más aguda en vista del fracaso estadounidense en responder a provocaciones iraníes recientes en el Golfo. Israel debe adoptar un nuevo enfoque estratégico agresivo para enfrentar esta amenaza, en coordinación con EE.UU y en consulta con Rusia.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu advirtió hace poco que las crecientes provocaciones iraníes y la ausencia de una respuesta estadounidense podrían llevar a una confrontación militar peligrosa entre Israel e Irán. Esta advertencia es percibida por algunos como mera acción de infundir temor a raíz de dos elecciones no concluyentes. Ninguno de los dos candidatos principales para primer ministro, Netanyahu o Benjamin Gantz, ha podido formar un gobierno. Portavoces y comentaristas de la oposición sugieren que la advertencia de Netanyahu es una manipulación diseñada para romper el estancamiento político y presionar por el establecimiento de un gobierno de unidad nacional del tipo que él favorece.

Pero el Jefe del Estado Mayor de las FDI, Teniente General Aviv Kojavi, y el General de División Aharon Haliva, Jefe del Directorio de Operaciones de las FDI, han emitido advertencias similares.

Expertos militares y estratégicos argumentan que el ataque militar iraní contra Israel es sólo una cuestión de tiempo. La debilidad estratégica estadounidense, como se reflejó en su error en responder a una serie de provocaciones iraníes en el Golfo, podría ofrecer una oportunidad para un ataque iraní. El propósito principal de tal ataque sería disuadir a Israel de sus implacables ataques contra la infraestructura militar que Irán está tratando de construir en Siria y más recientemente en Irak.

Irán ha atacado barcos petroleros y plantas petroleras saudíes y derribó un costoso dron de inteligencia estadounidense sobre aguas internacionales. Está construyendo plantas para convertir el enorme arsenal de cohetes de Hezbolá en armas más precisas y más letales. Está tratando de sumar un tercer frente militar contra Israel en Siria e Irak (los otros dos son Líbano y Gaza), y está usando a la organización terrorista Yihad Islámica en Gaza para atacar ciudades y pueblos israelíes a fin de sabotear el esfuerzo egipcio por lograr la calma allí.

Irán está también violando de forma sistemática el acuerdo nuclear del 2015, el cual fue firmado por las potencias europeas tanto como por EE.UU.

El 6 de noviembre del 2019, Irán comenzó a alimentar más de 1,044 centrifugadoras con gas uranio en la planta nuclear de Fordou. El propósito es enriquecer uranio al 20%. Para propósitos pacíficos, el uranio sólo necesita ser enriquecido al 3-5%, y de hecho el acuerdo nuclear permite a Irán enriquecer sólo hasta el 3.67%. Cualquier concentración más allá de ese nivel podría indicar un plan para fabricar armas nucleares, que requerían concentración de 85-90%. Una vez que es alcanzado el nivel del 20%, el enriquecimiento puede ser impulsado muy rápidamente al 90%.

Irán también planea aumentar su producción de uranio enriquecido diez veces en la planta nuclear Natanz. El 4 de noviembre dijo que está desarrollando centrifugadoras avanzadas que pueden enriquecer uranio más rápido.

La decisión de Trump de abstenerse de cualquier represalia contras las provocaciones de Irán en el Golfo, su afán por reunirse con el presidente Hassan Rouhani de Irán en la reciente Asamblea General de la ONU, su voluntad de levantar las fuertes sanciones que él impuso sobre Irán a cambio de la reunión y posibles negociaciones para un nuevo acuerdo nuclear, y su decisión de retirarse de áreas controladas por los kurdos cerca de la frontera turco-siria alientan a Irán a creer que EE.UU es débil y no está preparado para usar la fuerza, ya sea contra provocaciones militares o los nuevos intentos de acelerar la búsqueda de armas nucleares. Los líderes del régimen pueden haber concluido que EE.UU ahora es un aliado poco confiable que no tomará represalias de forma enérgica, ya sea contra violaciones del acuerdo nuclear o un ataque contra Israel.

El 14 de septiembre del 2019, Irán atacó la planta petrolera saudí en Abqaiq, una de las plantas de producción de petróleo más importantes del mundo. El ataque sorpresa fue lanzado desde Irán y llevado a cabo por medio de sofisticados y precisos misiles crucero y drones de ataque. Teherán afirma que el ataque fue efectuado desde Yemen por rebeldes huzíes. Esto es una mentira. La evidencia muestra claramente que el ataque vino desde territorio iraní.

Es obvio que Irán no atacaría a Israel directamente desde su propio territorio. Es mucho más probable que use a sus satélites en la región. Por fortuna, Irán perdió algo del elemento sorpresa contra Israel cuando ya usó misiles guiados por precisión contra Arabia Saudita.

Israel está preparando respuestas defensivas y ofensivas ante la perspectiva de un ataque iraní con misiles crucero y drones. Una estrategia israelí debe incluir muchos componentes cruciales. En primer lugar debe revelar el plan de Irán. Entonces debe amenazar con represalia directa y masiva y aclarar que Líbano, Siria, Irak, y Gaza pagarán un duro precio si los ataques contra Israel se originan en su suelo.

En la Segunda Guerra de Líbano en el 2006, Israel distinguió entre Líbano y Hezbolá. Esta distinción no se aplicó realmente entonces, y ciertamente no se aplica ahora. Si Israel queda bajo ataque desde territorio libanés, atacará todo Líbano en respuesta—el ejército libanés tanto como Hezbolá. Lo mismo ocurre con Siria. Israel está tratando de persuadir al presidente sirio Basher Assad y a Rusia que si Israel queda bajo ataque desde Siria, es Assad quien pagará el precio y su régimen peligrará.

La coordinación con EE.UU y la consulta con Rusia son crucialmente importantes. A pesar de la falla de EE.UU en responder a las provocaciones iraníes, la decisión reciente de retirarse del norte de Siria, el próximo proceso de juicio político contra Trump, y la elección presidencial del 2020, Israel debería consultar al gobierno de EE.UU sobre respuestas alternativas ante un ataque iraní. Jerusalén debería intentar persuadir a Trump de emitir una advertencia que los ataques contra Israel del tipo del lanzado contra Arabia Saudita provocaría una reacción estadounidense seria.

De igual manera, Israel debería informar a Rusia de la potencial acción israelí después de cualquier ataque por parte de Irán, especialmente desde territorio sirio. Rusia no ha estado feliz por los intercambios de fuego entre Israel y las fuerzas iraníes tratando de construir una base en Siria. Rusia no ha protestado por las acciones militares israelíes en Siria y está preocupada por la supervivencia del régimen de Assad si un ataque iraní se origina desde allí.

Todos estos componentes estratégicos podrían crear algún nivel de disuasión o al menos limitar el daño de algún potencial ataque iraní. Pero dadas las circunstancias cambiantes en la región, incluso un ataque limitado podría provocar una gran guerra que nadie quiere, al menos en este momento.

Los líderes militares de Irán amenazan a menudo con aniquilar a Israel o al menos destruir Tel Aviv. En vista de la probabilidad creciente de un enfrentamiento militar directo entre los dos Estados, los israelíes harían bien en recordar las palabras de Elie Wiesel: “Mejor creer las amenazas de nuestros enemigos que las promesas de nuestros amigos.”

 

 

*El Profesor Eytan Gilboa es Director del Centro para Comunicación Internacional e investigador asociado principal en el Centro BESA para Estudios Estratégicos en la Universidad Bar-Ilan.

 

 

Fuente: The Begin-Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México