Enlace Judío México e Israel – El miércoles 27 de noviembre se realizó el Encuentro Académico México – Israel, donde arqueólogos de ambos países ofrecieron dos conferencias sobre Jerusalén y Magdala, en el Instituto Cultural México-Israel.

¿Por qué la Jerusalén de la Biblia no es la misma que la Jerusalén que estudian los arqueólogos? “El recuento historiográfico de la historia de Jerusalén, que puede encontrarse en los libros de Josué, de los Jueces, de Samuel y en el de los Reyes, estaba destinado a la generación para los que fueron escritos. La Biblia no fue escrita para nosotros”, dijo al iniciar su conferencia “Jerusalén, entre la Biblia y la arqueología”, el doctor Oded Lipschits, prestigioso investigador y catedrático de la Universidad de Tel Aviv.

“Pretendía (ese compendio historiográfico) transmitir un mensaje ideológico a la gente de aquella generación. Especialmente a la élite de Jerusalén, que vivía en Jerusalén en esa época. Fueron textos escritos por la misma élite, para la misma élite, basada en las fuentes históricas conocidas por la misma élite y por la misma gente en Jerusalén en esa misma época.”

El invitado a este encuentro académico dijo que los textos bíblicos intentan explicar la historia en vez de simplemente describirla. “En esta plática intentaré demostrar el sesgo entre lo que conocemos de Jerusalén por la Biblia y lo que sabemos por las otras fuentes, principalmente la arqueología”, anunció.

Efectivamente, el catedrático dedicó su conferencia a proveer datos que sugieren que lo que conocemos de la antigua Jerusalén por los textos bíblicos difiere notablemente lo que puede deducirse según la evidencia arqueológica, y dijo que el problema no está en los textos bíblicos sino en cómo estos son interpretados sin tomar en cuenta su contexto y su finalidad ideológica.

“Es como su ustedes describieran Magdala basados en su descripción bíblica y no en los hallazgos reales”, ejemplificó. Escogió el ejemplo de Magdala porque, como parte de este encuentro académico organizado diversas instituciones académicas, también se llevó a cabo la conferencia “Magdala y las fuentes escritas”, presentada por la catedrática de la Universidad Anáhuac, Marcela Zapata-Meza.

Durante su ponencia, la arqueóloga mexicana coincidió con su colega israelí en la dificultad que implica para su trabajo usar las fuentes historiográficas para darle contexto a los hallazgos materiales propios de la disciplina. Diversas fuentes hablan de Magdala como un importante puerto situado en el Mar de Galilea, cuna de la célebre María Magdalena pero, ¿qué evidencia arqueológica respalda a dichas fuentes?

Flavio Josefo es una de las principales fuentes historiográficas mencionadas por la catedrática. Sin embargo, cuando el equipo de arqueólogos mexicanos que trabajan en Magdala desde 2010 excavó la zona, “no encontramos lo que Josefo nos describe”, dijo Zapata-Meza. Ni un hipódromo, ni una cárcel para 2000 personas…. “de hecho, Magdala no es una ciudad: es una villa, es una aldea, nosotros, como todavía no encontramos una definición precisa, le llamamos un asentamiento.”

Para considerar a Magdala una ciudad, dijo la arqueóloga, es necesario encontrar monedas acuñadas en Magdala, tanto en el propio sitio como en las ciudades con las que esta pudo haber tenido intercambios comerciales.

Tampoco se ha encontrado ninguna evidencia que sustente lo dicho por los primeros peregrinos, como que había ahí una basílica construida sobre lo que había sido la casa de María Magdalena.

“Tenemos evidencia de un asentamiento que surge en el periodo Helenístico tardío, tiene un crecimiento en el siglo primero, antes y después de Cristo”. Los arqueólogos no encontraron aún evidencia sobre las grandes batallas libradas en Magdala, según los relatos de Flavio Josefo, pero sí cuatro baños de purificación ritual surtidos por agua de manantial, “son los únicos en todo Israel que tienen esta fuente de agua.”

También se han hallado vasijas miniatura que, por la composición química de los elementos encontrados en ellas, se piensa que pudieron contener medicinas o cosméticos. Si Jesús caminó por aquellas calles es algo sobre lo que se puede tener fe pero, dijo la investigadora, la arqueología no ha podido encontrar ningún elemento que pudiera probarlo.

 

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