NATALIO DAITCH

Impeachment.

El enjuiciamiento al presidente, o la estrategia de un Partido Demócrata infiltrado e infectado por la desgraciada aparición en escena de congresistas como: Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar y Rashida Tlaib.

Es decir, el súbito asalto al poder en EE.UU., por tres mujeres que son las abanderadas del socialismo, del palestinismo y del islamismo. Todas ellas, buscando trocar la histórica alianza de EE.UU.-Israel, y criticando ferozmente a su país de acogida.

El camino es sembrar el odio, y un fenómeno que algunos denominan “corbynización” del partido demócrata. Argumentado una “interseccionalidad” o una especie de relación de todo con todo, que en el fondo maquilla una alianza de cierta izquierda con sectores árabes e islámicos radicales.

Un trío que continua los pasos de Louis Farrakhan, el líder de la Nación del Islam. Buscando eco, o caja de resonancia en poblaciones vulnerables o marginales. Con o sin razón, o resentidas, dirigiendo el odio en especial contra la comunidad judía americana. Obvio, dado que esta apoya al Estado de Israel.

 

Ataques a sinagogas y a personas.

No cabe duda que el último ataque a una tienda Kosher en Nueva Jersey tuvo por lo menos como partícipe a un afroamericano.

Lo demás a no dudarlo, ataques a judíos o israelíes en el subterráneo por parte de gente en particular de raza negra, son los primeros síntomas de una enfermedad cancerosa que lentamente va tomando todo el cuerpo de la nación americana.

Desde discursos de violentos imanes en mezquitas en Nueva Jersey, instando a matar judíos, o en el propio Congreso de los EE.UU. pero con un lenguaje maquillado de antisionismo, el islamo-nazismo se extiende en el país del norte.

 

¿Tío Sam o tío Samuel?

Donald Trump, su vicepresidente, su equipo y su familia han sido y son férreos defensores de Israel y de todo el pueblo judío. Por esto y solo por esto, estoy convencido que quieren enjuiciarlo y, D’os no lo permita, destituirlo. Cualquier otra razón política es solo de ocasión o una excusa.

Esta política no es novedosa. Los judíos argentinos lo hemos vivido en tierras criollas con la llegada de imanes iraníes y la instalación de mezquitas chiítas que aprovechando una tierra de libertades, utilizan un sistema en el cual ellos íntimamente no creen. Las consecuencias: dos terribles atentados antijudíos.

Volviendo a EE.UU., tiroteos en sinagogas, ataques a jasídicos en plena calle por parte de musulmanes, profanaciones en cementerios, no deberían verse como hechos inconexos.

Los islamistas han tomado la punta en su lucha contra Israel, y puede que algunos neonazis de los grupos arios y blancos los sigan. Pero estos últimos son vagones y los primeros la locomotora.

Deberíamos orar y apoyar a Trump, ya que el objetivo es bajarlo, ya que su único y mortal pecado ha sido solamente ser “un sincero amigo del pueblo judío y del Estado de Israel”.

 


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