Enlace Judío México e Israel – “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro D’os, más las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre”.
Deuteronomio 29,29.

El cuarto hombre.

En la historia se menciona a tres personajes que fueron buenos con el pueblo judío: Alejandro Magno, Ciro rey de Persia, y Napoleón Bonaparte. Y hace un tiempo escribí un breve artículo titulado “El cuarto hombre”. Y que duda nos cabe que el cuarto es Donald Trump.

Sus discursos y sus actos fueron en sintonía. Lo que prometió lo cumplió. Mudo la embajada norteamericana a Ierushalaim, apuntalando la postura de Israel en el mundo, y haciendo que muchos otros países siguieran o se tentaran de seguir el camino que implica librarse del miedo de la presión árabe-palestino – islamita. Tanto él como su vicepresidente Mike Pence con sus cálidos discursos hacia Israel y los judíos, buscando en las palabras y con un nuevo mensaje cambiar décadas de odio y difamación. Y que podríamos decir de Nikki Haley que defendió a Israel en la ONU a capa y espada.

Cuando pienso, que estás personas siendo no judíos, han defendido los intereses del pueblo judío y su supervivencia mucho más que tantos judíos de condición o de apellido, mi corazón se encuentra lleno de admiración y de gratitud hacia ellos.

Biden y sus cuatro magníficas.

Entre ellas dos legisladoras que desde el comienzo hacen campaña contra el Estado de Israel, y ahí encontramos un partido demócrata mutado, y puede que desvirtuado, e infiltrado por personajes como Rashida Tlaib e Ilhan Omar. Ellas destilando ponzoña en forma continua, como si su trabajo en el legislativo de Estados Unidos solo tuviera que ver con desprestigiar a Israel y cortar lazos y enemistar a USA con el Estado hebreo.

Sería bueno recordar el enfrentamiento verbal de Biden con Menájem Begin en 1982, tratando este último defender a Israel, de las amenazas del por aquel entonces senador de cortar la ayuda a Israel, si no se detenía la construcción de viviendas y asentamientos en Judea y Samaria.

Un trago amargo.

Bajo la sombra de la denuncia de fraude, y de una prensa norteamericana hostil desde siempre, si Biden consigue la presidencia, habrá pocos motivos para la alegría. E incluso ese impulso de paz en cadena que estamos presenciando podría concluir, dado que la inclinación de Biden al propalestinismo, podría augurar un nuevo levantamiento palestino. Estos, podrían ser fogoneados hacia nueva intifada, pensado que el cambio de timón los favorece, y obvio la respuesta israelí podría retrasar por años o por siempre la posibilidad de paz en medio oriente.

Trump y Biden dos caminos.

El primero se nutre de la sinceridad y la confianza, y el segundo, corriendo bajo la estela de Barack Obama, volvería en el mejor de los casos a una política ambigua y tensora con Israel, a los fines de exigir más concesiones, a un pequeño estado de apenas un poco más de 22000 km2. A los fines que ceda en Cisjordania, y de esa forma plantar ahí una nueva Gaza. Es decir, un Estado Palestino enemigo, con ejercito propio a pocos kilómetros de los centros judíos poblados del centro del país.

Trump y shalom jaber.

Si debemos afrontar una derrota electoral, la Mediná deberá estar preparada para un nuevo escenario. Y deberá “blindarse” nuevamente tal como lo hizo para afrontar la contigencia del covid 19. Para los judíos de la diáspora y dado que se perdería la política de mano dura de los Republicanos, podría resurgir Hezbollah en Sud américa que junto con el narcotráfico ya han causado estragos y dos atentados y matanzas en Argentina.

Mientras tanto, muchos judíos sentimos una profunda amargura y un corazón roto, de tener que perder a un amigo sincero. Sé que mi opinión no es la de todos los judíos, pero, en ocasiones la vida es injusta, o nos pone a prueba o nos desafía. Seguramente, más allá de toda elucubración humana, la mano del Todopoderoso está en todo y en cada cosa. Y su sentido u objetivo final escapa a nuestra finita comprensión.

Para concluir, los humanos debemos trabajar en este plano, de este lado de la cortina, y entonces, me despido con un profundo agradecimiento a este gran presidente y persona. No todo está perdido, ya que, contrariando a muchos, se ha esforzado y logrando grandes acuerdos. Reitero, si pierde la presidencia muchos lo vamos a extrañar, y puede que muchos otros que hoy lo menosprecian, se den cuenta, cuando nos falte, como sucede a muchos cuando sentimos la ausencia de un padre o una madre que no supimos valorar en su verdadera dimensión en su justo momento.


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