Enlace Judío México e Israel – Un avión Boeing 737-800 de Ukraine International Airlines fue derribado por Irán el 8 de enero pasado, causando la muerte de 176 personas, incluyendo la tripulación.

Las personas a bordo en su mayoría eran iraníes canadienses, muchos de ellos eran jóvenes que estudiaban en el extranjero. El vuelo iniciado en el Aeropuerto Internacional de Teherán rumbo a Kiev, Ucrania, duró 7 minutos en el aire, cuando fue abatido, tres horas y media después del ataque de Irán contra bases militares de EUA en Irak. Expertos militares de Occidente consideran un “grave error” no haber cerrado el espacio aéreo del aeropuerto en ese periodo de tiempo. No obstante, otros analistas piensan que Irán permitió la operación de vuelos comerciales porque creyó que esta medida reduciría la posibilidad de que EUA respondiera con otros ataques. En la práctica Irán utilizó a los pasajeros y tripulantes del avión como escudos humanos.

Al principio, el ataque fue presentado con aspaviento por los medios iraníes como una “severa venganza” por el martirio del general de división Qasem Solemani, jefe de la Fuerza Quds de Irán, asesinado por EUA en la madrugada del 3 de enero pasado.

En este contexto, la consumación del ataque fue solo una advertencia y los daños materiales causados fueron premeditadamente mínimos. Por tres días y pese a la existencia de evidencias abrumadoras, Irán negó que las fuerzas armadas estuvieran detrás de la catástrofe e insistió que había sido un problema técnico del avión. Finalmente, ante las acusaciones de Occidente, aceptó que había sido disparado por error al ser confundido el avión con un blanco hostil. El general de brigada iraní, Amir Ali Hajizadeh, comandante aeroespacial de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, explicó que el operador de misiles había actuado por su cuenta, “tuvo 10 segundos para decidir y bajo esta circunstancia tomó la decisión equivocada. Él estaba obligado a comunicarse y obtener la aprobación, pero aparentemente, su sistema de comunicaciones tuvo algunas interrupciones”.

En este sentido, Justin Brank, especialista en tecnología militar del Royal United Service Institute, piensa que el estrés y el miedo fueron los responsables de la tragedia en el personal a cargo del sistema de misiles, mal formado o sin experiencia, agotado tras estar en alerta durante días por el enfrentamiento con EUA. Asimismo, hay quien explica que actuar tan rápido para lanzar el misil puede comprenderse en un contexto de guerra y en una zona de combate, pero no en un escenario tan cercano a un aeropuerto internacional. Las personas cometen errores, pero este fue un “error organizacional”. No tener control en la operación de un sistema misiles junto a un aeropuerto comercial va más allá de un error.

Cabe mencionar que los misiles SA-15 utilizados por Irán son muy eficientes contra amenazas de corto alcance, pero su sistema de guía no está diseñado para distinguir tan fácilmente entre aviones, aeronaves militares o misiles de crucero. De acuerdo a Steven Zaloga, analista de sistema de misiles de Teal Group, “por alguna razón desconocida los operadores del sistema de misiles de Irán malinterpretaron lo que estaban viendo en su radar”.

En cuanto al Boeing accidentado de Ukraine International Airlines, su condición era muy buena, difícilmente sujeto a una falla técnica: tenía solo 3 años de uso, funcionaba correctamente y había pasado por una inspección técnica dos días antes del siniestro.

El derribo del avión revivió la llama de un polvorín interno. Los iraníes han expresado su enojo por esta acción y las explicaciones engañosas de los altos funcionarios del gobierno. También están de luto por los muertos. La población iraní salió a las calles a protestar y las fuerzas de seguridad dispararon munición real y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. Grupos de derechos humanos ya han pedido al gobierno de Irán que permita a la gente que proteste pacíficamente como está consignado en la Constitución de ese país. La Policía oculta las cifras de los heridos en las manifestaciones.

Ciertamente, después de que Irán admitió su responsabilidad en el lanzamiento del misil que derribó al avión, cientos de manifestantes salieron a las calles por 4 días a denunciar “las mentiras del gobierno”. La agencia de noticias semiestatal Fars publicó información sobre los discursos en la que afirma que hasta mil personas habían coreado consignas contra los líderes del país, además de que rompieron fotos de Solemani. Se escucharon cánticos como “que renuncie el comandante en jefe”, en referencia al líder supremo Alí Jamenei, y “muerte a los mentirosos”.

En este entorno, el vocero del gobierno de Irán informó el 14 de enero pasado la detención de varias personas, sin especificar el número, en relación al incidente del derribo del avión de Ukraine International Airlines y añadió que las indagaciones sobre lo ocurrido continuarán.

Las protestas callejeras contra el régimen de los ayatolas y los ataques armados contra funcionarios e instalaciones del gobierno, han existido desde la revolución islámica de 1979. No obstante, ahora es algo diferente. Lo que distingue a las protestas más recientes de las anteriores, es tanto la severidad de las aflicciones económicas de Irán y la insistencia del gobierno a reprimir severamente a los manifestantes por miedo a suscitar otra revolución.

Es posible que los líderes iraníes puedan negociar los cambios de conducta que Trump exige o ver despedazar el país. Sin embargo, hasta ahora continúa desafiando a Trump con una campaña de amenazas que se iniciaron con el acoso contra barcos en el golfo Pérsico. Es posible que los líderes iraníes esperarán a las elecciones estadounidenses en noviembre de 2020 con la esperanza de que Trump sea derrotado, “y una administración demócrata retire las sanciones económicas a Irán y regrese al acuerdo nuclear del 2015”.

Por su parte, el príncipe heredero Reza Pahlavi ha pedido que los opositores al régimen de los ayatolas formen un solo bando bajo su liderazgo y visión de un Irán democrático. Pahlavi de 58 años, tenía solo 17 años cuando la revolución iraní llevó a su familia al exilio. Pero en las últimas cuatro décadas ha observado de cerca como se ha desarrollado Irán, donde, asegura, el descontento con la corrupción del gobierno y el mal manejo de la economía han llevado al régimen al borde del colapso. Pahlavi vive en los suburbios de Washington en EUA, ha sido un miembro poco familiar en los círculos de política exterior. Sus críticos han dicho que carece de carisma y determinación. Pahlavi es impopular entre las minorías étnicas de Irán.

Para los grupos opositores iraníes, “el estado de no paz, y no guerra, significa que no existe un vacío de poder en Irán que llenar”.

En el corto plazo no se vislumbra un cambio de poder en Irán, los grupos opositores solo pueden esperar una chispa que finalmente ponga en juego el futuro del país. Un milagro.

 


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