Enlace Judío México e Israel – El 23 de enero se presentó, en la Comunidad Sefaradí, el periodista, académico, activista y escritor judío argentino Julián Shvindlerman, quien habló de los nuevos rostros del antisemitismo o la judeofobia. 

 

“No toda crítica a Israel es una crítica antisemita”, dijo al comenzar su charla Julián Shvindlerman. “Se puede criticar a Israel, es perfectamente razonable hacerlo. Es una democracia perfectible (puede ser mejorada) y en consecuencia, puede ser criticada. Y de hecho, buena parte de la población judía de la Diáspora y del propio Estado de Israel cuestiona las políticas de su gobierno.”

Sin embargo, el experto ha documentado cómo dicha crítica suele ser una crítica antisemita, pues busca “transformar a Israel en el judío entre las naciones. Es depositar en este estado la noción del mal absoluto, decir que, por ejemplo, es un estado nazi, que es un estado apartheid, que es un estado colonial. Esto ya no es criticar una política de Israel, esto es difamar a Israel.”

Dijo que cuando se critica a Israel a menudo se lo hace desproporcionadamente. “Acá lo que estamos viendo es una demonización completa de todo un estado. Y este tipo de acusación, si prestan atención a lo que es el debate internacional, van a ver que no es usual que otros países reciban este tipo de acusación”, alertó.

“De hecho, no ocurre. Entonces, ahí ya se dispara una alerta porque parecería que se está poniendo al estado judío (el único estado judío en todo el sistema internacional) en una escala de evaluación diferente.”

Recordó cómo, históricamente, a los judíos se les ha acusado de toda suerte de acciones: desde propagar la peste hasta sacrificar niños para fabricar la matzá en Pésaj. En la actualidad, dijo, la acusación de que Israel mata niños palestinos sería razonable, creíble para quien acostumbra leer noticias sobre Medio Oriente, como era creíble hace mil años la acusación de que los judíos comían niños.

Las acusaciones de que Israel es un país colonialista, nazi o apartheid son “infundadas, son irracionales, son mentirosas pero sin embargo se propagan.” Esto, dijo, tiene que ver con que el antisemitismo es una actitud irracional. “Uno busca darle una respuesta racional, (para) entender un fenómeno que esencialmente es irracional.”

“No es normal que alguien odie a un judío por ser judío, lo mismo que la negrofobia: no es normal que odies a un negro por el color de la piel.” El antisemitismo es un fenómeno irracional que uno busca entender racionalmente para luchar contra él.

El experto habló de cómo la prensa internacional publica de forma sistemática y sin filtros, información que sugiere que los palestinos son las víctimas de los israelíes y, por tanto, no hacen nada malo. La atención que le presta la prensa internacional a Israel es desproporcionada, dijo. Ningún otro país tiene tantos ojos encima.

Ejemplificó con las fotografías falseadas que se vuelven virales pese a carecer de la más mínima verosimilitud. “Este tipo de temas habla de una malicia —tonta— que no vemos en la cobertura de otros países.”

También cuestionó el papel de Naciones Unidas, una alianza de naciones que cuadruplicó su número desde que fue creada, tras la Segunda Guerra Mundial, para incluir nuevos países que, en muchos casos, son opuestos a Israel, a los judíos, a los valores democráticos y a Occidente.

“Uno habla de Naciones Unidas y piensa que es una especie de Madre Teresa global”, ironizó, “que a través de la UNICEF, protege a los niños, que a través de UNESCO, protege la cultura, que a través de la Organización Mundial de la Salud, vela por la salud del mundo, la del clima, por el clima, etc. (…). Pero la realidad es que la UNESCO está en guerra con la historia judía” pues, dijo desconoce a Jerusalén como parte de la herencia y de la historia del pueblo judío. Igual que la tumba de los patriarcas.

Dijo que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha invitado a la Libia de Muamar Gadafi a presidir el debate de derechos humanos en el mundo; “ha invitado al Irak de Saddam Hussein a presidir la Comisión de Desarme de la ONU; ha invitado a Arabia Saudita y a Irán a ser titulares del Comité de Protección de Derechos de la Mujer….”

Esa ONU es la que ha convertido a Israel en el blanco predilecto de sus resoluciones: más que cualquier dictadura, más que cualquier régimen totalitario. “Más que China, que hoy en día tiene a más de un millón de musulmanes uigures encarcelados en campos de reeducación; más que Irán, más que Cuba, más que Corea del Norte…”

 

La negación del Holocausto

Para el autor argentino, el antisemitismo de nuestra época tiene otro rostro, además del antiisraelismo: la negación del Holocausto. Dijo que negar una hecho histórico amplicamente documentado era tan ridículo como negar la existencia de las Malvinas o de Benito Juárez, en vez de cuestionar las acciones del segundo o el derecho de la pertinencia de las primeras a los argentinos.

Pero, dijo, el negacionismo duro no es la única forma de negacionismo. Hay también otras dos formas, que son más sutiles, dijo. “La banalización y la minimización o relativización. Es decir, negar el Holocausto es decir “en la Segunda Guerra Mundial nadie mató a los judíos”. Esto no es tan habitual. Hay quienes lo hacen pero no es tan habitual. Está la minimización, que es decir: “está bien, existió el Holocausto, mataron a los judíos pero no fueron 6 millones.” Como dice el actual presidente de la Administración Palestina, fueron 400,000, 600,000, no fueron más que eso.

La banalización, dijo, es decir cosas como “Los israelíes son nazis o un político que no me gusta es un nazi o el vecino, que no sacó la basura a la hora que debía de sacarla, es un nazi… Ese tipo de exclamaciones que subvierten y pervierten lo que fue el nazismo y lo que fue el Holocausto.”