Enlace Judío México e Israel – El rechazo palestino al “Acuerdo del Siglo” hace que las negociaciones sean inútiles, pero Jerusalén podría aprovechar esta situación para dar forma a su imagen en condiciones que le son indudablemente favorables.

AMOS YADLIN

Las maniobras políticas y las elecciones son una combinación mortal – es crucial poder distinguir entre los temas importantes y los triviales, entre los giros políticos y la esencia del asunto en cuestión.

Dicho esto, debemos abordar y analizar el plan de paz del presidente de Estados Unidos Donald Trump para el Medio Oriente con una necesaria precaución, ya que los recientes acontecimientos en Washington dieron lugar a una serie de puntos que deben tenerse en cuenta.

Primero, mantener el interés de Israel – por lo que respecta a Israel, el plan de Trump es el mejor que podría haber esperado, especialmente en comparación con las propuestas anteriores formuladas por las administraciones de Clinton, Bush y Obama.

El plan de Trump busca preservar el carácter de Israel como un Estado judío, seguro y democrático y proporcionarle soluciones adecuadas para cuatro cuestiones principales: fronteras, Jerusalén, el problema de los refugiados palestinos y la seguridad del Estado.

Esto envía un mensaje claro a los palestinos de que su continuo rechazo a las propuestas de paz tiene un precio y el tiempo no está a su favor.

En segundo lugar, debemos entender que este plan no llevará a la paz. Los palestinos rechazaron la propuesta antes de que se publicara, y por lo tanto no servirá de base para las negociaciones.

Además de la resistencia fundamental a los principios básicos del plan, los propios palestinos no pueden presentar una postura oficial sobre el tema debido a las continuas luchas internas entre Hamás y Fatah.

Otro componente esencial del plan es el apoyo diplomático y económico del mundo árabe. El plan asume que los países árabes lo apoyarán independientemente de que los palestinos decidan rechazarlo. Por ahora, no hay confirmación de esta suposición por parte de Arabia Saudita y Egipto, y lo que es más preocupante, tampoco de Jordania.

A pesar de las objeciones palestinas, la postura del mundo árabe y la condena (laxa) de Europa, lo mejor para Israel es que los dos principales partidos, Likud y Kajol Laván, adopten el plan. Ahora, sabiendo que no hay ningún acuerdo en el horizonte, la única pregunta que queda es, ¿qué sucederá?

Mantener la situación actual resultará en un solo Estado que no será necesariamente judío ni democrático. La derecha tratará de aprovechar el rechazo palestino del plan para anexar el Valle del Jordán y el área C en Cisjordania, una medida peligrosa que podría poner en peligro los acuerdos de paz con Jordania y Egipto, poner fin a la calma relativa en la Ribera Occidental, provocar una escalada de violencia en la Franja de Gaza y llevar a Israel a un conflicto político con la comunidad internacional.

Debemos entender que poner la cuestión palestina en primer plano no es un interés israelí. Tras la publicación del plan, Israel debe prepararse para posibles disturbios, y la posibilidad de conflictos en Cisjordania y la Franja de Gaza simultáneamente.

Sin embargo, Israel debe enfocarse en las continuas amenazas desde Irán: el programa nuclear, el establecimiento de fuerzas en Siria y el proyecto de misiles de alta precisión en el Líbano. Es la cuestión de seguridad más importante que enfrenta el país en la actualidad.

La conclusión es la siguiente: el presidente Trump ofrece a Israel una posibilidad histórica de moldear su imagen en condiciones que son indudablemente favorables. Si aprovechamos esta oportunidad para aplicar la solución de los dos Estados, sólo acabaremos beneficiándonos de ella.

Fuente: Ynet / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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