Enlace Judío México e Israel – Vamos a platicar un poco de la guerra petrolera que estamos viendo. Así en corto, está más grave que el episodio entre EUA e Irán cuando murió Soleimani. Y es que así son las nuevas guerras. Esto es el siglo XXI. Te explicó quién es quién en este pleito.

Lo primero que tienes que olvidar es el paradigma de la Guerra Fría. Los bloques ya no están organizados en EUA vs. Rusia y los respectivos aliados de cada uno. En una época en la que el expansionismo militar es muy caro, ese modo de guerrear ya pasó de moda.

Ahora la guerra es por espacios comerciales. Se trata de hacer guerras que te dejen con la perspectiva de ganar dinero, no de perderlo. El mejor ejemplo en los últimos 8 años nos lo ha puesto Rusia con su participación en la guerra civil en Siria.

Rusia aprovechó que Irán, una teocracia retrógrada en todo sentido, siguió apostando al expansionismo militar del viejo estilo. Para poder mantener a Bashar el Assad en el poder, Irán tuvo que invertir mucho dinero. ¿Quién lo cobró? Básicamente, Rusia.

Rusia se encargó de que Assad no cayera, pero no de que ganara la guerra. ¿Por qué? Porque entonces habría acabado el negocio. Manteniendo a Assad vivo, pero sin regalarle el triunfo, la guerra se perpetuó y Rusia siguió cobrando por sus servicios. E Irán siguió pagando.

La postura mercenaria y convenenciera de Rusia se hizo evidente en el hecho de que nunca interfirió con los operativos israelíes que destruyeron cualquier cantidad de infraestructura iraní en la zona. O depósitos de armas. Incluso eliminaron a militares de alto rango.

¿Por qué Rusia no se metió con Israel? Una, porque le habría salido muy caro. Dos, porque Israel no quería tirar a Assad; sólo garantizar su seguridad. Tres, porque a mediano y largo plazo Israel es mejor socio de negocios que Irán. Así que Rusia no iba a quemar esa carta.

Al mismo tiempo que Rusia hacia negocios a costillas de Irán en la guerra civil en Siria, Barack Obama aplicó la política exterior gringa más idiota e inútil de las últimas décadas, traicionando a sus aliados añejos Israel y Arabia Saudita, y permitiendo el empoderamiento iraní.

Eso provocó que Israel y Arabia Saudita -añejos enemigos que habían llegado a un cómodo punto de simplemente no fumarse, ni para bien ni para mal- comenzaran con acercamientos informales. Como enemigos de Irán, valía la pena volverse cómplices en materia de seguridad.

Para cuando Trump trajo un cambio a la política gringa en Medio Oriente, Israel y Arabia Saudita ya habían logrado acercamientos más allá de lo estratégico-militar. Ya se avisora la conformación de un bloque de colaboración económica que va a detonar el mercado en la zona.

Putin será muchas cosas, pero no tonto. Por eso, ha cultivado buenas relaciones con Israel en primer lugar, y con Arabia Saudita en segundo. Todo ello sin que EUA tenga mayores molestias. Al contrario: Las cosas se colocan de tal modo que todos pueden hacer buenos negocios.

Pero en esta ecuación hay dos problemas: Irán y Venezuela. Dos países que causan muchos problemas y que están en abierto conflicto con EUA, Israel y Arabia Saudita. La situación de cada uno es distinta, pero es crítica.

Venezuela está quebrada. Maduro no tiene futuro. Pero Rusia y China lo han mantenido porque le siguen sacando cualquier cantidad de dinero. No es una afinidad ideológica. Simple conducta mercenaria en donde sólo interesa el dinero.

Cuba también está apoyando a Maduro, pero la suya es una economía arruinada. Si Rusia y China se retiran de Venezuela, Cuba no va a poder sostener a Maduro en el poder. Todo el esquema socialista se va a derrumbar de inmediato.

Irán pasa por una fuerte crisis económica también, aunque no tan grave como la venezolana. Sin embargo, se enfrenta a niveles de descontento popular mayores, y la pandemia del coronavirus les está pegando particularmente fuerte.

Atorados a sus atavismos religiosos, los ayatolas iraníes se condujeron de un modo totalmente irresponsable ante el coronavirus, y ahora mucha gente del gabinete está enferma. Gabinete geriátrico, además, así que están en serio riesgos de morir.

Venezuela es el factor principal para importar proyectos comunistoides o incluso terroristas en América Latina. E Irán hace lo mismo en Medio Oriente. Así que EUA y Arabia Saudita, principalmente, están hasta el copete. Esto le da sentido a la actual guerra petrolera.

Al provocar la caída de los precios del petróleo, Arabia Saudita asesta un golpe durísimo a los países que tienen grandes inversiones petroleras: ellos mismos, EUA, Rusia, Venezuela, Irán, Australia, y hasta México. Pero hay diferencias muy evidentes.

EUA, Arabia Saudita y Australia, por ejemplo, tienen economías sólidas que pueden absorber el golpe. Pierden, pero no quiebran. En contraste, Venezuela, Irán y Rusia tienen economías petrolizadas. Lo que pase con el petróleo les pega en la columna vertebral.

Ante una crisis generalizada, Rusia, Venezuela e Irán no tienen modo de reaccionar. Quedan en absoluta desventaja. ¿Se está tramando el colapso definitivo de los regímenes venezolano e iraní? Es una opción que no se debe descartar.

Irán puede caer por su propio peso. Venezuela caerá si Rusia la abandona. Pero Rusia -que no iba tan mal con Arabia Saudita- también está afectada. ¿No existe el riesgo de que Rusia refuerce sus vínculos con Venezuela ante esta medida saudí? No lo creo.

Más bien, pareciera que los saudíes le están advirtiendo a los rusos que la sartén por el mango ya no la tienen ellos. Y que ya es hora de que Rusia entienda que los buenos negocios no están con Irán y con Venezuela. Si Putin es listo, es la hora de cambiar de bando.

Es decir: Todo el panorama hace que Maduro y los ayatolas ya no sean socios atractivos para Rusia. Amén de que con esto los saudíes le recuerdan a Putin que pueden manipular a placer el mercado de donde Rusia obtiene sus mejores ganancias.

Rusia es un gigante herido. Su gran error fue conservar una dependencia mayúscula a los ingresos petroleros. Arabia Saudita no estaba mejor hace 10 años, pero ahora está reforzando sus vínculos con Israel, y eso le va a permitir diversificar su economía.

Así que el mensaje a los rusos parece ser ese: hagan negocios con Israel, no con Irán o Venezuela. Si Putin reacciona y corrige, Maduro y los ayatolas tienen los días contados. Su farsa de revolución podría estar llegando a su fin con la estocada saudí.

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