Enlace Judío México e Israel – Cuando uno toma un paso importante en su vida y se deshace de aquellas cosas que le impedían crecer, que le hacían daño y que durante décadas le fue difícil enfrentar; el sentimiento de libertad y de fortaleza es tan grande que la vida se siente como si ya estuviera resuelta. Sin embargo, no es así, cuando se acaba un problema otro comienza, concretamos una meta y estamos pensando en la siguiente. Esto es así porque los problemas no se acaban con un sólo acto de libertad, ni las grandes obras se crean con un único momento de inspiración, uno debe de trabajar diariamente y de forma continua para lograr sus objetivos. Según nos enseña la Torá, uno también trabaja y construye su relación con D-os.

Los momentos de revelación divina o humana, de claridad absoluta son un buen inicio y una excelente guía. Sin embargo, no son la solución materializada sino el camino hacia ella. Ésto lo aprendieron los judíos en el desierto. Al salir de Egipto pudieron enfrentarse y combatir internamente 400 años de esclavitud y opresión, vieron la Revelación de D-os en la tierra tan claramente como nunca ningún ser humano ha podido presenciar nuevamente, participaron del sacrificio de Pésaj en el que muchos egipcios y esclavos de otros pueblos se convirtieron y demostraron su confianza plena en D-os. Uno pensaría que esa nación entraría inmediatamente a la tierra prometida, no ha habido desde el momento un pueblo más santo que ese en ese momento. Sin embargo, no fue así, la santidad no trae el éxito inmediato, los judíos lejos de llegar a la tierra prometida se enfrentaron a un desierto. En ese desierto es que terminarían de consolidar el futuro del pueblo judío.

La cuenta del omer es una conteo que se hace durante cuarenta y nueve días entre Pésaj (cuando celebramos la salida de Egipto) y Shavuot (cuando recibimos la Torá). En este periodo de tiempo el pueblo judío trabajo espiritualmente para recibir la Torá y hasta la fecha lo seguimos haciendo. Es un tiempo designado a mejorarse como persona y llevar a la práctica todos los aprendizajes que obtuvimos de Pésaj. La cuenta es progresiva en vez de regresiva porque cada día que contamos, no sólo nos acerca más a la Torá, sino que también nos construye como personas.

¿Cómo se hace?

La cuenta se hace al anochecer durante el rezo de “Arbit” los hombres acostumbran hacerlo en la sinagoga, sin embargo también se puede hacer en soledad. Uno debe recitar la bendición correspondiente antes de hacer la cuenta la cual es “Baruj atá A- El-nu Melech ha’olam asher kideshanu b’mitzvotav v’tzivanu al sefirat ha-omer.” Bendito eres Tú D-os nuestro D-os, Rey del Universo que nos ha santificado con sus mandatos y nos ha ordenado la cuenta del omer). Inmediatamente después se dicen los días y las semanas que han trascurrido durante el omer. Por ejemplo “Hoy es un día del omer” o “Hoy son nueve días, que son una semana y dos días del omer.”

Los días se cuentan desde la segunda noche de Pésaj hasta transcurridos 49 días

Las mujeres no están obligadas a hacer la mitzvá, por eso las mujeres sefarditas, a diferencia de las ashkenazíes, no dicen bendición al hacer la cuenta, cuando la hacen.

Si a uno se le olvida hacer la cuenta al anochecer puede realizarla a la mañana siguiente, pero no dice bendición al hacerla esa mañana. El resto de los días dice la bendición como acostumbra. Sin embargo si a uno se le olvida la cuenta tanto al anochecer como a la mañana, perdió la cuenta del día y sigue estando obligado a hacer la cuenta de los demás días, pero ya no puede decir bendición.

La Kabalá y el omer

Además de contar los días desde Pésaj hasta Shavuot, para asegurarse de que las personas trabajen en sus cualidades espirituales dentro de la cuenta también se recuerdan cada una de las sefirot divinas. Éstas son cualidades espirituales que se manifiesta en el mundo de distintas formas, a las que el hombre se puede acercarse a través de refinar sus emociones. Como por ejemplo gesed, al cual uno accede a través del amor o la bondad o guevurá, que representa el autocontrol y la fuerza. Son siete y cada una de las semanas de la cuenta representa una de ellas. Uno debe de trabajar espiritualmente en ella cada día de la semana.