Enlace Judío México e Israel –  A lo largo de la historia, el ser humano ha tenido una extraña fascinación con el concepto del fin del mundo. Por supuesto, cada cultura lo ha expresado de un modo muy particular. 

El judaísmo desarrolló este tipo de ideas en el marco del pensamiento apocalíptico, un extremismo que mezclaba misticismo y nacionalismo, y que se basó en la idea de un flujo líneal de la historia que, por lo mismo, tenía que llegar a un punto de culminación.

Dicho clímax sería un cúmulo de grandes catástrofes que purificarían a la humanidad, y marcarían el inicio del “reino de los cielos” o —como se le llamó más tarde— “reino mesiánico”.

Naturalmente, las epidemias fueron parte de este abanico de calamidades propias del fin del mundo.

Es lógico: sin los conocimientos científicos de hoy en día y sin los recursos de la medicina moderna, las epidemias causaban estragos terribles en las poblaciones. No sólo era la cantidad de muertos, sino la crisis económica que se extendía después durante varios años (algo que se nos podría pasar por alto, pero que hoy estamos contemplando y viviendo de manera directa).

En esta charla, Irving Gatell nos explica las claves del pensamiento apocalíptico, los fallos que tuvo su exacerbada obsesión por el fin de los tiempos, y cómo el Judaísmo desarrolló una comprensión más objetiva y definitivamente correcta, tanto del flujo de la historia como del papel que este tipo de calamidades tienen en la vida del ser humano.

Sin puntos de vista radicales ni extremos delirantes, el Judaísmo nos enseña cómo podemos estar listos para enfrentar estos momentos de crisis, sabiendo que son parte del flujo natural de las cosas y que, por lo tanto, tarde o temprano los tendremos que volver a enfrentar.

 


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