Enlace Judío México e Israel – Al preguntar ¿qué es lo que estamos viviendo?, mucha gente responde que nos encontramos en medio de una pandemia sin precedentes, algunos dicen que ha llegado a nuestra vida un nuevo virus llamado COVID-19 y otros más simplemente lo nombran Coronavirus.

Esto es lo que escuchamos, vemos y leemos a diario. ¿Cuáles son los países más afectados?, ¿cuántas personas han enfermado y muerto?, ¿cuántos recuperados hay hasta el momento?, ¿qué políticas están tomando los gobiernos?, así como cosas cotidianas como ¿hasta cuándo la cuarentena?, ¿es conveniente salir al súper o pedirlo a domicilio?, ¿cómo estar cerca de los que quiero sin verlos?, ¿tengo que pagar la colegiatura completa?, ¿esto que siento es normal?, y muchas más preguntas que cada uno se hace.

Me gusta la idea de pensar lo que nos está pasando desde otra mirada. Lo denominaré bajo el título “Estar con uno mismo”. Para cada uno, en distinta medida, esta ha sido la mayor complicación.

¿Qué tan fácil o difícil es estar con uno mismo?

Los humanos somos seres sociales, nuestra forma de vida está configurada de tal manera, que todo el tiempo estamos con otros. Convivimos en el extenso sentido de la palabra. Reímos, discutimos, amamos, trabajamos, entristecemos, compartimos, compramos, nos enojamos… la gran mayoría de las cosas con los demás.

Algo de esto se vio interrumpido, se tuvo que romper con el estamos para pasar al estar. “Estar con uno mismo”. ¿Cómo hacerle? Ésa es la pregunta.

Cada uno la tendrá que ir respondiendo desde su singularidad, debido a que cada quien está consigo mismo de diferente manera.

Sin duda, están dándose cambios. Los hábitos de sueño son distintos, unos duermen mucho, otros poco, algunos por la mañana, otros por la noche y unos más por ratos. La manera en que comemos y nos alimentamos también se ha modificado. Ni hablar de la forma en la que nos sentimos, una mezcla de sentimientos, pensamientos, comportamientos, dudas.

Y ¿cómo podría ser de otra manera?

“Estar con uno mismo” fue olvidado hace mucho tiempo. A marchas forzadas uno tendrá que construir la forma para hacerlo, sin embargo, esto conlleva tiempo. Habrá que perderse para encontrase.

Estos son los tiempos de extrañeza, en el sentido de que cada uno de nosotros es su propio extraño, un extraño al que se le extrañó y que de nueva cuenta hay que conocer.

Pd. Esto lo estoy escribiendo a altas horas de la madrugada.

Alberto Tartakovski Fuhrman

Mail. [email protected]


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.