Enlace Judío México e Israel –”En esta crisis, a veces perdemos de vista las crisis más grandes que otros aguantaron” es la moraleja de Bret Stephens, autor de la columna del New York Times en la cual se inspira el presente artículo.

¿Hay peor presagio del que te digan: “No vivirás para ver tu próximo cumpleaños”? Pues esto fue lo que le sucedió a Lajos Stillmann quien, en la Nochevieja de 1943, al cumplir 22 años, fue a visitar a una adivina que le leyó la palma de la mano.

En la siguiente Nochevieja de 1944, el  régimen nazi títere de Hungría ha entregado a Stillmann y otros judíos a los alemanes. Lo ponen a trabajar como esclavo, cavando trincheras y trampas para tanques a lo largo de la frontera con Austria.

Stephens relata varias ocasiones en las cuales Stillmann está aa punto de perder la vida:

Un joven soldado de una unidad del S.S. acusa a alguien del equipo de trabajo de Stillmann de robar un par de guantes. Ordena a los trabajadores que se alineen en filas y amenaza con matar al décimo hombre en cada fila si los guantes no aparecen.

Stillmann echa una mirada de reojo por su fila y cuenta. Él es el décimo hombre. El soldado saca su pistola, se vuelve hacia Stillmann y le pregunta si tiene los guantes. En ese momento, llega un oficial alemán y ordena al soldado que enfunda su arma y avance. Stillmann se salva.

Un pensamiento pasa por su mente: “No debería ser tan despectivo con los adivinos”.

Más adelante, Stephens muestra a Stillman en Mauthausen, un campo de concentración cerca de Linz, trabajando en la cantera de rocas del campo.

Unos meses más tarde se ve obligado a marchar nuevamente, esta vez hacia un subcampo llamado Gunskirchen. En el camino, por la noche, un oficial del S.S. lo detiene a punta de pistola.

“Aquí vamos de nuevo”, se dice Stillmann.

“Eres judío”, dice el oficial.

“No soy judío, soy portugués”, responde Stillmann.

Presenta un pasaporte falsificado obtenido el verano anterior gracias a un pariente familiar que trabajaba en la embajada de Lisboa en Budapest.

“Jura que Alemania está ganando la guerra y te dejaré ir”, dice el oficial.

“Alemania ya ganó la guerra”, responde.

Entre el 60 y el 70 por ciento de los judíos de Hungría ya han perecido en el Holocausto. El oficial guarda su arma.

El viernes 4 de mayo de 1945, el campamento es liberado por elementos de la 71 División y el 761 Batallón de Tanques afroamericanos.

Luis Stillmann en su luna de miel, alrededor de 1948, en Michoacán, México.

Stillmann, con una herida en la pierna infectada, pesa 37 kilos. Se recupera y sirve como intérprete para los estadounidenses.

Una noche, en un sueño, ve a su padre enterrar reliquias familiares debajo de un árbol lila en el jardín. Por la mañana, lleva una pala al lugar con el que soñó y encuentra las reliquias.

Vuelve a su casa, pero las tropas rusas están acuarteladas allí. Se infiltra, a través de la frontera hacia Austria, pasando entre los campamentos de personas desplazadas mientras busca un país que pueda aceptarlo.

Finalmente, un país le abre los brazos: México. Lajos pasa a ser Luis. En México, conoce a Buba Weiz, también sobreviviente húngara, quien conoció en Auschwitz a Mengele. Stillmann maneja varios idiomas y representa  a compañías farmacéuticas inglesas y norteamericanas. Es también líder comunitario.

Buba y Luis Stillmann en la Ciudad de México en 2020.
Buba y Luis Stillmann en la Ciudad de México en 2020.

Luis, quien ahora tiene 98 años y ha sido bendecido por hijos y nietos, es amigo de Stephens “desde siempre, por la amistad con mis padres”. El periodista y asesor lo describe como “el hombre más positivo que he conocido”.

Stephens revela que Luis, en aislamiento por la crisis sanitaria, aprovecha el tiempo escribiendo sus memorias.  “¿Es una tontería?” le pregunta al columnista del New York Times. Stephens opina que es un monumento del pasado para el futuro.

Moraleja: En medio de las oscuras profecías de hoy, recuerde cómo un hombre que sobrevivió a una más oscura, hace 76 cumpleaños- y contando.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío/ Fotos y fragmentos traducidos: New York Times