100 ventiladores diseñados por físico nuclear de la UNAM esperan a Cofepris para ser distribuidos gratuitamente

Enlace Judío México e Israel – Con apoyo de empresas de la comunidad judía, físicos de la UNAM trabajan incansablemente para diseñar y fabricar ventiladores mecánicos, así como para desarrollar una aplicación que proveerá información útil, en tiempo real, sobre el estado de la epidemia de covid-19 en México. Carol Perelman conversó con el líder de este equipo. 

El doctor Gustavo Medina Tanco es físico, egresado de la Universidad nacional de Tucumán, con un doctorado en Ciencias por la Universidad de Sao Paolo y es creador y jefe del Laboratorio de Instrumentación Espacial del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.

Hasta hace muy poco, el doctor Medina Tanco y su equipo trabajaban en un proyecto para colocar unos pequeños robots en la luna. A raíz del surgimiento de la pandemia de covid-19, sus ambiciones se volcaron hacia un objetivo más cercano, aunque no necesariamente más sencillo: contribuir con su conocimiento y su trabajo a mitigar los efectos de la epidemia en un país que ha sido, como tantos otros, duramente golpeado por el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que provoca.

En una conversación con nuestra colaboradora Carol Perelman, el físico abrió para nuestros usuarios las puertas de su laboratorio, desde donde habló de los dos proyectos en los que su equipo trabaja durante jornadas extenuantes.

El involucramiento de un equipo de físicos en un tema de salud pública debería de servir “como una demostración de lo importante que es desarrollar ciencia. Ciencia básica, ciencia aplicada, y tecnología e innovación en el país (…), esto te demuestra que un laboratorio que aparentemente está, o podría alguna gente decir que está desligado de la realidad social del país, cuando el país se enfrenta con crisis, pues tiene también una especie de reservatorio, de know how y de recursos humanos que se pueden reconvertir a atacar problemas serios y candentes para la propia sociedad”.

Así fue como, al advertir la emergencia que se cernía sobre México, el equipo del doctor Medina Tanco decidió reagruparse para pensar de qué manera podía ayudar a mitigarla. Trabajaron en dos líneas muy distintas: la creación de un nuevo modelo de ventilador mecánico para el tratamiento de pacientes en estado crítico, por un lado, y el desarrollo de una aplicación móvil que permitiera rastrear y mapear el comportamiento de la epidemia, para así contribuir a un regreso más seguro a las actividades sociales y productivas.

Sobre el primer proyecto, Tanco aclara que “nunca nos propusimos hacer solo un ventilador (…), nos propusimos generar una solución a un problema, aunque sea dentro de nuestras limitaciones (…). Decidimos aliarnos con empresas de la propia comunidad judía para hacer una solución completa. El objetivo es poner un ventilador gratuitamente en aquellos lugares donde realmente la sociedad más lo necesita. ”

El reto no era menor: no solamente contaban con poco tiempo para hacerlo sino que debían enfrentarse al desabasto de suministros que prevalece en el mundo a raíz de la pandemia. Así, el equipo realizó el diseño del ventilador previendo que todos sus componentes se encontraran en el mercado. Empresas como Steren, AG electrónica, Publicidad Virtual y Biomédica de Referencia se asociaron con los científicos de la UNAM para poder cumplir esta misión.

También contaron con la ayuda de especialistas médicos del INER y del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, que cuenta con el único simulador de pulmones de la Ciudad de México. Ahí realizaron tres sesiones de medición y calibración del prototipo.

Finalmente, el equipo probó el instrumento en cerdos. Un equipo de 15 personas de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM se encargó de realizar la prueba y constatar que el equipo era adecuado para proveer una correcta oxigenación a los animales sujetos del ensayo, y que estos no presentaran daños permanentes y fueran capaces de salir del estado de ventilación mecánica asistida con buena salud.

El equipo espera la aprobación de Cofepris para poder fabricar las 100 primeras piezas de este ventilador, que se distribuirán de forma totalmente gratuita. Para ello, el ventilador mecánico deberá someterse a pruebas más amplias, con más sujetos de estudio. Una vez que cuenten con el aval de la autoridad sanitaria mexicana, los científicos de la UNAM estarán en condiciones de hacerlo llegar a las comunidades más necesitadas.

La aplicación

La aplicación desarrollada por el equipo del Laboratorio de Instrumentación Espacial del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, disponible actualmente como web app, pero que muy próximamente estará habilitada para dispositivos móviles, provee al usuario de la información que necesita para entender sus riesgos, tanto si presenta síntomas de covid-19 como si solo desea conocer la distribución geográfica de la epidemia.

El usuario accede a un formulario que está dividido en dos partes: “una primera parte te pide información sobre preexistencias, digamos. Si tienes diabetes, sobre peso, (también te pregunta tu) edad, género, etc. Eso lo llenas una sola vez porque esas cosas no cambian. Y la segunda parte son síntomas, que sí pueden cambiar todos los días.”

Para determinar la probabilidad de contagio de un usuario, los científicos se basaron en un estudio británico que correlaciona síntomas con el diagnóstico clínico de covid-19, y que recogió más de un millón 600 mil casos reales de pacientes para ofrecer valores estadísticos muy robustos. Basándose en los síntomas del usuario, la app puede determinar si su probabilidad de estar infectado es baja, media o alta.

“Además de eso, también, a partir de las preexistencias, lo que se hace es calcular algo que lo denominamos susceptibilidad, a falta de un mejor nombre, que quiere decir básicamente que, dado que te enfermaras, cuál es la susceptibilidad que vos tenés, es decir, qué tan grave puede ser para vos.”

Pero además, la app genera un mapa de riesgo de movilidad, que busca darle al usuario información valiosa para que pueda tomar decisiones cuando ya sea posible comenzar a retomar las actividades sociales y productivas. El mapa le indicará al usuario qué zonas de la ciudad o del municipio están “en rojo”. Dicha información se alimenta en tiempo real, por lo que también puede ser de gran utilidad para que el gobierno pueda tomar decisiones basadas en evidencia instantánea.

Ciencia ciudadana

Para Medina Tanco, esta aplicación puede resolver una pregunta que muchos ciudadanos comunes y corrientes se hacen todos los días: ¿cómo puedo ayudar? Dice que este es un trabajo en equipo. Mientras los científicos aportan sus conocimientos y los empresarios el capital, los ciudadanos pueden aportar algo de muchísimo valor: información.

Esta tecnología, que usa minería de datos e inteligencia artificial, depende de la información que los usuarios aporten al utilizarla. Medina Tanco espera que al menos un millón de personas la utilicen para que brinden un cuerpo de información lo bastante robusto como para que la app pueda cumplir cabalmente su función.

Antes de ofrecernos un tour virtual por su laboratorio, Medina Tanco comentó que tres de sus alumnos han trabajado como voluntarios en funciones que podrían considerarse como riesgosas. Se trata de tres jóvenes estudiantes que no solo asisten al laboratorio, “cuando la UNAM está toda cerrada”, sino que también han tenido la valentía de “ir al INER o ir a Nutrición, en situaciones que en esta época son de mayor riesgo.”

El equipo de Medina Tanco piensa poner a disposición del mundo entero el diseño de su ventilador mecánico, por lo que no pretenden patentar su invento. El plan, dice el físico, es que el dispositivo pueda llegar a los países latinoamericanos que más urgidos se encuentran de este tipo de tecnología.

Antes de despedirse, el doctor Medina Tanco recalcó que este tipo de emergencias “sirve para destacar la importancia de instituciones como la UNAM, que son reservatorios de ciencia y tecnología en el país, y la importancia de que se invierta realmente para formar jóvenes, para mantener esos recursos humanos y para generar infraestructura en ciencia y tecnología que pueden estar ahí disponibles.”