Enlace Judío México e Israel – El rabino Elie Abadie, de Nueva York, envió un mensaje a los judíos de México y Latinoamérica para pedirles que se cuiden, que conserven las medidas de sana distancia e higiene, rumbo a la reactivación de las actividades comunitarias que, al menos en Nueva York, ya comenzó. 

A su vez, en una mesa redonda organizada desde Miami por el rabino Pynjas Brener, al cual participó también nuestro querido rabino Yerajmiel Barylka, el rabino Eliahu Birnbaum, residente de Efrat, en Israel, habló de la “nueva sinagoga”.

El rabino Elie Abadie afirmó que el coronavirus es una plaga que ha afectado seriamente a la comunidad judía de Nueva York, especialmente a la de Medio Oriente.

Comentó que las comunidades judías neoyorquinas han comenzado a celebrar en espacios abiertos, para minimizar los riesgos de contagio, aunque ya esta semana, adelantó, se prevé que comiencen a realizarse los rezos dentro de los templos, aunque sólo a 25% de la capacidad de aforo.

Abadie dijo que, “ya que estamos empezando a abrir, hay varias situaciones en que tenemos que seguir teniendo cuidado”, refiriéndose al retorno paulatino a la cotidianidad, esa cotidianidad trastocada por la amenaza siempre latente de un rebrote, a la que se le ha llamado “nueva normalidad” o “new normal”.

Las bodas, las fiestas, las reuniones sociales, dijo, son propicias para que las personas infectadas infecten a otros, incluso si son asintomáticas, por lo que hizo un llamado a tener mucho cuidado. “Por ejemplo, (al) empezar a acudir a la sinagoga o a rezos, hay que mantener la distancia entre uno y el otro, por lo menos de dos metros; hay que seguir usando la máscara; y también no hay que tocarse o saludarse con la mano o darse un abrazo”, recomendó.

Agregó que cada fiel debe llevar su propio sidur, su propio talit y tefilin, para evitar la transmisión del virus por medio del contacto con objetos contaminados,
que es uno de los mecanismos de infección sobre los cuales los expertos médicos han alertado desde el comienzo de la pandemia.

Eliahu Birnbaum, quien se describe como “optimista”, opina que el cierre de las sinagogas no es sólo un término físico ni geográfico. “No es sólo una catástrofe global, es también una catástrofe judía. Cerrar la sinagoga significa cortar el lazo de la vida judía; de muchos judíos con su comunidad y con su identidad. Por ello, la catástrofe que se está dando influye sobre el mundo judío y va a seguir influyendo”.

Cuando abrieron la sinagoga en Efrat, lo primero que hizo el rabino fue decir la bendición de “Shehehiyanu”. Pero lo embargó la tristeza, porque ya no era la misma sinagoga.

Estamos sentados a tres metros uno del otro. Cuando alguien sube a la Torá, no la puede tocar, no la puede besar, tiene que tomar un papel para besarla, como si fuera algo impuro“, comentó.

“Esto va a llevar al nacimiento de otras comunidades, de nuevas sinagogas… El mundo judío va a cambiar”, concluyó.

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