Enlace Judío México e Israel – El profesor Roni Gamzu, recién nombrado comisionado especial contra el COVID-19 en Israel, pretende ampliar el sistema de investigaciones epidemiológicas y adoptar un nuevo modelo para prever la tasa de mortalidad de la enfermedad a fin de detener su propagación.

Gamzu se reunió el fin de semana con el ministro de Defensa Benny Gantz para discutir la cooperación entre funcionarios de salud y de defensa con el fin de acelerar las investigaciones epidemiológicas y cortar la cadena de infección, informó Haaretz.

Ambos hablaron de aumentar el personal de investigadores a alrededor de 1000 personas, incluyendo soldados que recientemente completaron su servicio militar y se especializaron en investigaciones y análisis como miembros del Cuerpo de Inteligencia, la Policía Militar y la Fuerza Aérea. Recientemente se ha informado de un plan para que el proceso de investigación sea dirigido por el Ministerio de Defensa pero la iniciativa fue rechazada por el ministro de Salud Yuli Edelstein y funcionarios de la dependencia sanitaria.

Gamzu dirigirá el centro de control responsable de las investigaciones epidemiológicas, el sistema logístico, la organización de la información y el análisis de datos. Como parte de esto, se espera que gestione todos los aspectos operativos de la lucha contra el COVID-19, incluyendo investigaciones y pruebas.

Al mismo tiempo, deberá planear con anticipación, establecer objetivos para gestionar la crisis y formular modelos para prever la trayectoria de la pandemia. Estas medidas tienen como objetivo evitar otro confinamiento.

“Un cierre está en el fondo de la caja de herramientas”, expresó Gamzu. “No es inteligente; es un fallo de gestión”.

Hasta ahora, el Ministerio de Salud se ha basado en los datos de su división de epidemiología y en un equipo de investigadores del Instituto Gertner de Epidemiología e Investigación de Políticas de Salud para obtener información sobre el contagio y su continua propagación. Gamzu intenta ampliar el número de modelos de predicción y escenarios de referencia; ha adoptado un modelo desarrollado por el subdirector general de Investigación y Desarrollo del Hospital Ichilov, el profesor Eli Sprecher, y ha dado instrucciones de trabajar con este modelo.

“Los diferentes modelos se basan en una serie de supuestos y perspectivas diferentes, y lo importante es el diálogo entre los investigadores y llegar a conclusiones compatibles”, señaló e instó a formular un “modelo integrado que constituya una base única, uniforme y fiable para los responsables de la toma de decisiones”.

Gamzu sostiene que el modelo desarrollado por Sprecher puede prever la tasa de morbilidad con dos o tres semanas de anticipación. “Construimos un modelo muy simple y preciso, pero su debilidad es que se basa en el pasado reciente y por lo tanto sólo puede prever el futuro cercano”, dijo. “Elegimos este modelo porque es el más adecuado para las necesidades de un hospital. Permite a los hospitales prepararse para todo lo relacionado con el confinamiento, la apertura de salas y capacitación”.

“Cuando se habla de decisiones de balance entre la economía y la morbilidad y la cuarentena en la comunidad, este modelo no se ocupa de eso”.

El modelo se centra en la conexión entre el número de nuevas infecciones y la cifra de pacientes graves y pronostica la morbilidad ocho días en base al análisis de datos de los ocho días anteriores. El modelo proporciona un pronóstico para dos o tres semanas en base a algoritmos que examinan la morbilidad en países similares a Israel. Según Sprecher, el factor más decisivo con respecto a la tasa de infección es el coeficiente de infección (el número de personas que, en promedio, infectará cada enfermo).

El modelo presenta varias previsiones basadas en el nivel de infección y en cómo cambia. Según el modelo pesimista, las medidas que tome el gobierno no afectarán a la tasa de infección. El modelo optimista, por el contrario, asume que el gobierno y el público actuarán adecuadamente para reducir el contagio.

Los diversos supuestos en los que se basa el modelo son adoptados por investigadores de países con características similares a las de Israel. Así, explicó Sprecher, se puede determinar cuándo empieza a disminuir la tasa de infección en un país como Croacia y utilizarlo para crear un pronóstico optimista para Israel y predecir el mínimo de pacientes graves en los próximos días.

Según el modelo de Sprecher y su equipo, hasta el 2 de agosto, Israel tendrá entre 358 y 371 enfermos graves. El 8 de agosto, la cifra se elevará a 387 según el pronóstico optimista, y 450 según el pesimista. El 15 de agosto habrá 600 pacientes graves, frente a 336 en el mejor de los casos.

Al igual que Gamzu, Sprecher se opone a un confinamiento. “Desafortunadamente, tenemos pruebas de lo que hace un encierro”, dijo. “Definitivamente puede reducir la tasa de infección de manera significativa, pero hay dos cosas que no se han recalcado lo suficiente: la comprensión del daño socioeconómico y utilizar el tiempo que proporciona el encierro para preparar y establecer un sistema de investigaciones epidemiológicas. Si esto no se hace, lo que se logra durante el confinamiento se va por la borda”.

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