Enlace Judío México e Israel – A más de una década del apabullante hecho y tras años de procedimientos legales, el Tribunal Especial para el Líbano emitió su veredicto este martes respecto al homicidio del primer ministro libanés Rafic Hariri.

En su sede en Países Bajos, el órgano judicial, establecido en 2009 por la ONU con tal de juzgar a los responsables del magnicidio que sacudió Líbano en 2005 y cuyo proceso inició en 2014, determinó que solo uno de los cuatro acusados por los fiscales es culpable de varios delitos de terrorismo.

Se trata de Salim Ayash, de 56 años, un miembro de Hezbolá. Libres de toda culpa quedaron Assad Sabra, Hussein Oneissi y Hassan Habib Merhi, también parte de las filas del grupo terrorista. La particularidad en cada uno de ellos: su paradero se desconoce y todo el juicio se desarrolló sin su presencia.

La acusación inicial, presentada en el año 2011, integraba también a Mustafa Bareddin, un operativo de Hezbolá con un largo historial de actividad terrorista, pero este murió en una explosión en Siria en el año 2016.

La audiencia, programada inicialmente para el 7 de agosto, se vio pospuesta hasta este 18 de agosto debido a la explosión masiva ocurrida en Beirut que dejó más de 200 muertos y más de 6,000 heridos, una que recordó ecos del magnicidio.

Los jueces afirmaron en su veredicto que la evidencia presentada por los fiscales no fue suficiente convincente para poder culpabilizar a los tres miembros de Hezbolá que quedaron exonerados.

Además, los jueces rechazaron el argumento sostenido por los fiscales que acusaba al alto liderazgo de Siria y de Hezbolá de estar implicados en el asesinato de Hariri, ante lo que calificaron de una ausencia de evidencia convincente.

El presidente del tribunal, David Re, señaló que la mayoría de la evidencia con la que se acusó a los presuntos culpables, primordialmente datos de información telefónica sospechosa alrededor de Hariri hasta el día de su homicidio,  fue “circunstancial”.

Pese a los años y millones de dólares invertidos en el Tribunal Especial para el Líbano, la cuestión principal, ¿quién ordenó el homicidio de Hariri?, no fue resuelta. Se espera que la audiencia de sentencia de Ayyash ocurra dentro de poco y su defensa puede apelar.

El 14 de febrero de 2005, en una operación de alta logística orquestada por meses según consta en los documentos de los fiscales del caso, un terrorista suicida detonó una camioneta con más de 2 toneladas de explosivos junto al convoy del entonces ex primer ministro Hariri en una calle costera de Beirut.

Junto con el político y millonario libanés que estaba por buscar de nuevo el cargo de primer ministro, el cual ocupó en dos ocasiones, un total de 21 personas perdieron la vida y más de 200 resultaron heridas en el bombazo, lo que representó un tremendo golpe a la de por sí caótica vida política de Líbano.

Desde el momento del magnicidio, los dedos apuntaron en contra de Siria y Hezbolá como los probables responsables, en vista del conflicto de intereses que Hariri representaba en la política libanesa tanto para el país árabe como para su aliado local el grupo terrorista.

Hariri, padre del también ex primer ministro Saad Hariri, buscaba erradicar la presencia del régimen de Siria en Líbano, su país vecino que mantuvo una ocupación de 25 años en el territorio libanés, la cual llegó a su fin semanas después del magnicidio, ante una ola de manifestaciones sociales generadas por el mortal hecho, conocidas como “la revolución de los cedros”.

Tanto el régimen de Bashar al-Assad como Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, han negado las acusaciones en su contra, y este último ha acusado incluso al procedimiento internacional del Tribunal Especial para el Líbano como una treta orquestada por Israel y EE. UU. con el fin de golpear al grupo terrorista.

Luego de conocido el veredicto, el gobierno de Israel emitió su respuesta oficial de cara a la decisión judicial, asegurando que, contrario a lo sostenido por los jueces, el grupo terrorista que le es hostil al Estado judío desde la década de los años 80 sí estuvo detrás de la muerte de Hariri.

“La organización terrorista Hezbolá y su gente estuvieron involucrados en homicidio y obstrucción de la justicia”, dijo un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, encabezado por Gabi Ashkenazi. “Hezbolá tomó cautivo el futuro del pueblo libanés al servicio de intereses extranjeros. Los países del mundo deben actuar contra esta organización terrorista para ayudar al Líbano a liberarse de esta amenaza”.

El comunicado agregó: “El armamento de la organización, sus esfuerzos por establecer un arsenal de misiles de precisión y sus operaciones ponen en peligro a toda la región”.

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