Enlace Judío México e Israel – Yehuda Sarna es el rabino de una comunidad judía muy peculiar: de lo los Emiratos Árabes Unidos, un país que, a diferencia de sus vecinos, le ha abierto las puertas a judíos y cristianos de todo el mundo, y donde los primeros se sienten más seguros que en Europa. Conversamos en exclusiva con él. 

El rabino Yehuda Sarna, de 42 años y padre de seis hijos, nunca olvidará el día en que se reunió, junto con otros judíos, con Mohammed Bin Zayed Al Nahyan, príncipe heredero de los Emiratos Árabes Unidos, para mostrarle su gratitud por abrirles las puertas del país.

“Nos miró a los ojos y dijo algunas palabras de bienvenida, muy quedito, muy humildemente. Y nos contó una historia que en ese momento no era pública (…): ‘Después del ataque del 11 de septiembre mi padre (el jeque Zayed, primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos, quien había decidido enviar tropas a Afganistán para pelear contra el Talibán junto con Estados Unidos), me dijo ‘ven, siéntate. ¿Por qué crees que decidí enviar las tropas?'”

El príncipe reprodujo la historia a sus invitados en ese tono humilde que Sarna recuerda con una sonrisa cargada de gratitud. Los motivos de su padre, según narró en aquel encuentro, no eran complacer al presidente George W. Bush, ni velar por la seguridad de los EAU, sino combatir a quienes, dijo, habían corrompido al islam con sus acciones.

La historia puede tomarse como antecedente de la situación que vive hoy en día ese país, que le ha abierto las puertas a muchos inmigrantes judíos y cristianos de todo el mundo, y donde estos pueden sentirse mucho más seguros que en otros países árabes e incluso que en Europa Occidental, donde el antisemitismo ha renacido luego de algunas décadas de paz.

En una entrevista exclusiva con Enlace Judío, el rabino Sarna hizo una muy positiva descripción de la vida en ese país árabe, y llamó a vencer los estereotipos que se tienen contra esa nación petrolera regida por principios islámicos pero abierta al mundo, que hace unos días acordó establecer relaciones diplomáticas con Israel.

“Para mí, esto se remonta a 2010, cuando por primera vez que visité los Emiratos Árabes Unidos. Vine porque yo trabajaba en la Universidad de Nueva York, que tiene campus en diferentes lugares alrededor del mundo”, narra el rabino cuando se le pide que cuente la historia de su llegada a ese país.

En 2015, en Dubai, “había minyanim en las casas de la gente cada semana (…) Fui para Janucá y había miembros de países muy diferentes. Y me conmovió mucho que estaban unidos por el hecho de ser judíos de diferentes países que vivían en un país árabe, y se sentían muy bienvenidos. Al mismo tiempo, no sabían qué tan públicos podían ser respecto a su identidad. Me di cuenta de que estaban muy comprometidos con hacer crecer su comunidad. Seguí asesorándolos y en 2019 me pidieron que sirviera como rabino en jefe. Y sentí que era mi responsabilidad ayudarlos a desarrollarse como una comunidad reconocida (…) que sirviera y contribuyera a la sociedad en general. Y debo decir que fue una gran experiencia tras otra, tanto en los Emiratos Árabes como al ver cómo esta proyecta una influencia positiva en todo el mundo.”

Sarna no ven en los Emiratos Árabes las limitaciones que tienen los judíos en otros países de la región, como la obligación de pagar impuestos especiales o ser ciudadanos de segunda. “Cada vez que me he encontrado con funcionarios del gobierno, me he sentido bienvenido y alentado. Esa es una de las principales razones por las que muchos judíos se han estado mudando aquí, incluso antes de este año. 2019 fue el año de la tolerancia, cuando todo grupo religioso minoritario fue bienvenido.”

Para el rabino, los judíos se están mudando a los EAU “porque es un país muy seguro, con una economía muy fuerte”, pero principalmente, opina, porque el resurgimiento del antisemitismo en los países donde vivieron por generaciones los está expulsando hacia ese país árabe donde se sienten más seguros.

Una comunidad diversa

Se trata de “todo tipo de gente. Algunos son gente de negocios, algunos son joyeros, algunos son maestros, algunos son fisioterapeutas, algunos son psicólogos (…). Son gente común.”

Actualmente hay varios cientos de judíos activos en la comunidad de los Emiratos Árabes, aunque Sarna piensa que debe de haber unos mil judíos en el país. Sin embargo, tras el anuncio efectuado en días recientes por Israel, sobre la activación de las relaciones diplomáticas entre ambos países, “se está construyendo la infraestructura para recibir a 10 mil judíos.”

Para el joven rabino, migrar a un país como los EAU requiere vencer “miedos irracionales que absorbemos de la gente que nos rodea, de los medios, de nuestros propios traumas”. Recuerda que él mismo temió por su vida la primera vez que estuvo en el país. Los estereotipos que se tienen sobre los países musulmanes y árabes hacen que muchos judíos piensen que no están seguros en ellos. Sin embargo, este acuerdo histórico “nos obliga a confrontar esos estereotipos.”

Irónicamente, muchos judíos que por generaciones han vivido en Occidente enfrentan ahora un peligro real, causado por un antisemitismo que resurgió con violencia en países como Alemania, Francia o incluso Estados Unidos.

“El primo de mi esposa fue asesinado en el ataque de Nueva Jersey”, recuerda cuando se le pregunta por los incidentes de antisemitismo en las universidades y la prensa del país al que ahora ha llegado. Recuerda que el resurgimiento del antisemitismo es un fenómeno mundial y que a los EAU están llegando judíos de Estados unidos, del Reino Unido, de Francia, de Bélgica…. “En todos estos países, en los últimos 10 años, se ha visto un aumento del antisemitismo. Y te lo digo: los judíos se sienten seguros aquí.”

Dice que tanto Abu Dabi como Dubái son ciudades globales, donde 85% de la población proviene de diversos países y puede encontrarse a todo tipo de personas. Así, él y su familia pueden disfrutar la vida en esas ciudades sin preocuparse por ser discriminados o agredidos por ser judíos.

Palestinos en los EAU: una nueva visión

Respecto a los 250 mil palestinos que viven en los Emiratos Árabes y cómo se relacionan con la comunidad judía de ese país, Sarna recuerda a un personaje muy importante de la vida pública, Zaki Nusseibeh, ministro de estado, quien nació en Jerusalén en 1946.

“Zaki era muy cercano al jeque Zayed, el fundador del país (…), es una de las personas clave que proveyeron el mapa para esta política de tolerancia e inclusión. Su hija es Lana Nusseibeh, es la embajadora de los EAU ante las Naciones Unidas“, explica.

Agrega que “Lana fue la primera diplomática de los EUA que me invitó a cualquier cosa. De hecho, me pidió que hablara en un evento de Naciones Unidas que ella organizaba. Era un evento para conmemorar el 15 aniversario de algo llamado la Organización para Cooperación Islámica, cuya forma original en las Naciones Unidas reunía a todos los países de mayoría musulmana.”

La invitación lo tomó por sorpresa, según nos refiere. “Ella dijo ‘tenemos esta reunión por el 15 aniversario; los embajadores de todos los países musulmanes estarán reunidos ahí, tendremos al secretario general, Antonio Gutiérrez, hablando, y necesitamos algunos oradores de nuestro lado que hablen sobre tolerancia religiosa, ¿estarías dispuesto a hablar?’. Recibí ese mensaje temblando, literalmente, no podía creer que me diera esa oportunidad.”

En una extraña coincidencia, “ocurrió que esa reunión tenía lugar en Yom HaShoá en el calendario hebreo (el día de recordación del Holocausto), y pensé que tenía que hablar sobre el Holocausto. Entonces, conté la historia de la familia de mi esposa, que fue salvada durante el Holocausto por un médico árabe en Berlín.”

Lana Nusseibeh escuchó la historia y aprovechó para narrar la de su propia familia, “una familia musulmana, (a la que) le fue confiada la llave del Santo Sepulcro durante casi mil años. Ella sentía que cuidar la religión de los otros estaba en su ADN. La primera vez que vi a Lana, en un panel en el que hablé, se acercó a mí y me dijo: ‘lo que sea que necesites para construir la comunidad judía, no dudes en acudir a mí’. Y se ha mantenido en su palabra. Hace unos meses, alrededor de la Pascua, mi familia y yo contrajimos el coronavirus. El día de la Pascua recibí un mail de alguien de su equipo y le dije ‘lamento no poder responder ahora’. Al día siguiente recibimos de ella el paquete más grande que podrías imaginar.”

Para Sarna, Lana pertenece a una generación que mira hacia atrás en el tiempo y comprende que los boicots y la beligerancia contra Israel no han servido de nada al pueblo palestino, y que hay que probar algo diferente. También recuerda que la anexión de los territorios ocupados en Cisjordania fue una promesa de campaña del primer ministro Netanyahu y, sin embargo, este reculó. Y aunque sabe que el liderazgo palestino no está muy feliz ahora mismo, “algo bueno saldrá de este acuerdo que firmamos.”

Como muchos otros judíos, Sarna espera que la paz con los palestinos llegue eventualmente, aunque sabe que podría llevar mucho tiempo.

Respecto a cuál es el sentir del pueblo de los Emiratos Árabes sobre el histórico acuerdo bilateral, Sarna dice que depende de con quién hables, pero asegura que se trata de un acuerdo muy diferente que el firmado con Jordania o Egipto.

Al parecer, la relación del pueblo emiratí con Israel es distinta que la de otros países árabes, y pone como ejemplo la serie Shtisel: “no puedo decirte cuántos emiratíes me han dicho que aman el show. La identidad nacional emiratí no está enraizada en el mismo tipo de antioccidentalismo o anticolonialismo de otros países árabes. Tampoco está enraizada en la enseñanza radical islámica (sino) en la hospitalidad árabe”, de un país que se ha convertido en un cruce de caminos que conecta oriente con occidente.

Para Sarna, los Emiratos Árabes Unidos encarnan la posibilidad de un mundo árabe más abierto a otras culturas. Recuerda que es ese el único país de la región donde la población cristiana está creciendo y espera que lo mismo ocurra con la población judía en los próximos años.

La influencia de los EAU en la región podría ser determinante para que, en un futuro más o menos cercano, Medio Oriente adquiera un nuevo rostro frente a sí y frente al mundo. Un rostro más tolerante, multicultural y próspero, donde judíos, musulmanes y cristianos puedan volver a coexistir en armonía.

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