Enlace Judío México e Israel –  שלושה המה נפלאו ממני וארבעה לא ידעתים

«Y tomaréis en el primer día [de Sucot] un fruto de árbol cítrico (etrog), rama de palmeras (lulab), rama de mirto (hadas) y sauces de los arroyos (‘araba). Y te alegrarás delante de HaShem, tu Dios durante siete días « (Lev. 23).

Este año, 5781 / 2020, el primer día de Sucot cae en Shabbat. Por lo tanto, la Mitsvá del Lulab se realizará recién el día domingo 16 de Tishrí / 4 de Octubre, por la mañana.

¿QUE REPRESENTAN ESTAS CUATRO PLANTAS?

La Torá no explica por qué debemos tomar específicamente estas 4 plantas en Sucot. Una posible razón, en línea con el pensamiento de Maimónides, es que en los tiempos de la Torá la razón de este precepto era tan evidente que no era necesario explicarlo. Y con el tiempo, esa explicación, se perdió….

Los Jajamim (Rabinos del Talmud) ofrecieron algunas interpretaciones al respecto, enfocándose más que nada en lo que estas plantas representan visualmente (4 órganos del cuerpo–espina dorsal, corazón, ojos, boca– todos unidos para servir a HaShem) o sus otras características (aroma y gusto, representando 4 individuos del pueblo de Israel).

Mi maestro, Ribbí Sa’adia Benzaquén, z»l, solía decir que estas plantas representan el reino vegetal porque las 4 son perennes, es decir, que no mueren ni pierden sus hojas cuando llega el invierno. Esto es particularmente notable en el etrog, un fruto cítrico, que como explica la Guemará, permanece en su árbol durante todo el año (haddar beilanó meshaná leshaná).

Estas 4 plantas, además, crecen en zonas completamente diferentes. El etrog crece en los valles, el lulab (palmeras) en el desierto, el mirto (hadas) en las montañas, y la arabá (sauce) en las orillas de lagos y ríos.

CARRERA HACIA LA SEQUEDAD

Hace unos años atrás noté algo más, un detalle que nunca antes había observado ni escuchado. Mientras estaba explicando a los miembros de mi comunidad cómo preservar las 4 especies para que duren por toda la semana de Sucot me di cuenta que cada una de estas plantas se seca a un ritmo completamente distinto.

La planta que más rápido se seca es la  ‘araba. Las ramas de sauce, una vez cortadas de su árbol, se secan en cuestión de días. En muchos casos, las ramas de ‘araba no sobreviven ni siquiera los 7 días de Sucot.

Luego están las hojas de mirto, hadás, que demoran unas semanas en secarse por completo.

El lulab, la rama de palmera, se seca muy lentamente. No tarda semanas sino meses en secarse.

Y finalmente tenemos el etrog. Hay varios elementos que hacen del etrog un fruto especial, pero quizás lo más característico del etrog es que es una fruta que nunca se descompone, y puede durar por años. Si uno deja, por ejemplo, un limón (el fruto cítrico más parecido al etrog) o cualquier otro fruto cítrico por algunos días al aire libre o incluso en un refrigerador, inevitablemente se va a poner blanco, o verde se va a llenar de moho y se va a descomponer. El etrog, sin embargo, nunca se pudre ni se descompone. Y si uno deja un etrog en una cajita o incluso al aire libre, si bien se achica y pierde su color, el etrog dura y hasta preserva su aroma, no durante meses sino durante años (sic). No existe ninguna otra fruta cítrica de estas características.

¿DEPENDER O NO DEPENDER?

Pero ¿Serán estas propiedades de las 4 plantas una casualidad?

Aunque no estoy muy seguro de cómo entender el significado de estos elementos, no creo que se trate de una casualidad. ¿Por qué?

Primero porque uno de los temas fundamentales de la fiesta de Sucot es la lluvia (בחג נדונים על המים). Durante Sucot comenzamos a agradecer a HaShem por la lluvia (mashib haruaj, morid hagueshem) y también rezamos pidiendo tener un año de precipitaciones generosas y a su debido tiempo. Estas 4 plantas representan una relación de dependencia distinta en cuanto al agua que necesitan. En el caso del etrog y la ‘araba, por ejemplo, están en extremos opuestos en cuanto al agua y humedad que conservan o pierden en su interior.

EL ORDEN DE LOS FACTORES…

La razón principal por la que no creo que el elemento de sequedad sea una casualidad, es el orden en el cual estas cuatro plantas son presentadas por la Torá. Si uno observa con atención el pasuq (versículo) mencionado arriba, verá que la Torá primero menciona al etrog, luego al lulab (hoja de palmera), luego a los hadasim (mirto), y finalmente la ‘araba (sauce). Es decir, hay una mención progresiva en cuanto a la rapidez en la que estas plantas se secan. Se menciona más tarde la planta que más rápido se seca, y viceversa.

Quizás la Torá nos quiere enseñar la diferencia entre el justo y el malvado. El etrog, que fue identificado por los Sabios con el judío ideal, dedicado al estudio y a la práctica de la Torá, no se “marchita” rápidamente. Como dice David haMelej en Tehilim 1: 3: “El justo será como un árbol plantado a la orilla de un río, que da su fruto a su tiempo y sus hojas jamás se marchitarán”. Mientras que el malvado, identificado por los sabios con la ‘araba será «como la cáscara seca, arrastrada [contra su voluntad] por el viento”.

UNA IDEA NUEVA

Este año, 5781, se me ocurrió otra idea. En realidad la razón principal por la cual la Torá nos indica tomar plantas y agradecerle a Dios es porque Sucot sucede al final de la cosecha. Cabe destacar que en los tiempos antiguos no habían refrigeradores ni existían los métodos de preservación de alimentos que tenemos hoy, como latas de conserva, etc. Y por supuesto que era necesario que los agricultores tuvieran reservas de alimentos que pudieran alcanzarle hasta la próxima cosecha. Hay alimentos “precederos”, como la ‘arabá, que deben ser consumidos frescos y no hay manera de conservarlos o dejarlos a secar. Hay alimentos intermedios como los hadasim y el lulab que se pueden mantener por algunas semanas. Y hay otros alimentos que se pueden dejar secar, como el etrog, y se conservan por meses o incluso años. En su infinita bondad y sabiduría el Creador diseñó los alimentos con diferentes características. Algunos deben ser consumidos en el momento y otros no tienen fecha de expiración. Quizás estas plantas nos recuerden estas características y nos den una razón “más” para agradecer Dios por su sabia Creación.


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