Enlace Judío México e Israel – Desde sus inicios como especie, los humanos comenzaron a transmitir ideas y sentimientos de muchas y diversas maneras, llegando estas a ser consideradas como arte.

La palabra tiene su origen en el latín ars, que a su vez es la traducción del griego del término techné de donde también se deriva “técnica”. En Grecia, esto englobaba todo lo que producía el hombre, material e intelectualmente.

Las expresiones artísticas son numerosas, como lo son los medios que el hombre utiliza para expresarse. Así, de manera enunciativa podemos mencionar la pintura, la escultura, la música, la literatura, la danza, la escultura, la cinematografía, la gastronomía, etc. Incluso se han desarrollado conceptos como “El Arte de la Guerra”, las artes marciales y, las que nos interesan, las artes amatorias.

Siendo la procreación y su origen y causa, el acto sexual, el inicio y el eje central de nuestra existencia, éste ha sido materia de infinidad de expresiones y manifestaciones artísticas.

Para muchas culturas, el sexo tuvo y sigue teniendo connotaciones místicas y está íntimamente ligado con sus prácticas religiosas, sociales y culturales.

En templos de países orientales se encuentran esculturas e imágenes de personas realizando todo tipo de actos sexuales, individuales, grupales, hetero y homo sexuales. Aún en templos y catedrales católicas podemos encontrar escenas eróticas, como en algunas sillas antiguas donde se sentaba el clero en la Catedral de Toledo y en las fachadas de muchas otras de toda Europa.

En la literatura abunda la producción sexual, sutil o francamente explícita. Octavio Paz en su obra Amor y Erotismo dice que el primero es una poética corporal y el segundo es una poética verbal.

El español Félix María Samaniego escribió el poema

“El país de afloja y aprieta”:
Ésta es la capital de Siempre-meta,
País de afloja y aprieta…

Pero el acto sexual en sí también ha sido considerado como un arte, para el que, como para todas las demás disciplinas, se debe estudiar y practicar si se quieren realizar obras maestras.

Desde El Arte de Amar de Erich Fromm, quién analiza el tema desde una perspectiva psicológica, hasta el Kama Sutra, el texto hindú sobre sexo escrito alrededor del siglo 3 de nuestra era, el Ananga Ranga, el Tao del Amor, las prácticas sexuales en la Grecia y el Egipto antiguos o el Shunga japonés, una parte muy importante de la creación artística e intelectual del hombre tiene como elemento central el sexo.

A toda actividad humana se le puede aplicar el punto de vista de los tres obreros de la construcción a quienes alguien les pregunta: ¿Qué estás haciendo”? El primero responde: “Estoy trabajando para comer”, el segundo dice: “Estoy levantando un muro” y el tercero: “Estoy construyendo una catedral”

De la misma manera, podemos tener sexo de una manera rutinaria, repetitiva y hasta aburrida, podemos hacerlo de una manera placentera o podemos hacer de esta actividad una experiencia extraordinaria y hasta trascendente. Todo depende del interés, el conocimiento y la preparación que tengamos y apliquemos.

La actividad sexual cumple el objetivo básico de reproducirnos y perpetuarnos a través de nuestros descendientes. Además, nos puede proporcionar placer, un placer que puede llegar a ser muy intenso y que es diferente a todos los demás ya que el placer sexual, por ser privado e individual, puede llegar a ser ilimitado.

Pero, además, nos da la posibilidad de conectarnos íntimamente con el otro (o la otra) de tal manera que aumenta nuestra autoestima y nuestro estado de satisfacción con la vida.

El diseño de las herramientas para la relación sexual es una maravilla. La especie humana es casi la única que lo realiza frente a frente. Esto se expresa de manera muy bella en la escena final de la película “La búsqueda del fuego” de 1981, dirigida por Jean Jacques Annaud, en la que una pareja de cavernícolas, por primera vez copulan de frente. El que nos demos y recibamos placer con las partes más sensibles de nuestro cuerpo y el que podamos estar realmente dentro del cuerpo de otro para dar y recibir, es simplemente mágico.

El final, por lo menos temporalmente, del acto sexual, es el orgasmo. Esto sería equivalente a la ceremonia de firma de una pintura o a escribir la palabra FIN en una novela. Sin embargo, para llegar a eso, podemos tardar unos minutos o varias horas, dependiendo de nuestra capacidad de proporcionar y recibir placer.

El Kama Sutra explica como obtener el máximo goce, comenzando por la selección adecuada de la pareja desde el punto de vista del tamaño de sus respectivos órganos sexuales, siguiendo por la preparación previa, de los cuerpos, del ambiente del lugar donde se va a realizar, del estado de ánimo y llega a la descripción de muchas posiciones sexuales, algunas solo alcanzables por contorsionistas. Sus imágenes son explicitas por completo ya que el sexo tenía un componente espiritual muy fuerte y, en consecuencia, no era motivo de censura ni ocultamiento. El sexo se veía de una manera completamente natural y parte integral de la vida, como podemos comprobar al ver que ese libro, además de técnicas sexuales, es un manual de comportamiento adecuado en la sociedad.

SEXO TÁNTRICO

Hace más de 4,000 años surgió en Oriente una filosofía de vida llamada “Tantra”. Esta consta de cuatro partes o llaves. Estas son:

  • Aceptarse a uno mismo y a los demás tal como son.
  • Estar presente en el momento, con lo cinco sentidos
  • Expresar lo que sientes y piensas
  • Movimiento Armónico y fluido

Una parte importante del Tantra es la referente al sexo. Aquí, el objetivo fundamental es dejarse llevar por el placer. La meta no es el orgasmo, sino la energía sexual que transmiten los dos cuerpos, aprender a disfrutar del sexo sin etiquetas, sin tabúes, sin presiones ni ansiedad. Disfrutar con libertad.

A diferencia del  punto de vista actual en que el sexo se llega a considerar como una clase de gimnasia o como un examen en el que estamos pendientes de la calificación que obtengamos, el sexo tántrico enseña a olvidarte de todo eso y a prestar más atención a los besos, a las caricias, a las miradas, a disfrutar de una forma más paciente, más plena y consciente de toda la energía que sienten dos cuerpos en un acto sexual, a no centralizar todo en la búsqueda del orgasmo ni a tener que alcanzarlo rápido y desesperadamente. A potenciar los sentidos

El sexo tántrico es una mirada serena y sensata de la sexualidad. No se ser libre sexualmente si primero no se es libre como persona.

 En conclusión, el sexo puede ser un deporte, una obligación, una lata, una artesanía o un arte. Depende de cada uno de nosotros. Es una de las actividades humanas en las que más libertad podemos ejercer, ya que todos tenemos las herramientas para ejecutarlo, Solo depende de nuestra libertad interior, la que nos damos nosotros mismos para pensar y sentir.

¡Viva la Libertad!


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