Este domingo se abrió la licitación para la construcción de 1,257 unidades un vecindario planificado en Jerusalén Este, anunciaron la Autoridad de Tierras y el Ministerio de Vivienda de Israel, informó el sitio The Times of Israel.

Si se construye, Givat Hamatos se convertiría en el primer nuevo barrio judío en Jerusalén Este en dos décadas. Políticos y activistas israelíes a favor de los asentamientos celebraron la medida.

Miki Zohar, del partido Likud de Benjamín Netanyahu, elogió el desarrollo como un factor propicio para la contigüidad entre los barrios judíos de Jerusalén. “Este es un vecindario en un lugar estratégico entre Beit Safafa y el camino a Hebrón. La construcción aquí es esencial para preservar la contigüidad judía entre [los vecindarios de] Talpiyot y Guilo”, dijo Zohar.

Zohar pareció implicar que Netanyahu estaba utilizando los últimos días de Donald Trump en la presidencia de EE. UU. para llevar a cabo la controvertida medida.

“Estos días son una oportunidad que no se repetirá para afianzar nuestro control sobre la Tierra de Israel. Estoy seguro de que el presidente Trump y el primer ministro Netanyahu trabajarán para utilizarlos de la mejor manera posible”, dijo Zohar.

Un funcionario del gobierno de Jerusalén, Aryeh King, activista en una organización en pro de los asentamientos, elogió la decisión de construir en Givat Hamatos.

“Tengo muchas esperanzas de que estos sean los primeros signos de un deshielo en la construcción en el este de la ciudad, lo que hará que se detenga el aumento de los costos de vivienda en la ciudad”, dijo.

La organización proasentamientos Regavim elogió el desarrollo y dijo: “Jerusalén es la capital del Estado de Israel y estamos a favor de que el Estado ejerza su soberanía en su capital”.

Por el contrario, opositores a la construcción israelí en Jerusalén Este y Judea y Samaria manifestaron su consternación.

Givat Hamatos, junto con Guilo, rodearán por completo el barrio palestino de Beit Safafa. Un día, si hay una solución de dos Estados y un Estado palestino en Jerusalén Este, Beit Safafa quedará aislada del resto de Jerusalén Este”, dijo Aviv Tatarsky, miembro de la organización israelí Ir Amim.

Tatarsky dijo que el desarrollo también podría aislar a Jerusalén Este, que los palestinos claman como la futura capital de su Estado.

“El nuevo vecindario establecería hechos sobre el terreno de manera que si un futuro gobierno israelí desea llegar a un acuerdo con los palestinos, sería muy difícil hacerlo de una manera que mantenga la contigüidad territorial”, dijo Tatarsky.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, condenó la medida y la calificó como un intento de Israel de “acabar con la solución de dos Estados respaldada internacionalmente”.

“La oferta continua del gobierno de la ocupación [Israel] por nuevas viviendas en los asentamientos no cambiará el hecho de que todos los asentamientos están condenados a terminar”, dijo el portavoz de Abbas.

El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, dijo que estaba “profundamente preocupado” por el desarrollo.

“Este es un lugar clave entre Jerusalén y Belén en la Cisjordania ocupada”, dijo en un comunicado. “Cualquier construcción de asentamientos causará un daño grave a las perspectivas de un Estado palestino viable y contiguo y, en términos más generales, a la posibilidad de una solución negociada de dos Estados de acuerdo con los parámetros acordados internacionalmente y con Jerusalén como la futura capital de dos Estados”.

Por su parte, la organización israelí Paz Ahora, que se opone a toda construcción israelí en Judea y Samaria y Jerusalén Este, advirtió que los planes eran potencialmente “un golpe fatal para la solución de dos Estados”.

“Esta catástrofe aún puede detenerse, y esperamos que los funcionarios del gobierno que todavía sienten una pequeña gota de responsabilidad por nuestro futuro colectivo hagan todo lo posible para abandonar la licitación”, dijo el organismo en un comunicado.

El plan de construcción en Givat Hamatos se adelantó por primera vez en 2012, lo que generó una condena generalizada de la comunidad internacional. Se pospuso repetidamente durante casi ocho años.

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