Enlace Judío – Les escribo la carta del mes con un rayito de esperanza de que pronto volvamos a una nueva normalidad, ya que la de antaño se fue para no regresar.

Las noticias de que ya viene la tan ansiada vacuna llegan en un momento en que la pandemia ha tomado un segundo aire que ha eclipsado los números de la primera ola. Afortunadamente ya hay suficientes equipos como respiradores, etc., y los médicos ya saben cómo atacar al virus más rápido, pero el número de contagios se ha disparado desproporcionadamente. La gente sigue con una actitud de “a mi no me va a dar” y no sigue las reglas fundamentales de prevención del contagio.

Yo no se ustedes qué van a hacer, pero yo me pondré la vacuna en cuanto esté disponible, ya que no puedo mantener este distanciamiento con mi familia y mis amigos que ha sido muy desgastante.

En el aspecto político prácticamente ya terminó la contienda en Estados Unidos con un triunfo cuestionable de Joe Biden, pero ya es momento de seguir adelante y evitar disputas. Parece ser que Trump sí va a aceptar el fallo del colegio electoral y aunque haya muchas fallas en el sistema y posibles errores graves, al final se impondrá el Estado de derecho que ha hecho grande a este país.

La decisión pendiente sobre el Senado se resolverá el 5 de enero con una nueva votación en Georgia, donde siguen en disputa los dos escaños. Hoy el Senado está 50 a 48 a favor de los republicanos, pero si los demócratas, en el poco probable caso, ganan ambos comicios, quedaría 50/50 y el voto de calidad lo tendría la vicepresidenta, lo cual haría que ambas cámaras estuvieran controladas por el mismo partido que la presidencia, perdiéndose el sistema de peso y contrapeso que es imperativo para un buen gobierno.

Si los demócratas controlan el Senado habrá muchos incrementos de impuestos y varios cambios que moverán al país hacia la izquierda, aunque el gabinete propuesto por el presidente electo Biden está más moderado de lo que se temió en un principio dejando a los “progresistas” enojados, pues ellos querían una posición más extrema.

La economía en Estados Unidos se sigue recuperando, aunque ha perdido un poco del ímpetu de los meses pasados. El número de nuevos desempleados sigue creciendo y los cierres provocados por COVID-19 van a afectar sobre todo a las industrias de hospitalidad, donde muchas empresas pequeñas no van a aguantar una nueva disposición gubernamental de reducción de operaciones.

La actividad productiva ya lleva 6 meses con números arriba de 50 que representan crecimiento, pero la cifra viene hacia abajo, lo cual denota que se le está acabando la gasolina al camión de consumo.

El hecho de que los dos partidos no se hayan podido poner de acuerdo en un nuevo paquete de ayuda a la pequeña empresa y a los desempleados, pone a estos en una situación crítica, ya que al final de diciembre se terminan los beneficios y millones de gentes se quedaran sin ingreso si no se llega a un arreglo.

La inflación sigue sin ser un problema y el exceso de liquidez provocado por el FED se ha ido a pago de deuda de tarjetas de crédito y a los mercados de valores y no a consumo, que era lo que esperaba el gobierno.

La separación entre ricos y pobres se ha hecho mayor durante la pandemia y los 50 individuos más ricos han incrementado su fortuna personal en más de 1 trillón de dólares, a partir del rebote de la bolsa que se inicio a finales de marzo. Cabe decir que Elon Musk, el principal accionista de Tesla, es ya el segundo hombre más rico del país, pasando a Bill Gates y solo atrás de Jeff Bezos de Amazon.

La situación en México sigue muy complicada. Según CONEVAL, el 44.5% de la población vive a nivel de pobreza, 10% más arriba que en febrero de este año. La definición de pobreza es gente a la que no le alcanza para comprar la canasta básica de alimento y que cuesta $1,300 pesos al mes en las zonas rurales y $1,700 en las zonas urbanas. Si analizamos qué poco dinero es eso, nos damos cuenta de la situación desesperada que atraviesa casi la mitad de la población del país.

Por otro lado, las finanzas públicas siguen sólidas ya que se ha mantenido la política de no gastar lo que no se tiene y no incrementar la deuda pública, decisión acertada vista como economistas, pero poco entendible desde el punto de vista social o humanitario.

Una gran cantidad de mexicanos siguen sin trabajo, hambrientos y con pocas esperanzas de mejorar durante una época en que la pandemia no pierde fuerza y ya mató a 105,000 personas según cifras oficiales que tal vez no reflejan la totalidad.

En una encuesta publicada el día de ayer, la aprobación del presidente López Obrador subió en 5 puntos y la gente respondió en su mayoría que volvería a votar hoy como lo hizo en 2018, respuesta poco agradable para aquellos que buscan un cambio en las cámaras en las elecciones intermedias del 2021.

No hay duda que la polarización de clases se ha agravado y que los más necesitados ven a AMLO como su posible solución, aunque no hayan visto resultados muy favorables en los primeros dos años de la administración actual.

Me preocupa la falta de inversión en nuevas empresas tanto de capital nacional como extranjero, y esto se debe en gran parte a la inseguridad que prevalece y en parte a la indefinición de reglas claras que protejan a los inversionistas.

La captación de impuesto sobre la renta al no haber utilidades por culpa de la pandemia, la disminución de ingresos por productos de trabajo al crecer el desempleo y la decisión de no pedir más dinero prestado me llevan a la pregunta: ¿de dónde va a sacar recursos el erario para el gasto corriente y para los nuevos programas propuestos de desarrollo de infraestructura?

Ya sabemos que México compite con otros países para atraer inversión extranjera y cada día en que no se invierte en infraestructura y educación, se pierde oportunidad de crear empleos y todo lo demás que trae la inversión extranjera.

Mucho se ha dicho sobre la paridad del peso. Creo que el rebote del precio de la mezcla mexicana de petróleo al nivel más alto del año, aunado a la debilidad del dólar provocada por la enorme cantidad de liquidez creada, ha ayudado a la recuperación de la moneda, pero no creo que sea sostenible una mejoría importante. Por otro lado, tampoco veo una caída seria, por lo que veo el próximo año en la banda de $19.80-$21.00.

Israel sigue en buena situación económica y aparentemente logró controlar la segunda ola del COVID-19.

La paz firmada con varios países árabes se verá culminada usando lo hagan con Arabia Saudita, lo cual no sucedió por las elecciones de Estados Unidos. Yo creo que Biden lo anunciará en un futuro cercano llevándose las palmas de una labor de Trump, pero lo que importa es que al final se logre la paz.

La contracción del PIB en Israel será como del 6% en 2020, pero el rebote hará que al final del 2021 no esté muy lejos de los números de 2019, algo que pocos países podrán lograr.

Hablando de los mercados, las bolsas de valores tuvieron un noviembre espectacular, alcanzando niveles históricos y llevando valuaciones a niveles difíciles de explicar. El Dow Jones llegó a 30,000 puntos, aunque la acción de Apple solita es responsable del incremento de 2,500 de los 10,000 puntos de 20,000 a 30,000.

Las 6 acciones tecnológicas denominadas FANGM (Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google y Microsoft) representan 46% del incremento de la capitalización de los mercados, mientras las otras 9,000 acciones subieron apenas 11% desde el desplome de marzo.

Los bonos tuvieron también un buen mes, sobre todo los de menor calidad y los de países emergentes, ya que los inversionistas decidieron ser menos conservadores y buscar mejores rendimientos.

Las tasas de interés se mantuvieron estables con una ligera tendencia a la baja, aunque el día de hoy, la tasa del bono de 10 años se disparó 0.09% estando ya muy cerca de llegar al 1%. Contra esto, vemos que 2/3 de la deuda de gobiernos del mundo está en retornos negativos, es decir que hoy hay que pagar más de 100 por un bono para recuperar 100 dentro de 10 años.

El oro llegó en noviembre a más de $2,000 la onza, pero se contrajo debajo de $1,800 al fin del mes al buscar los inversionistas más rendimiento y menos seguridad.

Les deseo como siempre que se mantengan sanos, que tengan un buen fin de año y que ya estemos cerca de volver a la nueva normalidad, donde viviremos con tranquilidad.

Un abrazo

Luis

 


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