Enlace Judío México e Israel – Dos huracanes devastaron Centroamérica hacia el final de un año catastrófico. Al igual que hace tres años, un equipo de las Fuerzas de Defensa israelíes viajó a Honduras para tratar de mitigar el sufrimiento de los pueblos devastados. 

“Fue una delegación muy exitosa”, dice Golan Vach en entrevista con Enlace Judío, para resumir en una frase el titánico trabajo que su equipo realizó en Honduras, en noviembre pasado, para ayudar a esa nación a recuperarse del embate de los huracanes Eta y Lota, que dejaron cuantiosos daños materiales y humanos en la región.

Acompañó la delegación Tal Itzhakov, agregada de diplomacia, prensa y cultura de la Embajada israelí en México.

Además de brindar asesoría profesional sobre protocolos para la restauración de las zonas afectadas, “arreglamos el pueblo más dañado de Honduras”, dice Vach. Se refiere a Cruz de Valencia, en el municipio de La Lima, que quedó anegado tras el paso de las tormentas.

“Trabajamos ahí cinco días, desde la mañana hasta la noche. Después de cinco días, cientos de personas dejaron los refugios y regresaron a sus hogares porque reparamos el sistema de distribución de agua potable y pusimos energía solar”, dice Vach, un viejo conocido de México, pues formó parte de la delegación israelí que brindó ayuda tras el poderoso terremoto del 19 de septiembre de 2017, que mató a cientos de personas en este país.

La delegación israelí, según narra Vach, colocó paneles solares para iluminar las calles de aquel poblado, urgido de luz en todos los sentidos. También ayudó a la gente a restaurar sus casas. “Restauramos más de 50 con maquinaria que trajimos de la municipalidad. Trajimos dos tractores y la gente no podía creerlo, era un pueblo que nadie conocía. Y después de algunos días podíamos ver el pueblo vivo, fue muy emocionante.”

A decir del soldado israelí, “la gente estaba abrumada porque recién habían comenzado a reconstruir los edificios después de (el huracán) Eta y llegó Lota y destruyó todo. Y el barro era tan alto… más de siete metros. Todas las casas de hasta dos pisos estaban totalmente cubiertas. Solo quedaron los terceros pisos. Algunos niños treparon a los árboles como monos. Todo el pueblo estaba cubierto por el barro. Algo que no podrías imaginar.”

Vach recuerda con afecto a los pobladores. “Había mucha gente amable que seguía sonriendo” pese al terrible sufrimiento que habían sufrido en las últimas semanas, tras ser golpeados por los estragos de dos huracanes. Pero los israelíes también se encontraron con gente comprometida.

“Cuando empezamos, el primer día, trabajamos solos. Pero para cuando nos retiramos, todo el pueblo estaba trabajando con nosotros”, recuerda y dice que, pese a ser gente de un muy humilde municipio hondureño, sabían de Israel. “Eran católicos, algunos evangélicos, y se asombraron de que nosotros hubiéramos ido desde Israel. Fue muy emocionante.”

Como ocurrió en México tres años antes, la delegación celebró el Kabalat Shabat en honduras, aunque “no en la calle como en la Ciudad de México. Cada noche volvíamos a nuestro hotel en San Pedro Sula, que está como a 40 minutos del lugar (del desastre), limpiábamos nuestros celulares porque estaban cubiertos de lodo, y cuando fue Shabat hicimos Kabalat Shabat.”

Durante la ceremonia los acompañaron dos figuras que estuvieron con ellos todo el tiempo. “Fue muy emocionante porque Max Gonzales, el líder de Copeco, la agencia de emergencias de Honduras, y Claudia Herrera, de CEPREDENAC (el Centro de Coordinación para la Prevención de Desastres de América Central y República Dominicana) estuvieron con nosotros toda la semana, a dondequiera que íbamos. No nos dejaron ni un momento.”

Reconstruir los pueblos

Además de la ayuda humanitaria que la delegación israelí prestó en las zonas de desastre, sus aportaciones teóricas y estratégicas fueron de gran ayuda para el gobierno de Honduras.

“Fue importante porque queríamos demostrar la metodología de cómo resolver el problema de los refugios”, explica Vach. “El problema ahora mismo en Honduras son los refugios. Porque la gente que deja sus hogares y vive en refugios está en una buena situación porque tiene comida, luz, agua, comida, suministros, medicina, todo… Pero como mucha gente no tiene hogar, se queda en los refugios y eso está colapsando al país.

Entonces recomendamos cerrar los refugios. Pero para hacerlo hay que reconstruir los pueblos. Pero para esto hay una metodología y nosotros se las mostramos. Tienes que despejar las calles para que la gente pueda caminar, tienes que rehabilitar el sistema de agua y después tienes que proveer ciertos materiales” de construcción.

Para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, esta misión fue una de las más difíciles que haya enfrentado, pues coincidió con la emergencia sanitaria mundial derivada de la pandemia de covid-19.

Una misión casi imposible…pero imposible no existe en hebreo

Ejecutar esta misión era casi imposible”, dice Vach, “porque todos los aeropuertos europeos para llegar a Honduras estaban cerrados. Tuvimos que esperar cuatro o cinco días hasta que el gobierno hondureño solicitó ayuda para que pudiéramos salir de Israel, tomar un avión a Frankfurt, de ahí a México, a Guatemala y finalmente a Honduras. Nos llevó casi dos días llegar. Y lo mismo de vuelta, así que el “corona” tuvo mucha influencia en esta misión.

Al volver a Israel, el equipo fue sometido a pruebas de detección del temido SARS-CoV-2 pero “gracias a Dios, todas salieron negativas”.

La organización judeomexicana Cadena también estuvo presente, trabajando junto con el equipo israelí en las labores de rescate y reconstrucción.

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