Janucá es una de las festividades más complejas que el judaísmo tiene pues si bien las tradiciones que la componen son muy sencillas el sinnúmero de significados que se le asignan es inmenso. Por lo cual la festividad no se puede entender correctamente a menos que se tenga una idea general de lo que cada elemento representa. 

Las historias de Janucá

La guerra de los macabeos

Hay cuatro historias que explican la razón por la cual Janucá decidió hacerse una celebración cada una trae enseñanzas para nuestro tiempo presente y le dan un carácter distinto a la festividad. La primera es la guerra de los macabeos y lo que se conoce como el Exilio griego, la cual es el referente histórico más importante de Janucá. Aunque en el Talmud sólo se alude a la guerra, los sucesos en la misma fueron documentados por Josefus y por el libro de los Macabeos.

En pocas palabras los eventos de Janucá ocurrieron durante una época en que los judíos estaban subyugados por el reino seléucida de Antíoco IV el cual quería prohibir y erradicar para siempre la religión judía pues la veía como opuesta a la civilización helénica que quería promover. Frente a las opresiones un grupo de judíos religiosos se armaron e iniciaron una revuelta que duró alrededor de 25 años hasta que se estableció la paz y la libertad de culto nuevamente. La guerra se ve como una guerra milagrosa, porque la desventaja que tenían militarmente los judíos era muy grande, y porque gracias a ella es que el judaísmo pudo seguir existiendo; en esta festividad se remarca la importancia de luchar por las creencias que uno tiene.

El milagro del aceite

Entre los sucesos de la guerra el más conocidos fue el que presenciaron algunos sacerdotes al recuperar el templo en Jerusalén y purificar el recinto. Se encontraron con un recipiente de aceite que no había sido vandalizado por los helenistas y con el cual se pudo prender la Menorá. El hecho de que ese recipiente existiera ya es considerado milagroso en sí mismo, pues los seléucidas desacralizaron todos los objetos que existían en el Templo, pero no pudieron dar con este pequeño recipiente. El segundo elemento milagroso del evento es que el aceite en vez de durar un sólo día que era lo que sus proporciones indicaban, duró ocho días. En recuerdo a este evento es que se prenden ocho noches las velas de Janucá.

La historia de Yosef HaTzadik

La porción de Torá que se lee durante la semana de Janucá incluyen los capítulos que hablan de Yosef el hijo de Jacobo. Los rabinos a lo largo de los años han asemejado los sucesos ocurridos en esa historia con los sucesos ocurridos durante la invasión seléucida. Según la perspectiva judía, tanto Yosef como la historia de Janucá nos enseñan los mismos principios: tener confianza y fe en D-os frente a la incertidumbre, saber que actúa de formas ocultas, comportarse en una forma justa y correcta en medio de una nación que empuja a sus integrantes a abandonar la espiritualidad y saber que al final de los días la verdad de los sucesos serán revelados, triunfará la luz sobre la oscuridad y habrá paz. A Yosef además se le considera el ejemplo de cómo un hombre justo debe actuar frente al Exilio. Por eso se toma como modelo cuando se habla de Janucá.

La historia de Judit

La época de Janucá está llena de historias de heroísmo, tanto de hombres como mujeres que lucharon valientemente. Una de las historias más recordadas y conocidas es la de Judit, la hija de Yojanan, el Sumo Sacerdote que uso su belleza para asesinar a Holofernes, uno de los generales seléucidas más sádicos que existieron. Este hombre obligaba a las mujeres vírgenes a intimar con él antes de la noche de bodas, Judit le hizo creer que estaba ansiosa por ese encuentro y preparó una cena para el general. Los durmió con quesos pesados y lácteos y una vez cansado el militar, la heroína cortó su cabeza con su propia espada.

Ideas centrales de Janucá

Dos dicotomías: la espiritualidad y el intelecto, la luz y la oscuridad

Cada una de las historias que se describieron arriba tienen un significado filosófico que impacta de manera importante a la festividad. El tema central suele ser el triunfo de la luz sobre la oscuridad, que a su vez representa el triunfo de la espiritualidad sobre el intelecto. Los seléucidas representan a Grecia para el judaísmo, pues aunque étnicamente eran macedonios y persas, adoptaron la cultura griega en su totalidad y tomaron como principal objetivo difundirla a través de la opresión. Fue el único pueblo que quiso exterminar al judaísmo como filosofía sin querer atacar a los judíos como pueblo. Ellos querían que los judíos abandonaran el judaísmo y se helenizaran, no en sí que murieran. Veían el judaísmo como retrograda e incivilizado y alegaban y contraponían las premisas judías al desarrollo intelectual tan elevado que los griegos tenían. Por eso la dominación seléucida fue entendida como la dominación del intelecto sobre la espiritualidad, Janucá busca revertir ese proceso, hacer que la espiritualidad tenga mayor importancia que el desarrollo artístico o intelectual; y de esa forma encontrar el balance entre ambos. Pues bajo la filosofía judía el intelecto y la belleza pierden sentido cuando se vuelven vanas, carecen de un valor o un elemento espiritual que las sostenga.

En cuanto a la luz y la oscuridad Grecia debido a la distorsión del conocimiento a través de la idolatría y el hedonismo representa la oscuridad, mientras que los judíos que la llama de la Menorá que fue prendida con el aceite representa la luz. Y se le dan muchos significados a esta idea, se habla de la luz de los sabios, de la luz primigenia de la Creación, de la luz que D-os vierte sobre el hombre y la luz que el hombre prende o de la oscuridad del alejamiento de D-os, entre muchos otros temas.

Los milagros expresados a través de la naturaleza

Otro de los temas centrales de Janucá es una reflexión sobre cómo D-os se expresa en el mundo. El milagro para el judaísmo representa que D-os se manifiesta en el mundo, las leyes naturales no tienen que ser alteradas para que lo ocurrido se considere un milagro, pues D-os actúa en la naturaleza así como fuera de ella. Janucá representa dos tipos de milagros, uno donde D-os modifico ligeramente las leyes naturales para manifestarse y otro donde D-os actuó a través de la naturaleza. Al prender las velas de Janucá estamos agradeciendo por ambos, pero también se nos impulsa a pensar en las formas que D-os ha participado dentro de nuestra vida, a maravillarnos por esos sucesos y verlos como milagros.

La importancia del agradecimiento

Janucá en sí es una festividad de agradecimiento a D-os por la oportunidad de poder tener una relación con Él, por los milagros que ha hecho en la historia judía y por las bendiciones y milagros que nos ha dado personalmente. Gran parte de Janucá gira alrededor de la importancia de reconocer a D-os en nuestras vidas y sentir agradecimiento por Su Presencia.

La luz de un justo

Otro tema muy presente en Janucá es la luz que los justos reflejan al mundo y al hombre. Las plegarias y los textos judíos no destacan la fuerza militar que los macabeos tenían, muy por el contrario destacan su debilidad en números y fuerza. Sin embargo, en esos textos, lo que se destaca es la rectitud de las personas que se levantaron en armas y el amor que tenían a la Torá. Por eso se habla de los justos y la luz que dan al mundo.

La belleza

En las historias que rodean a la festividad de Janucá aparecen tres personajes judíos que lograron usar su belleza para bien: Yosef, Tamar y Yehudit, los tres en algún momento se vieron perjudicados por su belleza y supieron cambiar la situación y hacer que su belleza los acercará objetivos espirituales en vez de alejarlos. La belleza de estos personajes es uno de los temas discutidos de Janucá, como también lo es el contraste entre el concepto judío de belleza y el concepto griego; la belleza de la Torá y la belleza física.

Las tradiciones de Janucá y los símbolos más importantes

La bendición por los milagros y el Halel

Una de las tradiciones más importantes de Janucá es las plegarias que se agregan durante los ocho días que dura la festividad, en ellas se reconocen los milagros de Janucá, se agradece a D-os y se recuerda que fue por la rectitud de las personas que se disfrutó de ellos. El rezo más famoso toma el nombre de Al HaNisim “Por los milagros”. el cual se incluye dentro del Bircat Hamazón (la bendición que se dice tras consumir pan), la Amidá diaria (el rezo central de los servicios) y antes de encender las velas. Sin embargo, también es importante recodar que durante los ocho días de Janucá también se recita el Halel, pues éste se dice cada vez que se celebra un milagro.

El encendido de las velas

La tradición más importante de Janucá es el encendido de la Menorá de ocho o nueve brazos especialmente hecha para Janucá. Es en esta tradición que todos los simbolismos de la fiesta se vierten, a través de ella se festeja la guerra de los macabeos, la consagración del templo, la luz de los tzadikim (justos) que iluminan el mundo, los milagros y el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Es la tradición que le da su carácter distintivo y particular a la festividad. Ocurre a lo largo de ocho noches en las que con cada noche que pasa se aumenta en uno el número de velas que se encienden. Sumando un total de 36 velas al final de la festividad.

El número ocho

El número ocho es recurrente en la festividad de Janucá, pues ocho días ardió la flama de la Menorá y por ende celebramos ocho noches continuas. Dentro del judaísmo este número ocho representa la posibilidad de ir más allá del universo físico, representa una búsqueda espiritual que trasciende la creación física, representa a los milagros y representa la eternidad, por eso el ocho toma un significado importante en Janucá.

El nombre de Janucá

El nombre de Janucá proviene de “Jinuj” “dedicación” se refiere a la consagración del templo que ocurrió con el milagro del aceite, sin embargo también se refiere a dedicarse a D-os, a trabajarse internamente y actuar en consecuencia de nuestras creencias. La palabra “educación” también proviene de “Jinuj” porque requiere de esa introspección continua en el tiempo.

Las canciones de Janucá

El encendido de la Menorá suele hacerse en familia y es común que se prolongue la convivencia más allá del mero encendido, ya sea con juegos o con una cena en los que también se invitan amigos a participar. Es común que durante la velada se canten canciones de Janucá. El siguiente artículo muestra algunas de ellas.

La perinola

Uno de los juegos más comunes es el del “dreidel” o “sevivón” (en hebreo) la cual es una perinola cuadrada cuyas letras recuerdan la frase de “nes gadol hayam sham” (el gran milagro ocurrió allá), los niños la hacen girar y toman dulces del centro. Aparte de las letras que la adornan, la forma misma del juguete también representa a la manifestación de D-os a través de milagros.