Enlace Judío México e Israel – En el marco de la conmemoración del levantamiento del gueto de Varsovia, la Universidad Iberoamericana y la Comunidad Judía de México celebraron las Jornadas Judaicas 2021.

Durante dos jornadas se explicó un poco de la llegada de las comunidades judías a México y la conformación de los organismos y federaciones con los que ahora funciona tanto al interior como al exterior esta comunidad en nuestro país.

Durante la primera jornada expusieron Mauricio Lulka, director general del Comité Central de la Comunidad Judía de México y Daniel Fainstein, Decano y profesor de Estudios Judaicos de la Universidad Hebraica de México.

Explicaron los diversos orígenes de las distintas comunidades judías que se establecieron en México, la conformación del Comité Central de la Comunidad Judía de México, máximo órgano regidor de la vida judía en nuestro país y algunos de los más importantes momentos que ha vivido esta comunidad.

“La actual comunidad judía se empezó a conformar a finales del siglo 19 y principios del 20 cuando judíos provenientes de europa y de la zona del imperio otomano buscan nuevos horizontes debido a la inestabilidad y el antisemitismo”, comentaron.

“En 1938 ante la intensa persecución que enfrentaban los judíos en Europa, bajo la amenaza del nazismo y debido a los cambios en la Ley General de Población que limitaba la posibilidad de inmigración judía a México, se creó el Comité Central como una institución pro refugiados. Seis años después se estableció Tribuna Israelita con el fin de combatir el antisemitismo”, añadieron.

“Será a través del Comité Central, pero hay una integración individual o sea todos los integrantes de la comunidad judía son mexicanos y participan de la sociedad mexicana y tenemos integración en todos los campos, en el campo profesional, en el campo social, en el campo artístico, etcétera. Entonces, yo creo que hay una interacción que se ha ido dando de una forma muy integral inclusive yo hablaría también de algún tipo de sincretismo de lo que fueron las tradiciones con las que llegaron los judíos a México y cómo fueron adaptando las a las tradiciones mexicanas y de alguna manera se van combinando las dos inclusive desde el punto de vista de la comida”, concluyeron.

Durante el segundo día de actividades de las Jornadas Judaicas 2021 en la Universidad Iberoamericana, se realizó la presentación del libro “Itzjok Katzenelson, El canto del pueblo judío asesinado. En su traducción al judeo-español por Arnau Pons. México: Herder”.

Gerardo Beltrán Cejudo dio detalles sobre la vida de Katzenelson y su obra.

“El Canto del pueblo judío asesinado, sin duda concentra los sentimientos de dolor más abismales que se hayan escrito respecto al exterminio de los judíos europeos y a la sublevación que significó aquella primavera de 1943 en el gueto de Varsovia. Este nos lleva a tocar el alma humana en su más profundo fondo, la voz del poeta es la voz de todos aquellos millones de judíos y la de todos los pueblos que se encuentran en una situación de persecución, es por ello que la versión al judío-español del maestro Arnau Pons no sólo es una traducción lingüística, sino que también implicaría una hermenéutica histórica y una postura ética al poner en paralelo el hecho del exterminio de los judíos askenazíes y sefardíes durante la Segunda Guerra Mundial, con otro evento de persecución tras el edicto de expulsión de los reinos ibéricos en el siglo 15”, comentó Beltrán.

Elías Fasja dio lectura al canto 14 de la obra de Katzenelson “El canto del pueblo judío asesinado”.

“Canta, canta, alza la voz quebrada y dolorida. Búscala, búscala allí arriba, si aún está y canta lo canta el último canto acerca del último judío, vivió, murió, quedó sepultado y ya no existe más.
¿Cómo cantar si el mundo es para mí un desierto? ¿Cómo hacer música con manos crispadas?
Dios entre los desperdicios, entre los montículos de ceniza. Díganme dónde están nuestros cuerpos,  canten de entre el polvo, desde bajo de las piedras, desde las arenas, desde las llamaradas, desde las columnas de humo.
Es vuestra savia y sangre, la médula de vuestro hueso. Alcen la voz, griten con
fuerza. Vengan todos de Treblinka, de servidor de Auschwitz, venga de Bélgica, de todos lados vengan, de entre musgos
podridos, desde los pantanos desde las profundas ciénagas, vengan con ojos desorbitados con gritos congelados y sin voz.
Formen un círculo y formen en un círculo, cremados, resecos, triturados, hagan una ronda a mi alrededor, una ronda enorme. Vengan huesos judíos desde el polvo, desde los panes de jabón, abuelos, abuelas, madres con los niños en los brazos, déjense ver muéstrense ante mí vengan, vengan quiero verlos a todos, quiero mirarlos, quiero echar una mirada muda, sobre mi pueblo asesinado y voy a cantar, si tomo el violín y canto”.

Por su parte Arnau Pons, traductor de esta obra, agradeció por tener la posibilidad de dar un homenaje al autor y a su obra “El canto del pueblo judío asesinado”, luego de 15 años de su publicación, además reconoció que dado el contexto en el que fue escrita esta obra para él representó un gran reto darle traducción.

“Es mi primera traducción sin rima. cuando empecé a traducir pues sentí esta sensación, en un momento dado, este malestar que puede darse ante la producción de algo, pues rimado, con un contenido tan, tan conmovedor, tan impresionante, tan duro y las primeras pruebas que hice, pues me sonaban casi como a un ultraje. Cuando traje el poema, traje a los muertos, era como deleitarme ahí con rimas, con algo que no, mi sensibilidad no podía ofrecer algo así. Yo concebí esto más como un monumento, que es como creo que Katzenelson concibe también su poema, un monumento a los muertos y ya que no puedes resucitar a estas personas, pues como mínimo sí que puede resucitar su lengua, que es una de estas lenguas digamos a diferencia del ídish pues mucho más destruida, aniquilada por el acontecimiento del exterminio de los judíos de Europa”, concluyó.

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