Enlace Judío México – Los habitantes de Sderot, Ashkelón y otras zonas cercanas a Gaza ríen con amargura diciendo que los residentes del centro, llamado Gush Dan vivimos en otro mundo, el Estado de Tel Aviv le llaman, en donde suena una alarma y la gente corre al refugio una o dos veces al año como mucho, mientras que allá, en el sur (que no está a más de 80 kilómetros), la gente vive en constante pánico, corriendo al refugio varias veces a la semana.

Mientras escribo estas líneas, la alarma suena de nuevo, ahora estoy en el miklat (refugio antibombas). En las ultimas 24 horas, una vecina le hizo un make-over. Sigue siendo un sótano de cuatro metros cuadrados en obra gris con tuberías que salen por el techo. Pero ahora está limpio, huele mejor y hay algunas sillas de plástico.

Tal vez es cierto que los habitantes de Gush Dan vivimos en otra realidad. Vivo en este edificio casi cuatro años y no conocía el miklat…

Muchos israelíes están mas o menos “acostumbrados” a esta realidad. Es cierto que cuando hice aliá hace ya más de una década, sabía que las ocasionales carreras al refugio eran “normales” en un país constantemente atacado por grupos terroristas, pero eso no hace más fáciles las noches en que brincas de la cama y corres al refugio más veces de las que tu cerebro adormilado es capaz de computar.

La violencia que nadie mencionó en mi preparación para la aliá y mi proceso de absorción, fue la violencia civil, de ciudadanos árabes contra ciudadanos judíos, y créanlo o no, de ciudadanos judíos contra ciudadanos árabes.

Ayer, la violencia en la tayelet (camellón en la costera) de mi ciudad no fue acto de Hamás o de algún grupo de salvajes conocido por sus actividades terroristas. No, anoche las calles de mi colonia se llenaron de jóvenes judíos gritando “muerte a los árabes” mientras destruían violentamente una heladería y un restaurante que al parecer pertenecen a algún ciudadano árabe.

No escribo esto para condenar o criticar la conducta de nadie. Tristemente comprendo el conflicto a fondo y siento el dolor de generaciones que han sufrido las consecuencias de la violencia racista.

Solo quiero dar mi humilde opinión. Yo creo que cuando un judío levanta la voz en contra del antisemitismo y grita “nunca jamas” debería hacerlo desde adentro y no solo hacia afuera. Las voces de lucha son importantes y el ejército de Israel debe defender al país en contra de los ataques terroristas.

Pero los ataques civiles, de ambos lados, esos creo yo que solo aumentan leña al fuego, abren y ahondan la brecha entre dos pueblos que comparten patria y le dan pie a grupos terroristas de fuera para atacar y sentirse justificados.

El odio entre ciudadanos es la peor gasolina que se le puede dar a esos piromanos.

Esperemos en Dios que la discordia se transmute en hermandad y la paz retorne al país sin mas heridos ni muertos en ninguno de los dos lados.

Jasibe Metta es mexicana de nacimiento y ciudadana israelí desde 2010.


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