Enlace Judío.- En una medida sin precedentes, los fieles musulmanes expulsaron el viernes al mufti palestino de Jerusalén, el jeque Mohammed Hussein, de la mezquita de al-Aqsa y le impidieron completar su sermón.

KHALED ABU TOAMEH

Los manifestantes gritaron consignas en apoyo de Hamas y denunciaron al mufti palestino de Jerusalén, el jeque Mohammed Hussein, por su afiliación a la Autoridad Palestina.

Hussein es considerado el representante más importante de la Autoridad Palestina en el recinto de la Mezquita de al-Aqsa. Residente del este de Jerusalén que posee una tarjeta de identificación emitida por Israel, Hussein aparece con frecuencia junto al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en eventos públicos, según la publicación de The Jerusalem Post.

Los manifestantes acusaron a Hussein de “ignorar” a Hamas y la Franja de Gaza y lo obligaron a detener su sermón.

“Somos los hombres de Mohammed Deif”, gritaban cientos de fieles enojados mientras los guardaespaldas se llevaban al mufti fuera de la mezquita.

Deif es el comandante supremo del ala militar de Hamas, las Brigadas Izzadin al-Qassam.

Otros fieles gritaban: “Vete, vete, no queremos ver los perros de la Autoridad Palestina”.

El incidente se produjo poco después de que decenas de miles de palestinos celebraran en el recinto de la mezquita de al-Aqsa lo que llamaron la “victoria” de Hamas contra Israel durante la última ronda de combates.

Al finalizar la celebración, decenas de jóvenes arrojaron piedras y bombas de gasolina a los policías, quienes ingresaron al recinto y respondieron con balas de goma, gases lacrimógenos y granadas paralizantes.

Los médicos palestinos dijeron que al menos 20 personas resultaron heridas durante los enfrentamientos.

El asalto al mufti de Jerusalén se produjo después de semanas de manifestaciones a favor de Hamas en el recinto de la mezquita de al-Aqsa.

Durante las manifestaciones, que comenzaron a principios del mes sagrado de Ramadán y se extendieron a otras partes de Jerusalén y Cisjordania, miles de fieles corearon consignas en apoyo de Hamas y pidieron al grupo terrorista de Gaza que disparara cohetes contra Israel.

En algunos casos, también corearon consignas acusando a Abbas, de 85 años, de ser un “agente” estadounidense y un “colaborador” israelí.

El último viernes de Ramadán, miles de fieles izaron banderas de Hamas y colocaron carteles de los líderes del grupo en muchas áreas del complejo. También han aparecido carteles de los líderes de Hamas Deif, Ismail Haniyeh, Khaled Mashaal, Yahya Sinwar en las paredes de varios barrios del este de Jerusalén.

Algunos activistas pertenecientes a la facción Fatah de Abbas que intentaron quitar las banderas y carteles de Hamas fueron golpeados por partidarios de Hamas.

Los palestinos ven las manifestaciones pro-Hamas como una señal de la erosión de la influencia de la Autoridad Palestina y de Jordania sobre el complejo de la mezquita de al-Aqsa.

El custodio religioso islámico, Wakf, encargado de administrar el sitio, pertenece al gobierno jordano. Pero la Autoridad Palestina y otros partidos, incluido el Movimiento Islámico en Israel y Hizb ut-Tahrir (Partido de la Liberación) también tienen sus representantes en el lugar.

En el pasado, altos funcionarios de la Autoridad Palestina que visitaron la Mezquita de al-Aqsa también fueron atacados por manifestantes que los acusaron de ser “traidores” por su supuesta disposición a hacer las paces con Israel y por la coordinación en curso entre las fuerzas de seguridad palestinas y las FDI en al Ribera Occidental (Judea y Samaria).

Los funcionarios de la Autoridad Palestina condenaron el ataque a Hussein y lo elogiaron por su “defensa” de la mezquita contra la “agresión” israelí. Los funcionarios señalaron que el mufti había desempeñado un papel importante en las protestas de 2017 que, según los informes, obligaron a las autoridades israelíes a retirar las puertas detectoras de metales que instalaron en una de las entradas del complejo.

El primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohammad Shtayyeh, dijo que el ataque al mufti fue un “asalto a los lugares sagrados y la unidad nacional”.

Mahmoud al-Habbash, asesor de asuntos religiosos de Abbas, denunció a los agresores como “mercenarios que trabajan para servir a la agenda de la ocupación”.

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