Enlace Judío México e Israel – Rubén Salazar Mallén expresó como pocos las transiciones que tuvieron lugar en la literatura y la intelectualidad mexicana en los años ’30 del pasado siglo XX, en los que una razón de ser crítica e inconformista se desplazó, casi sin alteraciones, entre el marxismo, el fascismo y finalmente el anarquismo: no casualmente, sus compañeros de ruta del Partido Comunista Mexicano bautizarían al escritor veracruzano con el apelativo de “Vaivén”.

Más allá de estos cambios ideológicos, resalta en cambio la permanencia de un sentimiento antijudío que se mantuvo presente, y del que el literato y periodista nunca abjuró.

Salazar Mallén nació en Coatzacoalcos, Veracruz, en 1905. Fue abogado, periodista y profesor universitario. Siendo muy joven se trasladó a la Ciudad de México, donde a los 13 años sufrió una hemiplejía que lo acompañaría toda su vida.

Con la mitad de su cuerpo paralizada, recibiría apodos tales como “Quasimodo” y “la esvástica”, este último por su ideología, pero también por la forma que asumía su figura al desplazarse.

Estudió derecho y a fines de los años ’20 fue atraído por la influencia política de José Vasconcelos, candidato presidencial en las elecciones de 1929 en las que desafió al candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, acompañado por algunos de los intelectuales más importantes de México.

Mientras tanto, Salazar Mallén comenzaba a incursionar en el periodismo, obteniendo una creciente reputación por sus crónicas y análisis en distintos diarios y periódicos.

Luego de la frustrada experiencia electoral de Vasconcelos, Salazar Mallén asumió que era a través del Partido Comunista como podía enfrentar de mejor manera al régimen gobernante.

En 1930 ingresó al PCM y pronto se destacó como uno de los organizadores de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios. Fue secretario del Socorro Rojo y fue encarcelado en distintas oportunidades por el delito de agitación social. Sin embargo, una nueva decepción decretaría su salida del partido en 1932.

Rubén Salazar Mallén y su editor fueron acusados del delito de ultraje a la moral pública y las buenas costumbres por la publicación de los dos primeros capítulos de su novela inédita “Cariátide” en la que el autor ejercía una fuerte crítica al estalinismo dominante en el Partido Comunista en una narración en la que, además, abundaban los insultos y las malas palabras.

Un fallo judicial a su favor constituyó una victoria para la libertad de expresión en México.

Convertido en un réprobo del comunismo mexicano, Salazar Mallén fue, según sus propias palabras, el primero en intentar salir por propia voluntad de la organización marxista. Sin embargo, su renuncia no fue aceptada para en cambio dar paso a la expulsión, según algunas versiones, incentivada por David Alfaro Siqueiros y por el propio secretario del partido Hernán Laborde, uno de los principales blancos del escritor veracruzano.

Posteriormente a su salida del PCM, Salazar Mallén se adscribió a la ideología fascista: así fue como en 1936 fundó Acción Popular Mexicana, una pequeña agrupación influenciada por el ideario corporativista de Mussolini que cometía desmanes en las calles y, sobre todo, en los actos públicos en los que aparecían sus ex camaradas de izquierda.

De igual modo, fueron crecientes sus ataques al gobierno de Lázaro Cárdenas al que llegó a identificar como “un nuevo Porfirio Díaz”. Su creciente y profundo anticomunismo lo llevaron, incluso, a apoyar al disidente León Trotsky en su permanencia en México a partir de 1937.

Sobre todo desde 1938, el pensamiento fascista de Rubén Salazar Mallén ya daba cuenta de una admiración cada vez más amplia por el nazismo. Así colaboró en La Reacción (?), revista de la ultraderecha mexicana, fundada por Aquiles Elorduy y en la que participan varios futuros dirigentes del Partido Acción Nacional (PAN).

En dicha publicación eran comunes los artículos en los que se glorificaba a la figura de Adolf Hitler y al Tercer Reich, y en los que se justificaba la política antisemita desarrollada en Alemania por aquellos años.

En 1939 Salazar Mallén escribió el prólogo a El problema judíos del médico e higienista colombiano Alfonso Castro, en donde aseguraba que “el odio judío no ha dejado de buscar el modo de hacer esclava a la humanidad. Animados los judíos por su sentimiento de raza sin par en la historia, animados por un impecable rencor a todo lo que no sea su raza, todo lo combaten; más tan sutil, tan pérfidamente, que con frecuencia el ataque no se nota, que los ingenuos ni siquiera llagan a creer que tal ataque pueda existir”.

En 1940, el escritor fue colaborador de “Timón. Revista Continental”, publicación financiada por la legación alemana, y fundada y dirigida por José Vasconcelos, el filósofo anteriormente revolucionario y que ahora adscribía al hitlerismo más duro, incluso, en términos que el propio gobierno mexicano ya no pudo tolerar, lo que explica su corta duración de apenas cinco meses.

Finalmente, en 1944, el escritor se declaró “anarquista de derecha”, probablemente desilusionado ante la próxima derrota del Eje nazi fascista en la Segunda Guerra Mundial.

En el medio, abandonó la abogacía e inició su carrera como profesor en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Salazar Mallén escribió una docena de libros, entre relatos personales, con una tendencia clara a centrarse en el desarrollo psicológico de sus personajes, y en obras basadas en la vida social mexicana.

De entre todos sus trabajos se destacaron “Camino de perfección” (1937); “Páramo” (1944); “Soledad” (1944), probablemente su trabajo más conocido; “Camaradas” (1959), una nueva versión de su anterior trabajo “Cariátide”; “¡Viva México!” (1968) y “El paraíso podrido” (1986). Además de las anteriores, publicó ensayos sobre la situación política de América Latina y sobre pensamiento político. En 1977, la UNAM publicó su estudió “El Estado corporativo fascista (discursos de Mussolini y leyes italianas)”.

Por su pasado ideológico en la extrema derecha, pero también por las denunciasen contra del Partido Comunista, y de la corrupción del sistema de gobierno mexicano, Salazar Mallén sería marginado de los circuitos literarios oficiales.

El intelectual de derechas tuvo así mayor reconocimiento como periodista y editorialista que por su desempeño literario, al ser considerado oficialmente como un “escritor menor” o, de manera directa, como un “escritor maldito”. Sus polémicas ideológicas con Octavio Paz, contribuyeron además a ubicarlo por fuera del sistema cultural, siendo rescatado por otras figuras de la extrema derecha como José Luis Ontiveros.

Mayormente olvidado, sólo acompañado por algunos pocos seguidores y discípulos, Rubén Salazar Mallén falleció en Ciudad de México en 1986.


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