Enlace Judío – Si buscamos alguna figura israelí que después de conocer duras experiencias públicas y políticas acertó a superarlas cabe apuntar a Benny Gantz, actual y futuro ministro de Defensa de Israel. 

Conforme a múltiples encuestas, Benny es hoy un personaje que merece alta estima en todos los medios, circunstancia que se manifiesta con particular acento en estos días en la amplia reunión del cuerpo jurídico israelí que tuvo lugar en Eilat. 

Cuando se presentó en esta tribuna mereció un largo y repetido aplauso. Y a pesar de que aún no es parte oficial del nuevo gobierno, que probablemente encabezará Naftali Bennett en los próximos días —de no verificarse algún giro inesperado—, amplios sectores del país y los medios se adhieren a esta actitud. 

Como figura militar con amplia experiencia pero apenas dotada de alguna inteligencia política, Gantz se insertó tiempo atrás en la coalición jefaturada por Netanyahu. Creía con alguna ingenuidad que conforme al acuerdo entre ellos tomaría el cargo de primer ministro 2 años después. 

Bien pronto comprendió que Bibi no abrigaba la intención de respetar el convenio. Este hecho y otros aceleraron su educación como político y lo condujeron a revisar sus pasos después de un efectivo liderazgo militar y público en la reciente confrontación en Gaza. 

Y en los últimos días reveló una vez más su vertical madurez política. A pesar de que cuenta con más lugares en la Knéset que Bennett, Gantz ofreció inmediato apoyo a la formación gubernamental orquestada por Yair Lapid. 

Coincide con ellos en que la actual conducta de Netanyahu —sin olvidar sus aciertos en el pasado— pone en tensión el espíritu democrático del país. Así, es impostergable un cambio.

Tendencia que, a mi juicio, sólo podría cambiar si en el interior del Likud se verifica una rebelión contra Netanyahu. Posibilidad que de momento apenas se insinúa.

 


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