Enlace Judío – Las advertencias se multiplican en Israel respecto a oscuros actos de violencia debido al probable ascenso de una nueva y joven coalición distante de Benjamín Netanyahu. 

Ciertamente, tal hecho podría ocurrir en algún hotel donde la prospectiva coalición gubernamental se reúne para acordar sus últimos entendimientos.

Sin embargo, lo que en verdad inquieta es lo que se hilvana en estos días. Aludo a una oscura perspectiva que tendría por escenario los festejos en y por Jerusalén el próximo jueves. 

El gobierno presidido por Netanyahu los alienta, y, en particular, los miembros neokahanistas del partido Hatzionut Hadatit.

El comprobado hecho de que ninguno de ellos hizo el servicio militar o tuvo alguna participación en los múltiples combates en defensa del país no los amilana ni avergüenza. 

Los principales directores de los servicios secretos —y el propio ministro de defensa Benny Gantz— se oponen a estos festejos; prefieren postergarlos para cuando los ambientes en el país no presenten el odio y la tirantez que hoy dominan. 

Sin embargo, la decisión final depende de Benjamín Netanyahu y de las presiones informales de los neokahanistas. 

Si tal manifestación tiene lugar, los probables y violentos disturbios se originarían en dos frentes.

Por un lado, entre judíos y árabes que bruscamente compiten por una clara presencia y vida en todos los costados de la ciudad. Será suficiente un insulto o un empellón para abrir lugar a violentos choques. 

Y por otro, si la manifestación conducirá a ásperos resultados en la convivencia jerosolimitana, las agresiones por parte del Hamás podrían renovarse. 

Escenarios que definitivamente aconsejan postergar los festejos. Jerusalén merece en verdad expresiones de generosa y flexible tolerancia. 

 


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