Enlace Judío – Meses atrás me encontraba trabajando en casa de una amiga diseñadora gráfica y me compartía diversos trabajos que había realizado en los últimos tiempos. Entre otros, me mostró una fotografía de la Ciudad de México de finales de los años 3, quizá principios de los 40s. No estaba fechada.

Mi amiga diseñadora me señalaba cómo el día que fue tomada la fotografía había caído un chubasco en la ciudad y las calles se habían inundado. Los niños de la fotografía habían remangado sus pantalones para no mojarse, fascinados por el gozo de saltar sobre la lluvia. Conmovedora imagen. Caía la lluvia sobre la Ciudad de México como todos los veranos. Seguramente sucedió todo en la tarde. 

Sin embargo, mi mirada no pudo pasar por alto sendas banderas con insignias nazis. Enormes estandartes ondeando esvásticas. La imagen era muy fuerte. Más parecía una fotografía tomada en Berlín que en el valle de México

Por mi curiosidad de siempre, y gracias a la tecnología, amplifiqué la imagen para observar con más precisión dónde fue tomada y saber qué dicen los anuncios que se aprecian en la imagen.

Descubro que la imagen seguramente es la embajada alemana durante el Tercer Reich. Me doy cuenta que uno de los anuncios más cercanos dice “Droguería del Refugio”. Debajo de esto dice Carlos Stein. Investigo y me sorprende encontrar que Carlos Stein fue el director del Casino Alemán vinculado a la misma embajada durante la misma época nacionalsocialista.

La embajada se localizaba en lo que años atrás albergó el recinto de la casa de Alexander Von Humboldt, ilustre geógrafo e incansable viajero, quien llegó a la Nueva España para estudiar y registrar la naturaleza y la cultura del llamado “nuevo continente”.

La casa de Humboldt años después se convirtió en la embajada alemana. Se localizaba en el número 80 de la calle de Uruguay 80, entre Isabel la Católica y 5 de febrero, a unas cuadras de donde hoy en el siglo XXI se encuentra el zócalo.  

Motivada por la fotografía que encontré fui al lugar, en pleno siglo XXI, como incansable detective que soy y motivada por mi profesión de arqueóloga, cámara en mano para atestiguar qué pasó con el lugar que apenas hace 80 años ondeó semejantes banderas.

Pero antes busco todas las fotos de la época con banderas nazis en la ciudad de esos tiempos. Fácilmente tengo en mis manos la fotografía del llamado Casino Alemán, llamado también el “Casino Nazi” en el número 23 de la calle López, a unas cuadras de Bellas Artes, punto de reunión de esa época. El edificio era tan grande que en un momento había un boliche, un salón de billar una biblioteca, un salón de baile.

Ambos edificios, localizados a unas cuadras de distancia entre ellos, a diez minutos caminando. Hoy en día ambos edificios devastados. 

La otrora embajada, donde transitaron en sus oficinas personajes como Arthur Dietrich, encargado de difundir la doctrina del Tercer Reich, así como el hervidero de espías a favor del Führer, está convertida en taquería, metafóricamente castigada por la misma vida.

Por su lado, el Casino Alemán está en descuido total y comparte la misma suerte que la que fue la antigua embajada. Entre escombros y loncherías los edificios se desvanecen, una sensación de que el tiempo ha pasado y ha hecho de las suyas arruinando todo, inclusive la ideología nazi, afortunadamente.

Donde años atrás ondeaban las insignias del odio, hoy en día apenas se asoman dos raquíticas antenas rotas. El tiempo.

Imagino a Dietrich, saliendo de la embajada, sudoroso y cansado, quizá con mal aliento, caminando apresuradamente hasta el Casino Nazi para relajarse. Imagino al siniestro personaje acercarse al lugar y en el camino desviarse hacia la calle de Tacuba exacto en el número 15, recinto donde la incipiente comunidad israelita se reunía, para asomarse, hacer una mueca y salir.   

 


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