Enlace Judío México e Israel – El Judaísmo tiene una gran importancia en muchas de las obras de Shostakovich. No era judío pero mostro gran simpatía por el judaísmo y singular interés en los temas judíos. Su última esposa y compañera hasta el final de su vida, era judía.

Sus obras más destacadas de temática judía son la “Sinfonía nº 13 “Babi Yar” y el ciclo de canciones “De la poesía popular judía”.

Shostakovich escribió quince sinfonías. Las tres últimas, ya liberado de la presión estalinista de componer de una determinada forma, son las más originales. La “Sinfonía Nº 13 en si bemol menor”  Op.113 (Babi Yar) fue compuesta en 1962 sobre textos del poeta ucraniano Yevgeny Yevtushenko (1933-2017).

La lectura de su poema Babi Yar, un ataque al antisemitismo, indujo al compositor a escribir un oratorio en defensa de las minorías de los pueblos oprimidos, siendo los judíos su ejemplo más representativo.

Yevtushenko, escribe en 1961 el poema Babi Yar, en el que ataca la indiferencia soviética ante la masacre de judíos en  Kiev en el mes de septiembre de 1941.

Babi Yar es el nombre de un barranco situado en la capital de Ucrania, Kiev. En la mañana del 28 de septiembre de 1941 los invasores nazis que habían ocupado Kiev reunieron a los judíos de la ciudad cerca del cementerio, donde esperaban ser deportados. Pero los alemanes decidieron eliminarlos.

Las ametralladoras abrieron fuego sobre la masa indefensa de hombres, mujeres y niños. Los cadáveres fueron arrojados al barranco. Más de 33 mil judíos fueron masacrados en pocas horas, convirtiéndose en una de las escenas más duras del holocausto. En la masacre participaron colaboradores ucranianos junto a los miembros de las SS.

La ideación de esta sinfonía por Shostakovich coincidió con su matrimonio con Irina Antanovna que era judía. El padre de lrina había sido asesinado durante las purgas estalinistas.

A Shostakovich le encantó el poema y llamo por teléfono a Yevtushenko pidiéndole permiso para ponerlo en música. El poeta acepto encantado y Shostakovich le dijo que ya había terminado la música y le invito a su casa a escucharla.

Mawrinsky había dirigido siempre los estrenos de Shostakovich pero se negó en  esta ocasión por el carácter polémico de la obra. Fue Kondrashin quien dirigió el estreno en diciembre de 1962. Estuvo sometido a muchas presiones e incluso el mismo día del estreno un oficial soviético le sugirió que debía ponerse  enfermo.

Se barajó por las autoridades soviéticas prohibir la sinfonía pero el escándalo internacional hubiera sido muy grande. Se optó por permitir el concierto y luego recomendar con fuerza que no se volviera a interpretar.

Se trata de una obra intermedia entre el oratorio y la sinfonía, en cinco movimientos, para bajo solista, coro masculino de bajos y orquesta.

El estreno fuera de la URSS tuvo lugar en Philadelphia en 1970, con la Philadelphia Orchestra dirigida por Eugene Ormandi, presentándola como la obra prohibida por los soviéticos. En 2018 fue interpretada en Chicago con Muti y la Sinfónica de Chicago en presencia de Irina, la viuda del compositor. La grabación está disponible en CD.

Lo que molestaba a las autoridades soviéticas era la elección del tema. En lugar de la victoria en la gran guerra patriótica se elegía una masacre de ciudadanos soviéticos. Además la obra era evidentemente pro judía en una época de persecuciones antisemitas

El primer movimiento de la Sinfonía lleva el título Babi Yar. Empieza con una breve introducción orquestal. Presenta una sombría melodía. El coro de bajos nos dice que en Babi Yar no existe ningún monumento recordando la tragedia. El bajo solista nos habla del caso  Dreyfus.

La tensión aumenta cuando recuerda el brutal asesinato de un muchacho en Bialistok por rusos borrachos, siendo comentado por el coro. El coro canta con rabia la frase, ¡Golpea a los judíos, salva a Rusia. Sigue el bajo con un emocionado recuerdo del drama de la niña Ana Frank.

La parte final del relato está interrumpida por frases del coro anunciando la llegada de los nazis. Son los golpes en la puerta, que el propio compositor había temido tanto pensando en su posible detención. Un fuerte clímax orquestal nos describe la tragedia, el asesinato de tantas víctimas inocentes.

Las últimas frases cantadas por el solista identifican al propio Shostakovich. No tengo sangre judía en las venas. Pero me odian todos los antisemitas. Con un odio feroz endurecido. Así me odian, como si fuera judío.

Estamos ante una obra amarga. La escucha no es fácil y exige una atención concentrada sin realizar otras actividades simultáneamente. La repetición frecuente es esencial en este caso. La atmosfera es sombría y pesimista. Es la más autobiográfica de todas las sinfonías de Shostakovich que se siente claramente identificado con los poemas utilizados.

En el año 1974, bajo el gobierno de Breznev, se colocó en Babi Yar una escultura de bronce en recuerdo de la masacre. Se subsanaba la queja de la sinfonía que  nos dice en su inicio que en Babi Jar no hay ningún testimonio de la masacre.

El link es la interpretación de esta genial sinfonía por la orquesta del Mariinsky con Gergiev.

 

* El autor es Presidente de la Asociación Europea de Abogados.


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