Enlace Judío – El 18 de julio se cumplen 27 años del atentado terrorista al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) situado en Buenos Aires, Argentina. El ataque cobró la vida de 85 personas y cientos de heridos. El ataque terrorista puso al descubierto que se puede perpetrar un atentado de carácter internacional con logística local sin consecuencias ni judiciales ni políticas para sus ideologías, perpetradores y levemente para sus encubridores.

En este contexto, Leo Nairdof en el boletín comunitario de Nueva Sión del 30 de junio pasado, señala que en este 27 aniversario del atentado de AMIA se encuentra en la agenda política del caso un eje central que es la definición de la justicia acerca de la nulidad de la causa por el fallido memorándum de entendimiento con Irán, impulsado por el gobierno argentino en 2014 y aprobado por el Congreso Nacional de Argentina en ambas cámaras. En el medio, ocurrió el fallecimiento del excanciller Héctor Timerman en un entorno de oscura persecución político judicial que enloda aún más el actuar y los efectos de la Justicia Federal argentina.

Nairdof considera que la elevación a la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la demanda de Memoria Activa al Estado argentino, que reconoció su responsabilidad en 2005, da cuenta no solo de la falta de resultado relevante alguno en la investigación y en el esclarecimiento de la causa central por el atentado, sino que explicó aquello que hoy, por otras razones, sí se encuentra en el eje central del debate político y social de Argentina: la convivencia instituida de sectores de la inteligencia, la Justicia Federal y actores de la política nacional para brindar impunidad a todo tipo de delitos que, como en este caso y en el del atentado de la Embajada de Israel en Argentina (el 17 de marzo de 1992 que causó 29 muertes y 242 heridos) desembocan en crímenes de lesa humanidad.

Nairdof menciona que también este será el primer aniversario tras la muerte del expresidente Carlos Menem, pieza central para entender tanto los motivos, la logística necesaria como el encubrimiento del atentado. Todo esto a pesar del fallo absolutorio del Tribunal Oral Federal en la causa por el encubrimiento.

Sin embargo, el Tribunal si halló probadas las maniobras encubridoras por un pago irregular de 400,000 dólares al acusado Carlos Telleldín y su exesposa Ana Boragni por parte del primer juez de instrucción de la causa, Juan José Galeano; connivencia (complicidad) de los fiscales Ermon Mullen y Jose Barbaccia; el entonces jefe del SIDE, Hugo Anzorreguy; su subsecretario, Juan Carlos Anchezar; y el Comisario de la Policía Federal, Carlos Castañeda. En definitiva todo este entramado habría ocurrido bajo el desconocimiento absoluto de quien fuera presidente de Argentina por 10 años.

Quedará entre los últimos recuerdos la frase pronunciada por Menem en 2016 alegando que sabía quiénes eran los autores del atentado, para luego diluirse en una vaga acusación a la organización terrorista Hezbolá, de la cual no aportó prueba alguna. Del juicio por encubrimiento queda también la denuncia de la abogada por parte de la querella estatal, Mariana Stilman, sobre presiones del ministro de Justicia, Germán Garavano, para exculpar a los fiscales Mullen y Barbaccia.

El ministro Garavano, quien asombrosamente fuera elegido para representar la voz oficial en un acto por el aniversario del atentado a la Embajada de Israel, tuvo también bajo su mando la creación y posterior desmantelamiento de la secretaría AMIA, a cargo del radical Mario Cimadevilla. Fue el propio exsenador por Chubut quien denunció las presiones de Garavano y del presidente Mauricio Macri para no avanzar con las investigaciones. El seguimiento de la causa pasó entonces a un tercer nivel en la jerarquía ministerial.

Por otra parte, la muerte aún no esclarecida del fiscal Alberto Nisman echa otro manto de desvío al esclarecimiento del atentado. Su único legado parece ser una denuncia doblemente desestimada por los jueces Daniel Refecas y Ariel Liso, y fortalecido por los jueces Gustavo Homos y Mariano Borinsky. La casi segura nulidad de dicha acusación, sumada a la investigación de esos magistrados como parte del entramado judicial macrista, dan a entender que los reclamos de justicia por la muerte de Nisman y la acusación por el memorándum solamente reditúan en el juego político, sin un saldo relevante ni pertinente para el acceso a la justicia esperada.

El escenario actual encuentra la causa AMIA en una situación de virtual aislamiento político y judicial, quedando solo como pieza de intercambio en los vaivenes geopolíticos vinculados a negociaciones de deudas externas y compromisos internacionales a la seguridad física y jurídica de los ciudadanos argentinos en general y la comunidad judía en particular. 

El periodo transcurrido desde el 18 de julio de 1994 a la fecha deja como saldo positivo el compromiso constante de algunos familiares, entre otros, los agrupados en Memoria Activa, entre voces que se apagan por agotamiento, indiferencia o vidas que se fueron perdiendo en estos años esperando por señales que den un nuevo vigor a la búsqueda de justicia.

 


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