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Enlace Judío – Alfred Rosenberg fue despreciado por los planes del alto mando nazi cerca del final de la guerra. Quería utilizar a los noruegos, ucranianos, bielorrusos, etc., para imponer sistemas “nazis” en esos países, esperando que estos lucharían con y por los alemanes, mientras seguían la agenda de exterminación de los judíos de toda esa región.

El enloquecido Rosenberg proponía hacer una diferencia entre los eslavos; los bolcheviques serían animales “judaizados” y los pronazis regresarían a ser “arios”, siempre por debajo de los alemanes, que estos  serían la raza superior del mundo. Para esto solicitaba un trato “moderado” hacia los eslavos pronazis, mientras que la filosofía nazi oficial que el mismo Rosenberg ayudó a moldear, crear y difundir, explicaba que tanto judíos como eslavos no merecían trato humanitario por no ser considerados “humanos”.

Tanto Hitler como Himmler y demás directores de agencias nazis rechazaban la propuesta de Rosenberg sobre dividir el concepto sobre los eslavos. Los nazis tenían muy en claro que una vez tomada la Unión Soviética instalarían en los montes Urales campos de exterminio para eliminar de la faz de la tierra a los rusos y esterilizar a 60 millones de rusas para evitar la procreación de ese grupo. Auschwitz era el modelo a escala que planeaban utilizar para la eliminación de los pueblos eslavos así como de otros.

Como parte de sus funciones, Rosenberg ordenó a sus agentes asesinar indiscriminadamente a los judíos llegados o transportados a diferentes campos de concentración sin distinción de edad o género. Esto le causó conflictos con Himmler, por eliminar “cargamentos de trabajadores” que planeaban usar como esclavos. Un dato poco conocido es que entre la escoria nazi de alto nivel se peleaban administrativamente por cuándo y cómo asesinar judíos, eslavos, alemanes comunistas, gitanos y todo tipo de “enemigos”, como el caso de los conflictos personales entre Himmler y Rosenberg.

Himmler y su SS con apoyo de Hitler tomaron realmente el control del este europeo, dejando a un lado a Rosenberg y su cada vez menos importante agencia, sin oficialmente ser despedido del cargo por Hitler.

Rosenberg judío, Rosenberg alemán y Rosenberg nazi

Rosenberg es un apellido 100% alemán que se hizo muy popular entre los judíos ashkenazíes, situación que molestaba, repudiaba y avergonzaba al nazi Rosenberg. Iracundamente criticaba el hecho que los “inferiores” judíos, como los consideraba, utilizaban su apellido, acusándoles de “denigrar” y “prostituir” ese nombre y cualquier nombre alemán utilizado por judíos, como sus 20 años de artículos llenos de odio publicados en los periódicos nazis dejan ver sin lugar a dudas.

Una de las tantas ideas aberrantes de Rosenberg proponía que se le tenía que prohibir a los judíos el uso de nombres y apellidos alemanes, así como del ídish, idioma judeo-alemán. Argumentaba que los judíos deberían usar nombres de su cultura o números o cualquier cosa que desconectara el uso del alemán y demás lenguas germánicas en ellos.

El mal que dejó “el padre del nazismo”

Rosenberg promovió una lista de argumentos para el racismo, antisemitismo y la limpieza étnica ideologizada, estructurada como corriente de pensamiento político, ordenada en un proceso de argumentos de teoría política que se expandieron como una enfermedad. Propaganda de la peor clase, diseñada para llamar la atención de los grupos derrotados, amargados, quebrados y llenos de resentimiento que pronto buscan en otro, en el de enfrente, en el diferente, en el que le va mejor etc. toda una línea para desahogar su frustración.

Rosenberg dedicó su vida a escribir un manual para el antisemitismo que para la mala suerte de la gente decente, sus ideas, conceptos y locuras fueron entendidas por la gente común, ideas que llegaron en un periodo histórico sincronizado por el diablo que supo entender el revanchismo que buscaba el pueblo alemán después de la humillante derrota en la Primera Guerra Mundial. Rosenberg  utilizó el viejo antisemitismo y lo organizó en una serie de ideas que lo “legitimaban” ante la torcida y enferma realidad social alemana de 1918 a 1945.

Los escritos de Alfred Rosenberg definieron mucho cómo se entienden, repiten y utilizan de forma coloquial y popular los conceptos de “raza superior” así como la deshumanización de los demás ya sea por su forma de pensar, origen, color de piel o aspecto.

Tschüss

Alfred Rosenberg fue detenido por los americanos y ejecutado en 1946, condenado a la horca en los juicios de Núremberg. Rosenberg respondió minutos antes de ser ejecutado por crímenes contra la humanidad a la pregunta: “se arrepiente de algo” con un rotundo y escalofriante “no”.

Según reportes de los juicios, fue el único de los condenados en responder así, aunque al momento de su arresto por la policía militar estadounidense argumentó que no sabía nada de la política de exterminio empleada contra los judíos por parte del Tercer Reich. Si bien es cierto que durante los últimos 2 años de la  guerra fue perdiendo importancia para Hitler y el alto mando nazi por ser visto como un radical extremo, la gran influencia de Rosenberg en el nazismo que asesinó a millones por su origen étnico y cultural es evidente. Gozó de gran poder e influencia desde 1920 hasta 1943, dos décadas que formaron la ideología nazi que, como si de un perro rabioso se tratase, arrasó Europa.

Aun así y más allá de los conflictos internos entre los dirigentes de las inhumanas agencias nazis, el nefasto Rosenberg fue un ideólogo y ejecutor de la exterminación masiva de los judíos. Su objetivo fue siempre “liberar” de judíos Rusia y el este de Europa, a la que consideraba infestada de “ratas” como usualmente se refería a los judíos. Decía que los europeos que mantenían buenas relaciones con los judíos vivían “entre ratas”. Solo una mente enferma podría catalogar así a otras personas y Rosenberg tenía una.

Las enseñanzas denigrantes de Rosenberg y su elaborado antisemitismo perduran hoy en día, su racismo y su intento de denigrar y deshumanizar a miembros de diferentes grupos étnicos no murieron con él, su filosofía sigue viva en alguna medida. El no inventó el racismo o el antisemitismo, lo supo incorporar al discurso de la queja política, económica y social de una forma tan hábil que hoy en día es la norma que usan los antisemitas en su retórica, en especial los grupos terroristas de radicalismo islámico. Ese es el peligroso mensaje y  pervertido legado de Alfred Rosenberg, un demonio de carne y hueso.

En el 2013 reaparecieron sus diarios, desaparecidos desde los juicios de Núremberg, Recientemente han sido publicados y existen traducidos al español.

 


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