Enlace Judío – Hoy son más las preguntas que las respuestas pero haré lo posible por encaminar las conversaciones según la evidencia científica que tenemos hoy 5 de agosto de 2021 a medio repunte de la epidemia en México y con más de 20,000 casos positivos reportados el día de ayer. 

Importante recordar algunos puntos que sabemos pero que requieren mayor claridad y esclarecer otros que han cambiado ante el escenario de la variante Delta.

Espero cubrir las dudas más frecuentes y me basaré en las que recibo diariamente con la idea de proveer de más herramientas para tomar mejores decisiones y procuremos la máxima seguridad. 

A ti que hoy me lees te pido que no seas solo lector pasivo sino que te conviertas en portador de este mensaje para replicar más certidumbre y menos coronavirus. Conviértete en una especie de embajador con la idea de blindar tu círculo de confianza, hacer Tikun Olam con información que en este momento tan crítico podría evitar una estadística más.

Empecemos:

1.- ¿Cómo sé si tengo COVID-19 por la variante Delta o por otra variante? 

La única forma de saber qué variante es la que tienes es haciendo una secuenciación genómica del virus, una técnica que se utiliza solamente para investigación. Saber qué variante tienes no es una prueba que se hace de rutina en los laboratorios ya que no cambia en nada la forma en cómo atender a los pacientes. Es información científica importante para la comprensión de la dinámica de la pandemia y por eso los países dan seguimiento a estas variantes reportándolas en bases de datos internacionales, pero a nivel personal no tiene gran relevancia.

2.- ¿En qué se diferencia el COVID-19 por Delta que por las otras variantes?

Según reportes médicos, los síntomas de COVID-19 con Delta son un poco distintos en que ahora es menos frecuente la pérdida de olfato y más frecuente cuadros con estornudos, tos y escurrimiento nasal, pero sigue siendo muy similar la evolución de la enfermedad. Hay que monitorear con el oxímetro los niveles de oxigenación que no bajen de 92-90% y no automedicarse. 

3.- ¿Por qué la gente esta preocupada por Delta, es más agresiva?

Lo que sabemos es que la variante Delta es mucho más contagiosa que la variante original salida de Wuhan. Con el virus original una persona contagiaba en promedio a 1-2 personas y por eso vimos la expansión de la pandemia de forma exponencial. Una persona contagiando a 2, 2 a 4, 4 a 8 y 8 a 16.

Sin embargo, con el tiempo el virus ha acumulado ciertas mutaciones en su genoma, cambios en su material genético que le ha dado la habilidad de infectar con mayor facilidad. Esto ha hecho que alguien con la variante Delta contagie a 8-9 personas. El CDC lo describió como tan contagiosa como el virus de la varicela. Esta particularidad de Delta hace que muchas personas se contagien muy rápido y por eso vemos la subida estrepitosa en las gráficas de casos sucediendo en poco tiempo. Como lo vimos en India y Reino Unido. Pero sobre si es más agresiva Delta es aún difícil de saber. La mayoría de los estudios aún no son conclusivos.

4.- ¿En qué es diferente esta ola a la anterior?

Durante la ola que vivimos en invierno la población hospitalizada era de mayor edad que ahora. Y no es que ahora el virus ataque más a los jóvenes. No. Más bien son los mayores de edad los que ahora están ya protegidos por haber recibido sus 2 dosis de vacunas. Ya no son el grupo susceptible. Hoy son los jóvenes quienes han bajado la guardia y al estar aún no vacunados, o con solamente una dosis, son quienes se están contagiando más.

5.- ¿Es cierto que los jóvenes tienen menos riesgo frente a COVID-19?

Los jóvenes tienen menos riesgo que los mayores de 60 años pero su riesgo no es cero, solamente es menor. Además de que muchos de nuestros jóvenes tienen ciertos factores considerados comorbilidades frente a COVID-19 como diabetes, hipertensión o sobrepeso que pueden hacer que su prognosis no sea tan favorable. Así que es fundamental que puedan vacunarse con esquemas completos y seguir con el cubrebocas para evitar que se contagien.

Al vacunarse, los jóvenes protegen a los mayores de edad que posiblemente no crearon una respuesta inmunológica tan robusta luego de la vacuna. Hoy, muchos jóvenes están enfermándose con cuadros complicados y son precisamente los de entre 20-39 años quienes están aumentando su proporción en los hospitales, antes conformaban al 15% y ahora representando a 1 de cada 3 hospitalizados. Pero además es importante recordar que aunque algunos jóvenes tengan enfermedad más leve tienen el mismo riesgo de tener secuelas post-COVID a semanas o meses de su infección aguda.

6.- ¿Es cierto que personas vacunadas se están contagiando?

Las vacunas no evitan que una persona se infecte con el virus, lo que evitan es que las personas vacunadas se enfermen de gravedad. Las vacunas minimizan el riesgo de hospitalización y muerte por COVID-19. Según datos de los CDC de EE. UU., de los 164 millones de americanos vacunados se han reportado 125,000 casos de COVID-19, es decir 0.077% de infecciones post-vacuna, de las cuales 6,239 requirieron hospitalización, que corresponde a un 0.004% y 1,263 fallecieron, 0.001%.

Si recordamos los números que manejábamos antes de las vacunas, el 20% de las personas con COVID-19 requería atención médica y 1-2% fallecían. Esto sigue así para los no vacunados, pero para los vacunados ahora la letalidad de 1-2% disminuyó a 0.001%.

7.- Entonces, ¿para qué el cubrebocas?

Porque las vacunas no hacen el trabajo solas. Nada es 100%. Hay que hacer un conjunto de esfuerzos para minimizar los riesgos. Las vacunas evitan la enfermedad grave pero los cubrebocas evitan la infección. Y esto es importante. Sabemos que el virus se propaga principalmente por el aire, como un humo transparente con partículas virales suspendidas, similar a un humo de cigarro pero sin color ni olor. Así, este humo puede quedar por horas suspendido en los ambientes donde personas con COVID-19 estuvieron y por ello el cubrebocas es nuestra mejor herramienta para prevenir inhalar virus que pudiera estar flotando en algún espacio.

Al respirar o hablar podemos estar sacando virus sin saberlo… recordemos que la mayoría de los contagios se dan cuando las personas son presintomáticas o asintomáticas, es decir no se sienten mal. Con esto en mente hoy sabemos que COVID-19 es una enfermedad que sí podemos prevenir abriendo ventanas, ventilando, tratando de no estar con más personas, solo conviviendo con quien vives, vacunándonos con ambas dosis y usando cubrebocas. Debemos cuidar el aire que respiramos porque por ese medio es por donde el virus se contagia principalmente.

8.- ¿Cuál cubrebocas es mejor?

El mejor es el que puedas usar correctamente por mucho tiempo, que te quede cómodo y bien ajustado sin dejar espacios entre la tela y tu piel (para que este “humo transparente” llamado aerosol no entre por ese espacio). Claro que de preferencia sea un KN95 o N95 sin válvula, pero uno de triple capa de tela o quirúrgico puede funcionar bien si no estas en espacio de alto contacto. Importante que los niños mayores de 2 años también lo utilicen tal como lo recomienda la Academia Americana de Pediatría. Los menores son parte de la solución a la pandemia y debemos incluirlos en el esfuerzo, deben aprender a cuidarse.

9.- ¿Puedo ponerme una tercera dosis de vacuna?

Por el momento no hay evidencia científica para hacer esta recomendación. Solamente las personas con inmunosupresión o alguna condición médica que los ponga en mayor riesgo deberían considerarla, pero las personas que se han vacunado ya con esquemas completos siguen protegidas para lo más importante que son complicaciones y muerte por COVID-19. Esta información puede ir cambiando y por eso debemos estar atentos, pero por lo pronto es importante no acumular vacunas y siempre consultar a tu médico.  

10.- ¿Los niños deben regresar a la escuela?

No hay duda de que el mejor espacio para el desarrollo adecuado intelectual, emocional y social de los menores es la escuela. Incluso países han mostrado que siguiendo los protocolos adecuados las escuelas no son entornos donde suceden contagios; los contagios llegan por que se dan en casa pero dentro de los colegios no suceden brotes gracias a las medidas establecidas de mitigación.

Sin embargo los colegios pueden garantizar la seguridad de todos los miembros de la comunidad no solo siguiendo los lineamientos establecidos sino también cuando la pandemia a nivel local está controlada. Cuando los contagios comunitarios son altos (los CDC proponen como indicador de esto la positividad de pruebas de COVID-19 y los casos relativos a la población) aumenta el riesgo también en las escuelas. Las escuelas no son ajenas a las comunidades donde están. En este momento en México es importante repensar la apertura tan ansiada y valorar cuándo es el mejor momento para hacerlo con seguridad. 

Una nota final

Ya hoy todos sabemos “cómo cuidarnos”, sin embargo evidentemente no ha sido suficiente porque vemos cómo al menos 1 de cada 1,000 mexicanos tienen hoy COVID-19, así que te invito a reforzar eso que ya sabemos hacer. No es momento de flaquear.

La pandemia sí terminará pero aún nos falta. Falta que más personas se vacunen más rápido. Seguimos en esta carrera contra el virus y durante esta travesía queremos evitar que surjan mas variantes que de nuevo nos cambien la “jugada”. Es por ello que es fundamental que le pongamos entre todos una barrera de inmunidad con las vacunas, una barrera física con el cubrebocas, y una barrera infinita abriendo ventanas para dejarlo que se esparza por el aire y no encuentre a quien contagiar.

Esto es labor tuya, de todos. Dejemos de ser egoístas. Tenemos que aprender a coexistir con el virus siguiendo nuestras medidas de higiene para dejar de ser corresponsables de esta perpetua cadena de transmisión.

Todas las estrategias de mitigación tienen costos y beneficios. Nadie quiere economías cerradas y niños en casa. De todas las estrategias el cubrebocas tiene el menor costo con el mayor beneficio. Así que úsalo correctamente y da el ejemplo. El cubrebocas no hay que verlo como castigo sino como nuestro mejor aliado, la mejor herramienta de combate.

 


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