Enlace Judío – Después de cinco casos de lanzamiento de cohetes desde el Líbano hacia territorio israelí, es difícil escapar a la conclusión de que se ha abierto un nuevo frente en el norte que requiere tratamiento inmediato.

Hasta ayer, había elementos en Israel que trataban estos eventos como esporádicos. Tres casos, explicaron, se llevaron a cabo durante la Operación Guardián de los Muros en solidaridad con los residentes de Gaza, y el cuarto, hace 2 semanas, fue una respuesta a un ataque atribuido a Israel en Siria. En cualquier caso, se argumentó, no hubo víctimas ni daños, por lo que es inquietante, pero no el fin del mundo, ciertamente no es algo que valga la pena preocupar en la  frontera norte.

Después del quinto caso, parece que esta pasividad que comenzó en el gobierno de Netanyahu y continuó en el gobierno de Bennett, requiere ser revisada. Israel debe tratar estos hechos de acuerdo con la prueba de la intención, no la prueba del resultado. Quienquiera que haya disparado cohetes contra Kiryat Shmona ayer por la tarde, tenía la intención de atacar y la intención de matar. El hecho de que fracasara es una coincidencia; la próxima vez puede que tenga éxito y ello conduciría a una guerra de proporciones.

Creo que es hora que Israel debe pasar de la respuesta a la iniciativa; de la defensa al ataque. No  hay que sentarse a esperar a los  misiles Katyusha palestinos o del Hezbolá, ​​sino localizar quién es el responsable de su lanzamiento, y probablemente los mismos factores en todos los casos, y asegurarse de que no puedan lanzar más, ni misiles ni palabras.

No está claro por qué esto no ha sucedido hasta ahora. La inteligencia israelí ha logrado resolver desafíos más complicados que algunos palestinos que operan desde una de las ciudades del sur del Líbano. El hecho de que continúe el tiroteo pone en peligro a los habitantes del norte, y, más allá, pone en peligro al Estado de Israel en una escalada no deseada y no planificada, como consecuencia de un deterioro que comenzará con un hecho táctico aparentemente insignificante.

Durante los años 80 los bombardeos continuos de la OLP sobre el norte de Israel precipitaron la primera guerra en el Líbano. No hay que esperar que esa situación en la que el norte de Israel fue martirizado constantemente se transforme en una nueva realidad.  Es intención del Hamás de abrir a toda costa un nuevo frente contra Israel. Ya no en Gaza o Judea y Samaria sino en el Líbano, un país azotado por una crisis de gobernabilidad, sanitaria, económica y con un ejército desarmado que no puede hacer frente a los grupos que operan en el sur del país.

Del otro lado de la frontera norte de Israel hay factores que quieren cambiar las reglas de juego. Israel debe evitarlo. Para ello debe tomar la iniciativa dejando otras consideraciones de lado. Si los niños en Kiryat Shmona y Metula vuelven a no dormir, tampoco deberán dormir los que disparan desde aldeas chiitas o campamentos de refugiados palestinos. Caso contrario, nacerá un escenario con similitudes a Gaza.  Ya es bastante que los habitantes del sur cada tanto reciban misiles, globos, incendios o infiltraciones. La frontera norte no puede transformarse en una nueva pesadilla.

 

*El autor es director de Comunidades Plus y corresponsal en Argentina de Enlace Judío


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.