Enlace Judío México e Israel – Los rápidos cambios en el mundo islámico plantean preguntas importantes sobre las consecuencias para Israel.

¿Cuáles son estos cambios?

En Irán hay un nuevo presidente, Ebrahim Raisi, un protegido del líder supremo, el ayatolá Ali Khamenei. Su elección les da a los conservadores el control de todas las partes del gobierno iraní, eliminando virtualmente a los pocos moderados o reformistas que aún tenían cierta influencia.

Raisi fue el líder del poder judicial iraní, acusado de violaciones de derechos humanos, que ordenó la ejecución de 5 mil disidentes políticos en 1988. Es considerado intransigente y los analistas estiman que planteará serias exigencias a la permanencia de Irán en el acuerdo sobre desarrollo de armas nucleares.

En el Líbano, la crítica situación económica conduce a conflictos de intereses entre diferentes facciones. Los líderes cristianos exigen que el gobierno central tome el control del sur del país, ahora en manos del grupo terrorista chií Hezbolá; hay una división entre los drusos partidarios y oponentes de Hezbolá y los sunitas se sienten abandonados por su liderazgo. El entorno de caos está bien explotado por Hezbolá, respaldado por Irán.

La Franja de Gaza sigue dominada por el también terrorista Hamas, grupo que se identifica con la peligrosa Hermandad Musulmana, enemigos de la OLP – Organización de Liberación de Palestina – que domina la zona llamada por algunos como Cisjordania y por otros como Judea y Samaria.

Después de la Guerra Civil en la que Hamas derrotó a Fatah (el principal grupo de la OLP), la situación en Gaza se deterioró. Hoy en día, el nivel de desempleo alcanza el 44%, y en el grupo de jóvenes hasta los 27 años el desempleo alcanza el 70%, un terreno fértil para el reclutamiento de terroristas tanto por Hamás como por muchos otros grupos que operan en la región, como la Yihad Islámica, FPLP, PRC, BMAA y otros menores.

Las diversas guerras han llevado a la destrucción de gran parte de la infraestructura de Gaza, sin embargo, en lugar de recuperar la infraestructura, Hamás invierte fuertemente en el fortalecimiento de su estructura militar y redes de túneles para futuras confrontaciones con Israel.

En Siria, en guerra civil desde hace más de una década, la desintegración política y la injerencia de potencias extranjeras no permiten visualizar la estabilización. Las tropas iraníes, turcas, norteamericanas y rusas están presentes en Siria, cada una aliada con otro grupo como alauitas, sunitas, kurdos, etc. El caos interno no le permite al gobierno ninguna maniobra en el campo de las relaciones internacionales.

En Irak, la situación no es muy diferente. Turquía lucha contra los kurdos del PKK, los iraníes y los norteamericanos se enfrentan, el gobierno central carece de apoyo popular, los grupos terroristas del ISIS disparan cohetes y envían bombarderos contra sus oponentes.

En esta sopa de odio y confrontación, los ojos se vuelven hacia Afganistán y la reciente toma de poder de los talibanes. Es la segunda vez que los talibanes toman el control de Afganistán. Por primera vez, el país se convirtió en un refugio para los más diversos movimientos terroristas islámicos.

Los talibanes permitieron bases de entrenamiento, lugares de refugio, protección y libertad de acción. Esto podría significar el estímulo y el crecimiento de movimientos terroristas como Al Qaeda, Boko Haram, Yihad Islámica, Hamás, Houtis, Al Shabbab. Estos grupos pueden incendiar el Medio Oriente, el norte de África y llevar a cabo importantes actos terroristas en todo Occidente.

Los países identificados con Occidente y los aliados de Estados Unidos en Oriente Medio tienen mucho que temer. Bahréin, Marruecos, Sudán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, así como grupos de países en conflicto como los kurdos en Irak y Siria, están analizando los riesgos que corren si Estados Unidos retira su apoyo como lo hizo en Afganistán.

¿Y qué le pasa a Israel en este caldo?

El ascenso de los Talibanes y el entusiasmo expresado por los grupos terroristas plantean dos situaciones opuestas e importantes para Israel.

En el ámbito interno, Israel necesita fortalecer sus servicios de inteligencia y prevención para un eventual resurgimiento del terrorismo. Los talibanes son el grupo terrorista más rico del mundo.

Antes de la reciente victoria, el ingreso anual de los talibanes se estimaba en 1, 250,000,000 dólares y se espera que crezca aún más. El control sobre el comercio de heroína y otros derivados del opio, que ya era fenomenal, se vuelve casi absoluto. La eventual libertad de acción de los grupos islámicos ejerce una gran presión sobre la seguridad de Israel.

En el campo externo la situación se invierte. Los países de Medio Oriente alineados con Occidente tienen mucho que temer. La rápida salida rápida y la consecuente caída de Afganistán en manos de talibanes extremistas Islámicos asusta todos los países que firmaron los Acuerdos de Abraham y otros, que no lo firmaron pero siguen aliados a los norteamericanos como Arabia Saudita, Oman, Jordania, Egipto y otros.

Para la mayoría de estos países, Israel se vuelve más confiable que los EE. UU. Y también está mejor preparado para enfrentar a grupos terroristas, tanto por su altísima capacidad para recopilar y analizar datos, como por su capacidad para prevenir y reaccionar ante ataques. Por tanto, la probabilidad de un aumento significativo de la cooperación en materia de seguridad entre estos países es alta.

Los acuerdos de Abraham ya han aportado innumerables frutos económicos y financieros a los Emiratos, Bahrein, Marruecos y el Sudán.

El intercambio de tecnología avanza, las empresas conjuntas proliferan, el turismo tiene un inmenso potencial, los acuerdos entre universidades y hospitales y la cooperación en materia de seguridad dan tranquilidad a los avances del atribulado Irán.

No será diferente frente a las amenazas terroristas. Por lo tanto, países como Arabia Saudita que aún no han establecido un acuerdo de paz con Israel probablemente buscarán cooperación en el área de seguridad, aunque de manera discreta frente al público.

Este acercamiento y cooperación también puede transformarse en un progreso frente a los palestinos. Después de más de una década sin contactos, el nuevo gobierno israelí muestra una discreta aproximación con el liderazgo palestino.

Así, el presidente de Israel, Herzog, llamó a Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, y ya han hablado en dos ocasiones.

El ministro de Seguridad Pública de Israel, Omer Bar Lev, llamó a Abbas para desearle un feliz Eid El Adha, la fiesta religiosa más importante para los musulmanes.

La Autoridad Palestina envió cuatro camiones y un grupo de bomberos que se unieron a 1500 bomberos israelíes combatiendo el inmenso incendio en las montañas de Jerusalén.

El ministro de Defensa, Gantz, llamó y agradeció a Abbas y señaló que vivimos en la misma zona y que la cooperación beneficia a todos.

Los ministros israelíes de diferentes áreas han estado hablando por teléfono con sus homólogos de la Autoridad Palestina. Tanto Bennet como Lapid visitaron Jordania, un socio importante de la Autoridad Palestina y el Primer Ministro de Israel está invitado a visitar Egipto.

Todavía estamos lejos de las conversaciones en torno a una mesa. Pero después de muchos años, las relaciones Palestino-Israelíes comienzan a aceitarse y la pesada locomotora de la paz parece estar preparándose para emprender su viaje.

¡Ojalá, Inshallah, Halevay!

* El autor es brasileño residente en Israel, es un guía turístico, palestrante y activista comunitario.


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.